En nuestra sociedad narcisista, donde lo que cuenta es lo superfluo, lo efímero y lo fugaz, la dificultad para hacer frente a la frustración está en alza. Tenemos, como consecuencia, la falta de todo aquello que pueda significar una estructura interna que ofrezca un norte de significados.
A causa de esas demandas, en general, las personas se hallan demasiado vacías y sin contenido en medio de sus innominables angustias. Salen sin rumbo, en una tentativa frenética de rellenar esas brechas emocionales, al mismo tiempo que tratan de dar un sentido de legitimidad a sus vidas.
Teniendo en cuenta que esas angustias son muy grandes y que en la sociedad moderna lo que impera es el rendimiento, un gran número de personas se van hundiendo en vicios y trastornos, buscando mitigar el sentimiento de dolor que los espacios vacíos de significado contienen.
Como tentativas alucinantes para intentar rellenarlos, sobrevienen las dependencias, de tecnología, teléfonos móviles, video-juegos, vicios en Internet (juegos y participación en las redes sociales, en los chats, WhatsApp, compras online y otros).
En los días de hoy, las cosas y situaciones que pueden dar sentido a la vida son altamente mudables, nada es fijo. Aquello que en este momento puede ser el no va más en la ilusión del placer de colmar, al poco tiempo puede cambiar, ya que algo supuestamente mejor puede aparecer con un brillo inusitadamente diferente. Como todo está bajo la mirada de la brevedad y de lo efímero, el mundo interior raramente se mantiene satisfactorio.
Debido a toda esa demanda y por la enorme dificultad de lidiar con el vacío, la mayoría de los jóvenes de nuestra época intenta sobrevivir en medio de esta marea, aparentando fortaleza, aunque en realidad sean vulnerables. Los vicios, por tanto, acaban cumpliendo la función de anestesiar toda la ansiedad proveniente de esas cuestiones.
El problema es que los vicios, en general también pueden estar relacionados con situaciones de conflictos en la tentativa de llenar frustraciones, sólo que no funcionan. Esas cuestiones vienen de exigencias emocionales y se hace imposible resolverlas mientras no se entre en contacto directo con ellas. Se actúa entonces en la tentativa de llenar un supuesto costal que no tiene fondo, por lo cual el éxito es imposible.
Otras señales del mismo tipo aparecen cuando las personas empiezan a comprar un exceso de productos y cosas que a fin de cuentas ni siquiera van a usar.
Cuando las personas se perciben en ese derrotero de vicios, y en aquellos momentos en que se cuestionan el motivo de haber obrado ciegamente en sus adicciones, es posible tratar el problema con terapia, y a menudo con antidepresivos, que también entran en acción como coadyuvantes en los procesos de rescate de contenidos interiores saludables, así como para contener los impulsos.
Actualmente, tanto hombres como mujeres pueden sufrir esos trastornos relacionados con los vicios con que buscan rellenar el vacío; o incluso como sustitutos, o sea, cuando no se es capaz de lidiar con determinados asuntos, a menudo se producen esos desvíos de conducta, una especie de distracción de la mente para que lo emocional avasallador no se haga dueño de los psiquismos por entero. Muchos, por tanto, pasan gran parte de la vida enviciados en el trabajo. En esos casos, hay un enmascaramiento del lugar depresivo, la vida está vacía y cuanto menos se vive en la frecuencia del placer, más la libido, o lo que da alegría, queda transferido a otras situaciones de la realidad, que aquí enfocamos en el exceso de trabajo; éste funciona como defensa para que no se vean o se tengan que enfrentar cuestiones mayores que claman por resolución. En tales situaciones el estado ilusorio de placer y de conquistas anda paso a paso con un malestar existencial que tiende a hacerse cada vez mayor, cuanto más la persona delimita en sectores su vida, priorizando únicamente un tipo de conquista y dedicación. La vida nos urge a todos de modo global y trabajar en exceso nos remite a la percepción de aquellos animales que llevan anteojeras para que no puedan mirar hacia los lados y sólo vayan de frente.
Los resultados de estas posturas son las menores oportunidades de tener amigos y relaciones fuera del ambiente de trabajo. Por tanto, es de importancia máxima tener cuidado con los excesos, del tipo que fuesen, y en el caso mencionado aquí, tratar de poner límites a nuestras actividades. El tratamiento se hará con terapia y actividades diversas que proporcionen placer, logrando compensaciones más saludables.
En lo referente a los video-juegos, por ejemplo, el vicio surge por lo regular en adolescentes y jóvenes que pasan a socializarse relacionándose únicamente detrás de la pantalla de un computador, lo cual constituye una evidencia de la dificultad que tienen para enfrentar frustraciones y de la ansiedad que les produce entenderse con lo nuevo. La pantalla, por tanto, funciona como una mampara de protección.
Los signos de que algo va mal pueden ser síntomas físicos y problemas de salud.
Los padres, a su vez, deben tener empatía ante las dificultades de los hijos, si bien estableciendo límites claros. Si fuese necesario, hay que buscar orientación externa, incluyendo la posibilidad de ayuda terapéutica para los hijos que tengan mayores dificultades para enfrentarse a la realidad fuera de la web. Ya hay clínicas para la desintoxicación de adictos a la tecnología diseminadas por el mundo, lo cual denota cuán dañino se ha venido mostrando este nuevo comportamiento social.
Los agobios y la rutina estresante han venido a aumentar los casos de depresión y ansiedad, porque dificultan en gran manera la posibilidad de que las personas tengan tiempo para elaborar la propia vida, permaneciendo todo el tiempo conectadas al piloto automático sin hacer reflexión ni cuestionamiento alguno, lo cual puede llevar a todo tipo de vicios, a depresiones, y por añadidura, a reacciones y movimientos de agresividad.
En casos de padres e hijos, es importante que los progenitores estén más presentes y que traten de comprender la dinámica emocional, la cultura y las demandas que viven, y siempre procurando saber imponer límites saludables sin tiranía, pero con poder para delimitar espacios y actitudes necesarias. Abriendo espacio para que el adolescente pueda ver la realidad de modo diferente de cuando es rehén de vicios, de la web o de lo que fuese. No es posible hacer una reflexión si estamos presos en los vicios e inmersos en los mismos ambientes.
El tratamiento es posible llevando una terapia y siguiendo las instrucciones de profesionales adecuados y, si fuese necesario, empleando medicación indicada asimismo por profesional específico.
Silvia Malamud é colaboradora do Site desde 2000. Psicóloga Clínica, Terapias Breves, Terapeuta Certificada em EMDR pelo EMDR Institute/EUA e Terapeuta em Brainspotting - David Grand PhD/EUA.
Terapia de Abordagem direta a memórias do inconsciente.
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Autora dos Livros: Sequestradores de almas - Guia de Sobrevivência e Projeto Secreto Universos