Los predadores emocionales engañan a sus víctimas, las confunden y al final las llevan a dudar de sí mismas y de sus convicciones, exactamente porque en un día ellos son malos, robándolas de sus escenas, de sus identidades, criticándolas en absolutamente todo cuanto hacen, no sosegando mientras no las hacen sentirse culpables de lo que quiera que fuese, y convencerse de que son las peores personas del universo. A menudo ejercen un poder coercitivo amenazándolas con el abandono mientras no se disculpen por lo que ellos han decidido que deben disculparse. Hablan sin interrupción hasta que la víctima desiste de pensar. También suelen hacer sus maniobras acorralando a sus víctimas con sus cambios drásticos de humor hasta que ellas, sin salida y totalmente vencidas, desisten de sí mismas, y, en falencia, acaban estando de acuerdo con su carcelero.
Para enloquecerlas aún más, al otro día o a veces incluso el mismo día, deciden ser las personas más estupendas del mundo, estratégicamente poniéndose de súper buen humor como si nada hubiese sucedido, hasta que la víctima se relaja de nuevo, y él, como siempre al acecho de ese fatídico momento, nuevamente haga su siguiente ataque, con el propósito de paralizarle la vida.
¿Los motivos? ¡Infinitos…! Celos indebidos, ropas que no debe usar, palabras que no debe decir, amigos que no convienen, familia llena de defectos, dinero que malgasta y por ahí van secuencialmente, desestabilizando de modo drástico a sus presas, hasta que ellas evolucionan a un estado de total desistimiento de sí mismas.
En las posibles tentativas de explicarse, en los estallidos de indignación e incluso cuando callan, mientras las víctimas se hallen afectadas por este ciclo tóxico, sus vidas estarán en riesgo. En la misma medida, mientras tanto, el abusador estará relamiéndose de gusto por creerse importante…
Tales abusadores hoy día son reconocidos como narcisistas perversos y gran parte de ellos están configurados dentro del espectro de enfermedad psicológica de psicopatía social y sus variantes dentro de este tema. Lo que importa saber, por tanto, es que ellos no tienen capacidad alguna para una mínima conciencia moral sobre el daño que hacen a las demás personas.
Gran parte de los que los estudian no creen en su curación emocional, debido a una disociación importante ocurrida dentro de las profundidades emocionales que les mueven. Otros piensan igual por motivos diferentes, informando que la psicopatía es un accidente neurológico, que se nace de ese modo y por lo tanto no hay cura posible.
Los psicópatas no están en disposición de hacer terapia, y si la hacen es en la tentativa de manipular al psicoterapeuta, lo cual tiende a durar poquísimo tiempo si dan con buenos profesionales. No suelen mostrarse cooperativos, y sólo quieren inventar y convencer con sus mentiras bien articuladas. Cuando son pillados en sus maniobras, jamás se sienten culpables o avergonzados. Para satisfacer sus deseos egoístas, su ley es que los fines justifican los medios, y eso en el caso de que necesiten justificar. Racionalizan cuando son culpables y hábilmente invierten la situación, haciendo que sus víctimas lleguen a dudar de sí mismas.
Un peligro inminente para quien está cerca, por tanto, si tu relación no es buena en ese orden, presta atención extrema y si fuese el caso, atrévete urgentemente a cambiar tus escenarios.
Si tienes dudas o no te sientes con fuerzas, busca ayuda. Tú puedes. ¡Tú lo mereces!
¡Cuanto más despiertos, mejor!
Silvia Malamud é colaboradora do Site desde 2000. Psicóloga Clínica, Terapias Breves, Terapeuta Certificada em EMDR pelo EMDR Institute/EUA e Terapeuta em Brainspotting - David Grand PhD/EUA.
Terapia de Abordagem direta a memórias do inconsciente.
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Autora dos Livros: Sequestradores de almas - Guia de Sobrevivência e Projeto Secreto Universos