He venido abordando temas sobre relaciones abusivas entre padres e hijos, entre hijos y padres, entre parejas sentimentales, en el trabajo, en las escuelas, donde a menudo esas situaciones aparecen en formato de acoso escolar, en los medios sociales, religiosos y comunitarios en general.
En nuestra actualidad, como el inmediatismo vale para todo, la dificultad para soportar la frustración y para darse la oportunidad de conquistar recursos personales, a fin de superar situaciones incómodas lidiando con impedimentos naturales que pueden surgir a lo largo de la vida, acaba por dinamizar la manifestación de seres narcisistas, totalmente enfocados en sí mismos.
Los comportamientos se vuelven abusivos porque el otro pasa a ser únicamente un objeto que manipular, pieza de un inmenso juego donde sólo uno debe ganar. Se paga cualquier precio para conseguir lo que se desea. Como desde el principio no fueron eficientemente conectados por los padres mediante límites saludables, los narcisistas perversos se ven fácilmente descompensados y algunos estallan coléricos, aunque con desesperación oculta, cuando se enfrentan a algo que no son capaces de conseguir de inmediato o cuando algo que han pre-determinado en su mente no se cumple tal como habían imaginado que debería suceder.
La convivencia con ellos es bastante complicada, funcionan como un saco sin fondo que nunca consigue llenarse, por tanto, nunca están plenamente satisfechos. Nada está lo suficientemente bien y cuando aparenta estarlo, dura sólo unos pocos instantes. Están acostumbrados a pasar por encima de sus malestares emocionales cuando desvían la atención de sus angustias proyectando sus faltas en las personas de su entorno y cuando desvían la cualidad del placer con su juego manipulador de personas y ambientes.
No hay que olvidar que muchos de esos narcisistas son fruto de familias disfuncionales del mismo estilo y, que por no ser capaces de individualizarse, han terminado por identificarse con ellas, siendo copias absolutas de los modelos de conductas parentales que tuvieron. Aquellos que se rebelan y se vuelven incorruptibles, en la percepción de la patología narcisista perversa en que fueron criados, necesitan terapia para no convertirse en rehenes de otras tramas abusivas. Como si fuese un sueño recurrente, cuando existe dolor y trauma, el cerebro se repite en las historias de vida, hasta que se produzca el despertar de la consciencia. En terapias de reprocesado cerebral, como EMDR y Brainspotting, la sanación emocional se verifica a la máxima velocidad.
Esta nuestra sociedad del espectáculo y de lo efímero es cómplice silenciosa de toda esa situación creada. A nosotros incumbe, como ciudadanos de esta época planetaria, permanecer despiertos, tanto para no entrar a formar parte del equipo de los villanos aquí denominados Narcisistas Malignos o Perversos, como para tampoco ir al lugar de las víctimas. Hay otros muchos mapas existenciales que experimentar en nuestra realidad, y con perspectivas de mundo muy distintas de esas.
Hay mucha vida donde este tema no toca siquiera de lejos, ni tampoco tiene sentido. Y es allá donde deseo llevaros, si bien con el diferencial de que conoceréis y reconoceréis a esos tipos, pero los mismos tan sólo serán imágenes inofensivas, que si bien pertenecen a una misma realidad, no tendrán el poder de ejercer ninguna fuerza activa.
Los narcisistas perversos forman parte de una tribu de zombis hambrientos, por eso son predadores.
Siendo listos, no servimos de alimento en sus menús.
¡Cuanto más despiertos, mejor!
Silvia Malamud é colaboradora do Site desde 2000. Psicóloga Clínica, Terapias Breves, Terapeuta Certificada em EMDR pelo EMDR Institute/EUA e Terapeuta em Brainspotting - David Grand PhD/EUA.
Terapia de Abordagem direta a memórias do inconsciente.
Tel. (11) 99938.3142 - deixar recado.
Autora dos Livros: Sequestradores de almas - Guia de Sobrevivência e Projeto Secreto Universos
Publicado dia 3/12/2017 11:59:02 AM em STUM WORLD
