Correría y múltiples demandas es lo que no suele faltar en el día a día cada vez más frenético de nuestras vidas. Si estás casado o tienes pareja y constantemente vives absorbido por cuestiones prácticas de nuestra actualidad, fácilmente podrás olvidar la importancia que puede tener el estar relacionándote con otra persona. Por ello, en medio de toda esa correría y como consecuencia, también puede ocurrir que tu situación afectiva de pronto dé un vuelco, con complicaciones inesperadas en puntos a los cuales probablemente no hayas dado la debida atención.
Ocurre que la mayoría de nosotros acaba por banalizar los momentos especiales pasados con el compañero sentimental. A decir verdad, esa "negligencia" no es culpa de nadie, ya que proviene únicamente de un vicio que muchos tienen y concierne a la falta de atención y de presencia en la vida. El olvido habitual que tenemos de nosotros mismos, sumado a la falta de validación de lo que estamos experimentando nos lleva a correr riesgos innecesarios de ruptura en aquello que viene siendo aparentemente tranquilo en nuestras vidas. Por otra parte, la calidad de nuestra presencia, al decidir abrir un poco más los ojos regando lo que tenemos y donde estamos, puede servir de abono para que todo cambie a mejor, con la posibilidad además, de que surjan desacostumbradas ramificaciones, haciéndonos ver un abanico de posibilidades en nuevos y placenteros caminos creativos dentro de la misma relación.
En toda relación sentimental hay semillas que pueden dar frutos y hojas, porque las que ya están secas necesitan ser renovadas. Un grave error se produce cuando suponemos que una vida rutinaria puede oxigenarse por sí misma.
La vida en pareja o incluso en familia fluye en presencia de determinados contratos que inducen a una sensación de permanencia. Esa situación por sí sola puede ser uno de los factores predominantes para originar cierta falta de presencia afectiva por parte de todos, al suponer que la relación es algo que marcha por sí misma. Sería como una empresa en la cual los empleados, siendo antiguos, ya saben lo que hay que hacer para que ella se mantenga activa. Al igual que en las industrias, las relaciones necesitan la presencia de un yo despierto funcionando como observador de la calidad de las situaciones.
Ahora que has sido debidamente despertado para este importante tema, vamos a navegar sobre lo que suele ocurrir cuando no estamos suficientemente presentes en las principales relaciones de nuestras vidas, y veamos algunas claves que podremos poner en práctica para que estos escenarios puedan en efecto tener mejor color. Recordando que muchas de las quejas entre las parejas se refieren a que no hay espacio para una mayor presencia de amor, empatía, conexión. Recordando además que abrir mano del famoso "ego" en determinadas situaciones, puede realmente cambiarlo todo para que sea mucho mejor.
Saber cómo funciona tu pareja y comprender que a menudo su forma de ser no es en absoluto contra ti, ni tampoco falta de respeto, sino que es el modo en cómo la estructura de su personalidad capta la realidad, es un buen camino para que la pareja sentimental pueda llevarse bien. Citaré un breve ejemplo de una dinámica ocurrida entre una pareja que, aún amándose mucho, se habían dado cuenta de algo que se hacía cada vez más incómodo en la relación. Cuando llegaron a mi consulta, tenían la fuerte sensación de que si no le diesen la atención debida a aquella situación, correrían el riesgo de ir alejándose silenciosamente, algo que ninguno de los dos deseaba. Llevaban juntos algunos años, no tenían hijos y trabajaban bastante. El marido lograba llegar a casa siempre en torno a las 18 horas y ella sobre las 19:30. Lo que ocurría cuando ambos se encontraban, tras un largo día de trabajo, era el disparador de un gran malestar que contaminaba negativamente la relación entre ambos, siendo que todo lo bueno que había pasado en aquella relación se borraba en una fracción de segundo. Breno, vamos a llamarlo así, venía directamente del trabajo loco por ver y estar con la esposa a quien tanto amaba.
Él es de ese tipo de personas que aman el contacto piel con piel, le encanta abrazar y efectivamente prefiere que estén juntitos; lo cierto es que él se relaja y descansa del día de intenso trabajo en la medida en que tiene contacto físico con la esposa y le va contando cómo ha ido su día. Le encanta mirarla a los ojos y saber todo sobre la vida de su amada. Marcia, a su vez, pese a que ama a Breno en igual medida, funciona muy diferentemente de él. Tras un día de bastante trabajo y de infinitas demandas, también se va a su casa, pero antes de conseguir estar totalmente con su pareja, más que nada necesita estar consigo misma. Y en una especie de ritual que sigue al llegar a casa, se sienta en el sofá, poniendo la tele. De veinte minutos a media hora, Marcia se pone a observar las imágenes de la pantalla que pasan ante sus ojos, y este es el modo que ella tiene para distraer su mente y reponerse del estrés de su día. Tras ese espacio de tiempo, ella se halla totalmente recuperada y lista para estar con su marido. Por falta de información respecto de esa actitud de Marcia, Breno se sentía irremediablemente rechazado y acaba resentido recogiéndose en su mundo. A partir de ahí el clima de distanciamiento estaba creado y era gradualmente alimentado por las creencias y emociones activadas.
Con la terapia lograron comprender cuál era el gatillo emocional que se activaba entre ambos y pudieron respetar el uno al otro en los modos importantes de funcionamiento de cada uno dentro de su estructura y personalidad. Como solución, Breno compró un perrito muy afectuoso, al que dedicaba su ternura hasta que Marcia pudiese efectivamente acercarse a él. Marcia, a su vez, adquiriendo consciencia sobre sí misma y sobre Breno, algunas veces volvía del trabajo en un esparcimiento consciente, y otras continuaba organizándose con mirar la tele, pero más en paz.
En las parejas siempre hay diferencias, y para que una buena convivencia pueda mantenerse viva, una clave de gran importancia es tratar de saber cómo cada cual funciona, y partiendo de ahí, ayudarse mutuamente sin crítica o enjuiciamiento, sabiendo que nadie es mejor que nadie.
Otra clave preciosa y que muchos olvidan, es la de hacer algún regalo, aunque no sea la fecha específica para ello. Reconoce y verbaliza mirando a los ojos lo que hay de bueno en tu relación y agradécelo. Amplía tu sensación de positividad e inunda tu ambiente afectivo y familiar con miradas y sentimientos de gratitud.
Crea sorpresas que tengan sentido para tu pareja, por ejemplo, si está sin tiempo para arreglar algo en casa, y tú puedes y percibes que te lo agradecería, no dudes en hacerlo. Hazlo con amor y no como exigencia. Practica el compañerismo.
Vivir bien es un arte y no es difícil, basta bajar la guardia y siempre hablar con amor cuando algo esté prendiendo, esa es una preciosa clave que tiene el poder infinito de cambiarlo todo a mejor.
Sé íntimo y practica la complicidad.
¡Cuanto más despiertos, mejor!
Silvia Malamud é colaboradora do Site desde 2000. Psicóloga Clínica, Terapias Breves, Terapeuta Certificada em EMDR pelo EMDR Institute/EUA e Terapeuta em Brainspotting - David Grand PhD/EUA.
Terapia de Abordagem direta a memórias do inconsciente.
Tel. (11) 99938.3142 - deixar recado.
Autora dos Livros: Sequestradores de almas - Guia de Sobrevivência e Projeto Secreto Universos
Publicado dia 4/8/2020 11:35:22 AM em STUM WORLD
