Veo tanta gente aceptando lo inaceptable… defendiendo lo indefendible… que se hace fácil percibir que muchos no creen que haya otra opción que no sea lo menos peor.
Y aceptan y defienden lo que es malo por no imaginar siquiera que haya otras posibilidades, y entre ellas, la de tener lo que es muy bueno, óptimo… maravilloso…
Parece que hay quitado del menú de alternativas de mucha gente, o de algunas partes de muchos de nosotros, las opciones: bueno, muy bueno y óptimo, y
en algunos puntos sólo creemos que podemos elegir entre lo peor y lo menos peor. ¡Mientras mantengamos esa creencia, esa será sin duda nuestra única opción para elegir!
Fuimos llevados hasta un punto en que ya no vemos ninguna salida creativa a no ser aquellas que nuestras creencias nos ofrecen como las únicas disponibles…
Esas partes nuestras que se apegan a tan pocas posibilidades y todas malas, en nuestra vida personal, en nuestros países o nuestro planeta, nos piden socorro para que hagamos algo para modificar ese escenario tan sombrío… si están todos visibles y para darnos la oportunidad de hacer algo…
Lo que se manifiesta fuera es un reflejo de lo que tenemos dentro, una proyección de nuestras creencias…
Pero ¿cómo ir más allá de esas creencias y de esos límites rígidos que ellas nos imponen?
Si sabemos que todo es un espejo que nos refleja, sabemos también que no sirve de nada limpiar el espejo si queremos ver reflejada otra realidad… ¡Lo que tiene que cambiar somos nosotros!
Podemos observar en nuestras vidas, en nuestras historias, dónde estamos aceptando lo menos peor, dónde fue que hemos perdido el hilo de esperanza que nos conecta con el campo de todas las posibilidades.
Mira tu vida con ojos de águila y percibe dónde es posible ir más allá, percibe dónde estás aceptando lo que para tu Alma es inaceptable… Cree en que milagros y transformaciones son posibles y están siempre disponibles para quien tiene el coraje para realmente querer ir más allá.
A menudo permanecemos en el estancamiento y en la desesperanza por pura acomodación y pereza de sacudir todo, de mover todo de lugar, si fuese preciso… para no aceptar menos de lo que es nuestro por Derecho Divino.
¿Por qué somos tan fácilmente controlables?
¿Dónde perdimos nuestro poder personal y nuestra conexión con nuestra parte Que Sabe – esa que siempre nos saluda con nuevas posibilidades y con sincronías que llenan de alegría y de esperanza nuestro caminar – y empezamos a creer en todo lo que nos pasan como verdad, sin cuestionarlo?
¿Dónde hemos empezado a ser seguidores sin opinión?
Lo que no falta son preguntas, pero las respuestas están todas dentro de cada corazón que se abre para la vida. Quien tiene el coraje de no aceptar lo que están mostrándonos como vida posible. Quienes nos quieren bajo control, quieren gente adormilada, sin voluntad y sin energía para cuestionar siquiera…
Pero si el corazón late y llama con una pizquita de esperanza, vale la pena seguir sus caminos, aunque sea preciso abrir sendas de lo nuevo y pasar por donde nadie ha pasado todavía… Hay cosas que son para ti y sólo tú puedes acceder a ellas y traerlas a la Luz ¡porque forman parte de tu camino, de tu propósito! Si el corazón llama… ¡ve!