Muchas personas desean cambiar su vida pero afirman no saber por dónde comenzar, o exactamente qué es lo que les gustaría hacer. La cuestión profesional es la que más las mantiene paralizadas por la duda.
Esto sucede porque, de modo general, no somos estimulados en nuestra juventud a mirar hacia dentro y descubrir nuestros talentos y habilidades.
Lo más frecuente es que nos presenten una lista de profesiones, destacando las más valoradas por la sociedad y con mayor probabilidad de proporcionarnos estabilidad material.
Muchos seguirán ese camino de forma inconsciente, sin siquiera cuestionar la elección hecha. Los más sensibles, no obstante, experimentarán en algún momento el sentimiento de insatisfacción, la sensación de estar desperdiciando la oportunidad de experimentar el éxtasis y la felicidad a través del trabajo.
Visto que la expresión más clara de nuestro poder interior se da mediante la contribución que ofrecemos al mundo a través de nuestra actividad profesional, debería ser natural que buscásemos desde muy pronto descubrir cuál es la actividad que nos proporcionaría tales sentimientos.
No desistir de conseguirlo puede marcar la diferencia entre una vida acomodada, limitada e infeliz, o aquella en que el sentimiento de realización estará presente.
Mirar hacia dentro, oír la voz del corazón, confiar en ella y tener el coraje de seguir lo que ella dice, es la actitud primordial para que el cambio se produzca. Está claro que la duda y la inseguridad aparecerán, lo cual es comprensible.
Es esencial trazar una planificación de cada paso que se vaya a dar, mantenerse firmemente conectado con nuestra intención, actuar y confiar en que el Universo se pondrá en movimiento para la materialización de nuestro deseo.
La fe y el optimismo son los principales ingredientes para llegar a cualquier meta. Sin ellos, la ansiedad y el miedo ciertamente prevalecerán.