Una vez, donde se acumularon muchos pequeños problemas, aquí y allí… me vi sola resolviendo esos problemillas y ni siquiera me di cuenta de cuánto me estaban prendiendo…
Sabes aquellas cosas del día a día, que no requieren una mayor atención porque pensamos que son tan pequeñas que ni osaríamos clasificarlas como problemas…
Pues bien… a menudo ellas pueden prendernos de una forma que no nos damos siquiera cuenta, hasta el día en que limitan tanto nuestra realidad que llegamos a pensar que nuestra vida se reduce a aquello.
Sabes las termitas que van comiendo partes ocultas de la madera sin que te apercibas de que ellas están allí, hasta que un día el mueble se desmorona y sólo entonces descubres que tenía termitas…
Fue más o menos así. Y una noche me vi con la cabeza caliente… llena de esos problemas de la rutina, y me sentí estresada y oprimida y, por más que la razón me dijese que no tenía motivos para ello, que eran cosas insignificantes, el caso es que así es como yo me sentía…
Muchas cosas insignificantes acumuladas acaban por convertirse en algo mayor y de una forma que no te das cuenta, hasta el día en que creemos que nuestro mundo se resume en eso y olvidamos todo lo demás.
Eso fue lo que percibí aquella noche cuando comprendí que en pocos días esa rutina había causado un estrés por algo que, si lo fuese a analizar no se justificaba, pero aun sin justificarse yo pensaba que era real y que me estaba atando, limitando y oprimiendo.
Cuando me di cuenta de eso me sentí prisionera en una especie de burbuja, la burbuja de pequeños problemas…
Me había dejado prender poco a poco porque ellos llamaban tanto mi atención hasta que lograron hacerme prisionera, hasta el punto de hacerme creer que mi mundo se resumía en ellos y que fuera de ellos ya no había nada más.
Al formar esa imagen de estar prisionera en una burbuja, imaginé que tomaba una aguja y pinchaba esa burbuja… Así de sencillo. Y ella estalló como un globo y me reveló la inmensidad del mundo que estaba fuera de aquellos problemas. Me vi como lo que realmente soy, viajera en un Universo infinito…
El alivio y la sensación de amplitud que sentí fue visible y como por arte de magia los problemas tomaron la dimensión que realmente tienen, algo insignificante en comparación con el todo, que, prácticamente dejaron de existir.
A menudo las cosas pequeñas, que ni siquiera son problemas, cuando se acumulan nos prenden de tal forma que nos vemos sin salida, y lo peor es que, al prendernos en un círculo vicioso nos alejan de las maravillas que están sucediendo todo el tiempo a nuestro alrededor si tenemos ojos para ver.
Muchas veces la rutina llama tanto nuestra atención y las pequeñas cosas cuando se acumulan se van haciendo tan grandes que es bueno recordar siempre que nuestra vida no se reduce a eso.
Y esos problemillas me aportaron una enseñanza muy especial…
Somos mucho más que nuestros problemas, grandes o pequeños… Ellos pasarán, pero nosotros somos eternos.
Nuestro ego quiere siempre desviarnos de la posibilidad de ligarnos a esa dimensión de libertad donde nada nos afecta, prende o controla.
Esa imagen tan simple de pinchar la burbuja que me prendía en aquel pequeño y limitado mundo… y a continuación, sentirme libre en el espacio ilimitado e infinito han quedado como clave poderosa y me llevaron a querer siempre más libertad.
Y la única libertad es Ser...