¿Conoces a alguien súper cautivador, que encanta a la mayoría de la gente con sus gestos, con su modo de hacer uso de las palabras, y que tiene la capacidad de conducir la mirada de todos hacia él, ya que nadie se escapa a su encanto?
Estos tipos suelen formar parte del grupo de personalidades con características narcisistas. Como rasgo común a todos, acostumbran a actuar de manera inescrupulosa, con incorruptible invisibilidad y de modo velado, puesto que el éxito de sus intentos depende de que sean bien vistos y amados por todos a su alrededor. Son los verdaderos maestros de la conquista, y en este juego vale todo para estar en el éxtasis de la sensación de ser idolatrado y amado. Todos son excesivamente inmaduros, tanto afectiva como emocionalmente, y a un nivel algo más profundo del que ellos muestran, el buen observador distinguirá un enorme miedo, sumado a la imposibilidad de hacer conexiones reales, lo cual evidencia la incapacidad emocional que tienen para ver al otro y para asumir compromisos.
Esas personalidades, que encontramos en ambos sexos, no sosiegan intentándolo todo hasta conseguir conquistar lo que han elegido como objetivo del momento. Como cualquier mercancía expuesta en un gran mercado, para ellos, en su mente inconsciente, las personas solamente son como cosas u objetos, mercaderías en exposición para ser adquiridos en alguna tienda. Por tanto, los objetos más caros y menos asequibles son los que más les cautivan.
Tras la conquista, sin embargo, colocan esos trofeos, ahora antiguos, de vuelta en los anaqueles y salen en busca de cosas nuevas y situaciones que creen más interesantes que los objetos-personas ya conquistados. Un mecanismo que roza la perversión, o ya lo es, cuando las personas únicamente existen en sus juegos mentales de seducción y conquista; y también porque ellos mismos son rehenes de esta continua forma de comportarse. Funcionan comandados por la necesidad inconsciente de llenar su vacío emocional y por las carencias afectivas importantes, que son confundidas y sustituidas por las personas, objetos y cosas del momento. En este sentido, la angustia velada en estos seductores les hace usar de todas sus incansables maniobras de conquista, si la persona-objetivo se muestra indiferente o incluso no cede a sus embestidas. A fin de cuentas, ellos necesitan tenerla, porque así lo desean ¡y tiene que ser, a toda costa! Una empresa sin gloria que acaba minando todo cuanto puede significar vida para las presas elegidas, cuando éstas no despiertan a tiempo y no se dan cuenta de la grave enfermedad psicológica de tales narcisistas y seductores patológicos.
Los seductores perversos son los mayores rehenes de sus propias necesidades de conquistar, siendo que difícilmente entran en contacto con los niveles más profundos de su psiquismo, que son lo que pone en marcha toda esa parafernalia externa de comportamientos no empáticos para con los demás. Están desprovistos de la capacidad de vincularse, y debido a eso jamás se apegan, lo cual resulta en la imposibilidad de tomar en consideración los sentimientos de quien quiera que fuese.
El juego de la seducción puede volverse extremadamente drástico cuando se convierte en un acto compulsivo que puede culminar o no en la realización del acto sexual, lo cual por unos breves momentos puede hacer creer al seductor perverso que él es el tipo, que él es el bueno. Normalmente, cuando perciben que la persona ya es presa suya y está entregada a la seducción impuesta, los seductores suelen perder el interés, dedicándose a nuevas conquistas.
Es importante notar que esos conquistadores perversos no siempre tienen un buen desempeño sexual, lo cual también puede en el futuro ser utilizado para culpabilizar a las víctimas, acelerando su descarte.
Cuando se les descubre, y aunque la psiquiatría los tenga por enfermos psíquicos, aún así hay muchos que continúan engañando, ya que siguen siendo extremadamente articulados y hábiles.
Para los desavisados, la detección se hace difícil. Por eso mismo, cabe la alerta sobre cómo son, cómo proceden y cómo funcionan. Vale tener el conocimiento de que hay más tipos de estos rondando por ahí de lo que podríamos sospechar. Hemos de recordar que a ellos sólo les importa el placer de obtener sus conquistas del momento, para seguidamente descartarlas. Un esquema que puede durar toda una vida.
Para tu protección, es preciso que sepas que las insistencias excesivas mezcladas con mucha seducción pueden formar parte de una trama estratégicamente delineada que enmascara una manera de proceder comparativamente igual a la de los adictos a las drogas, que hacen de todo para obtenerlas cuando están en carencia. La sutil diferencia está solamente en la falta de conocimiento de la población en general.
Estar al tanto de que esas personas existen y de cómo funcionan, y saber que hay mucha gente enferma en medio de nosotros es el inicio de una autoprotección que puede valerte la vida.
Silvia Malamud é colaboradora do Site desde 2000. Psicóloga Clínica, Terapias Breves, Terapeuta Certificada em EMDR pelo EMDR Institute/EUA e Terapeuta em Brainspotting - David Grand PhD/EUA.
Terapia de Abordagem direta a memórias do inconsciente.
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Autora dos Livros: Sequestradores de almas - Guia de Sobrevivência e Projeto Secreto Universos