Uno de los mayores, sino el mayor, desafío a que nos enfrentamos durante la jornada de la vida es el arte de desapegar. Sea cual fuere la situación que nos es preciso dejar atrás, será siempre necesario ejercitar el desapego, para que lo nuevo pueda materializarse.
A menudo deseamos el cambio con todas las fuerzas de nuestro corazón, no obstante, la mente insiste en mantenernos atados al pasado, con el argumento de que allí reside nuestra seguridad.
Lo conocido es, de hecho, bastante seguro y confortable, sin embargo, no hay en él ninguna garantía de felicidad. Todo lo contrario, cuando somos dominados por el sentimiento de insatisfacción, es que ya hemos agotado todas las posibilidades de crecimiento que podría haber en aquella circunstancia.
Nuestra alma, que siempre sabe lo que necesitamos para alcanzar la plenitud, pasa entonces a hacernos guiños con nuevas y retadoras posibilidades. Aunque al principio nos parezcan aterradores, los cambios siempre traerán el crecimiento y la evolución para los cuales hemos sido creados.
Nada en el Universo es estático, por tanto, nuestra incumbencia es seguir el fluir de la vida hacia donde nos quiera llevar, si nuestro deseo es el de experimentarla con toda la intensidad posible.
Desapegar de la vida que construimos ha de ir acompañado del sentimiento de profunda gratitud a la existencia, pues ha sido a través de ese camino como hemos podido alcanzar el nivel actual de conocimiento en que nos encontramos.
Lo importante es seguir adelante con la seguridad de que mucho más puede realizarse, si nos mantenemos abiertos y disponibles para lo nuevo, con todos los riesgos que abarca.
“No te agarres a nada. Agarrarse es la causa de ser inconscientes.
Si empiezas a desprenderte, una tremenda liberación de energía sobrevendrá dentro de ti. La energía que estaba empleada en el apego a las cosas, traerá un nuevo amanecer a tu ser, una nueva luz, una nueva comprensión, un tremendo descargo – ninguna posibilidad para la miseria, la agonía, la angustia.
Todo lo contrario, cuando todas esas cosas desaparecen, te encuentras sereno, calmo y tranquilo, en una alegría sutil. Habrá una risa en tu ser…
… El desapego es ciertamente la esencia del camino”. Osho