Conozco una cuentecito muy bonito cuyo autor es desconocido:
En una reunión escolar, la directora subrayaba el apoyo que los padres deben dar a sus hijos. Pedía que se hiciesen presentes siempre que posible. Ella entendía que, aunque la mayoría trabajase fuera, deberían hallar un espacio para el acercamiento y entender a los críos.
Se sorprendió mucho cuando un padre se levantó y explicó con cierta humildad que él no tenía tiempo para hablar con su hijo, ni tampoco para verlo durante la semana, porque cuando él salía para trabajar era muy temprano y el hijo aún dormía y cuando llegaba, muy tarde, el niño ya no estaba despierto. Explicó, asimismo, la necesidad de trabajar de esa forma y que eso le producía angustia, por no tener tiempo para su hijo, y que intentaba redimirse yendo a darle un beso todas las noches cuando llegaba. Y, para que su hijo supiese de su presencia, hacía un nudo en la punta de la sábana. Lo hacía así religiosamente todas las noches.
Cuando el niño despertaba y veía el nudo, sabía que su padre había estado allí y le había dado un beso. El nudo era el medio de comunicación.
La Directora se emocionó con aquella historia sencilla y tuvo gran sorpresa al constatar que el hijo de aquel hombre era uno de los mejores alumnos de la escuela.
Hay maneras sencillas de exteriorizar el amor.
A veces nos preocupamos tanto con la forma de decir cosas, que nos olvidamos de interaccionar a través del sentimiento y de simples gestos.
Para aquel hijo, la actitud representaba mucho más que regalos o disculpas vacías. Es válido que nos preocupemos por hacer regalos a las personas, pero lo importante es que éstas registren la presencia del amor.
Para que haya sintonía es preciso escuchar el lenguaje del corazón, pues en materia de afecto, la actitud habla más fuerte que cualquier palabra o cualquier regalo, incluso aunque sólo sea un nudo.
Publicado dia 4/8/2020 11:35:17 AM em STUM WORLD
