Montado en olas gigantes que están barriendo vidas en Asia, el Rey de los Mares está poseído. Grita con sus vientos enloquecidos, arranca con sus manos llenas de espuma salada los árboles y las casas del suelo. Grita y hace con que los seres humanos se sientan minúsculos, frágiles, impotentes, insignificantes frente a las fuerzas de su monumental naturaleza.
Mata mas de 100.000 personas en menos de una semana.
Desolado el niño mira las fotos de los muertos en busca del padre vivo. Con una vela en las manos la indiana trata de iluminar la oscuridad en busca de alguien que dijo que solo iba a caminar por la playa y volvería para el té.
Niños de todas las razas, colores, credos, andan por los aeropuertos en busca de alguien que los tome en brazos, los anide en el alma, los adopte aunque sea por algunos segundos.
La mitad del mundo allí nos está representando, viendo al vivo la respuesta que la naturaleza tiene para todos los crímenes que viene sufriendo.
La otra mitad ve por la tela, oye por la radio, por el periódico o la Internet la venganza anunciada hace mucho tiempo, Nace mas una vez la solidaridad para aplacar el desastre que ya ocurrió. Y muchos de los que ayudaron a originar el desastre corren ahora con navíos y aviones armados, bajo el disfraz de bondad e llenos de emoción hablan palabras de aliento, como si de hecho respetasen los seres humanos. Por favor economicen el teatro!
Todos los seres humanos y los de otros reinos están sufriendo en estos días y pagando el precio que tenemos que saldar por nuestros errores.
Como digo siempre, Dios no es bueno, Dios es justo.
El ser humano ha abusado demasiado del paraíso que recibió para crear más vida, más luz, más unión y más progreso.
Puedo estar diciendo una gran tontería, pero me ocurre que todas las bombas que fueron lanzadas en el Oriente deben haber dislocado de tal manera el orden del Universo que en otra parte del planeta se abrió una grieta como respuesta al fuego, a las muertes, a los impactos y a los gestos salvajes que estas grandes potencias económicas causan sobre nuestra Tierra.
Nuestro planeta está furioso, poseído, llorando sangre. Apocalíptico.
Fuimos nosotros que dejamos, que permitimos y aceptamos callados. También nosotros quemamos nuestras selvas, contaminamos nuestros ríos, matamos nuestros niños de hambre y de ignorancia.
La diferencia es que nuestros crímenes no salen en los periódicos internacionales. Solo algunos.
Cuando es conveniente para el mundo económico.
Nuestra prepotencia tendrá que acabar. Declaramos la guerra a la Madre Naturaleza y ella se calló durante muchos años. Como todo ser femenino es paciente. Pero acaba de mostrar que se acabó el primer tiempo. A partir de ahora va a ser ojo por ojo, diente por diente. Sin escoger el campo, las armas o el tipo de lucha. Vamos a vivir el vale todo de la transmutación. O cambiamos o seremos cambiados! Prepárense porque los dioses de los mares son hermanos de los dioses de la tierra, del aire y del fuego. Y cuando ellos se juntan, lo mejor es cambiarse de Planeta.
Que el buen sentido común prevalezca sobre toda la ganancia, el mal, los vicios, la ignorancia y las posesiones!
Izabel Telles é terapeuta holística e sensitiva formada pelo American Institute for Mental Imagery de Nova Iorque. Tem três livros publicados: "O outro lado da alma", pela Axis Mundi, "Feche os olhos e veja" e "O livro das transformações" pela Editora Agora. Visite meu Instagram. Email: Visite o Site do Autor