Cuando pensamos en el concepto de lucha, pueden producirse dos asociaciones: esfuerzo gigantesco para alcanzar algo deseado, o enfrentamiento con alguien, por divergencia de opinión.
Sin embargo, la lucha también está asociada a una actitud de resistencia, y en este caso es eminentemente psicológica, interna. Hay quienes luchan todo el tiempo contra la realidad, las circunstancias de la vida.
Esta es una postura que puede engendrar mucho sufrimiento, visto que es imposible tener el control sobre todas las variables del destino. Está claro que el libre albedrío sólo nos permite actuar hasta determinado punto.
No obstante, hay situaciones cuyos factores no dependen de nuestra acción o de nuestros deseos. Cuando esto sucede, lo peor que podemos hacer es resistir, entablar una batalla interna contra los acontecimientos.
Podemos decir que aceptar la vida como ella es constituye una no-actitud. Y esto es bastante difícil de comprender. La mayoría de nosotros hemos sido condicionados a considerar que una actitud es siempre necesaria, para enfrentarnos a cualquier situación.
Pese a todo, el secreto de la felicidad está en el aprendizaje de que, a veces, la no-actitud es el modo más inteligente de reaccionar ante la vida. Pero esto sólo es posible cuando se tiene una confianza absoluta en la ley básica del Universo, que es su permanente cambiar.
Cuando asumimos esa comprensión, sabemos que este ciclo habrá de cerrarse en algún momento, para que uno nuevo se inicie. Y sólo entonces será posible proceder, actuar, siempre de acuerdo con las señales que la vida va enviando.
Percibir las señales es, por cierto, el mayor de los aprendizajes. Solamente aquel que se mantiene en permanente sintonía con la energía de la Presencia en sí, tendrá, en algún momento, la intuición sobre la actitud a tomar.
Mientras la respuesta no surge, lo mejor que se puede hacer es relajar y disfrutar de la mejor forma posible del momento presente, hasta que la rueda de la vida gire, trayendo nuevas posibilidades.
La Gran Enseñanza es la rendición;
ceder tu control y dejar que el Todo te arrebate
para donde quiera que desee llevarte.
No nades contra la corriente.
Déjate ir con el río,
conviértete en el río,
que el río ya va hacia el mar.
Esa es la Gran Enseñanza.
Osho – en Tantra, la Suprema Comprensión.