Este es el segundo de una serie de cuatro textos que apunta a inspirar al lector a practicar las cuatro tareas necesarias para aprender a superar la naturaleza ilusoria del amor romántico y, aún así, llevar la vida con pasión. Regrese al texto anterior y relea el Mito de Psique.
La primera tarea consistió en la importancia de identificar y expresar con claridad nuestros valores, sentimientos y necesidades. Ahora, la segunda trata de hacernos ver más allá de nosotros mismos: comprender que el universo es mayor que nuestro propio mundo.
En la segunda tarea, Afrodita ordena a Psique que junte algunos vellos de los grandes y agresivos carneros dorados de sol que, mientras pastan en torno del río, se dan cornadas disputando el dominio del rebaño.
Inicialmente, Psique hasta cree que será fácil cumplir el recado, pero al confrontarse con la fuerza poderosa de la agresividad, una vez más se desespera y planea arrojarse al río. En tanto, el dios Hélio (el sol) reflejado en las aguas del río la alerta: “A la noche, los carneros se duermen. Tú puedes entonces recoger, de allá de los arbustos, los vellones que dejan al refregarse durante el día”.
El desafío de esta segunda etapa nos enseña a lidiar con el poder de las fuerzas destructivas, así como la auto-agresión. El mito nos dice de abandonar el espíritu de la competición para alcanzar nuestros objetivos. Él nos inspira a negociar en vez de agredir. Esto es, a usar nuestra astucia y la fuerza personal en el mundo competitivo sin dejarnos atemorizar por él, lo que nos llevaría a tornarnos rígidos e impedidos.
Cuando el espíritu competitivo se establece en una relación, ésta se intoxica: surge la irritación como alerta de que no hay energía disponible para la atracción, quiere decir, deseo de proximidad. Sin que se de cuenta, la competencia surge hasta en la capacidad de probar quien ama mejor! En tanto, en esta etapa no hay espacio para víctimas. Por ejemplo, quien siempre deja sus reales prioridades en pro del otro, debe rehacer la primera tarea!
Cuando se establece en la relación el código de que quien ama debe sacrificarse, el matrimonio pasa a competir en el dolor: quien aguanta más tiempo callado evitando expresar sus propias necesidades. Mientras tanto, esa imagen de apariencia tolerante y heroica nos torna cada vez menos disponibles para sintonizarnos con las necesidades más profundas de nuestro compañero. Es como si se estableciese en la relación una regla secreta en la cual ninguno tendrá derecho a regalías, apenas a deberes! Así, sin darnos cuenta, estaremos compitiendo en la capacidad de soportar una tensión subyacente que pasa a crecer bajo la apariencia de que todo va bien... mientras ninguno de los dos reclamen!
La artificialidad impide la comunicación sana entre dos personas, pues ella despierta una actitud de “estar en guardia” que es lo opuesto de la confianza. Cuando no hay espacio en la relación para ambos expresar sus sentimientos más profundos, algo se paraliza, así como el aire pesado antes de llover. La lluvia al cae trae frescura y renovación. Los sentimientos, cuando son aireados, deja las relaciones energizadas...
Sentimientos de origen profundo como rechazo y abandono pueden estar encubiertos por actitudes de indiferencia y hasta de desprecio por la atención ajena. En tanto, ellos están allá en nuestro interior, esperando por atención, conciencia y claridad.
El antídoto de una competición subyacente es la expresión de la verdad: cada uno debe encontrar una forma de exponer sus necesidades ocultas. Esperar que el otro las adivine es una tortura para nosotros y una artimaña para el otro. Pues, si él no sabe adivinarla, será juzgado y acusado por su insensibilidad. Como mujer, puedo confesar que reconozco que nosotras las mujeres encaramos fácilmente como rechazo la fragilidad de un hombre. A veces ellos simplemente no saben expresarse!
Cuando nos sentimos bloqueados, incomprendidos o incapaces de comprender, pasamos a tener la incómoda sensación de inexistencia delante del otro, como si disfrazásemos nuestra presencia actuando como si no “precisásemos” ser vistos. En lugar de llenar ese vacío con fantasías de auto-anulación, lo mejor es simplemente declarar abiertamente a su pareja: “Necesito que me aclares la situación”!
Quien tiene miedo de expresarse tiene miedo de no ser aceptado, por eso piensa que precisa siempre estar agradando. Mientras tanto, cansa estar al lado de personas que no se muestran.
Cierta vez, Lama Michel me dijo: “No es porque alguien está mal contigo que tú tienes que estar mal con él. Sólo te resta un entrenamiento de paciencia”. En este momento, es como querer organizar las nubes... es imposible! Hay un momento cierto para todo, a veces precisamos dejar el conflicto y esperar que las cosas se auto-organicen, pues acabamos por crear interferencias al querer organizarlas. Otras veces, tenemos que actuar prontamente.
Dr. Harville Hendriz, en su libro Todo el Amor del mundo, comenta: “En el trabajo con parejas, ya confirme tantas veces ese fenómeno en el cual la cura se manifiesta como un proceso de dos, que hoy puedo decir con seguridad que la mayoría de los maridos y esposas tienen necesidades idénticas, pero lo que uno reconoce abiertamente es negado por el otro. Cuando la pareja que niega consigue vencer su resistencia y satisfacer la necesidad del que declara, una parte del inconsciente interpreta el nuevo comportamiento como si regresara para su propio beneficio. El amor por sí mismo es obtenido a través del amor por el otro”.
Es interesante que cuando uno de los dos muestra con honestidad y amor algo que lo incomoda, el otro pasa a escucharlo con más abertura, pues sabe entonces, intuitivamente, que de esta forma él también tendrá la oportunidad de expresarse sin defensas. Así, gradualmente el espíritu competitivo se diluye y surge la confianza de poder ver al otro y ser por él visto.
Coteje la semana que viene la tercera tarea de Psique!
Bel Cesar é psicóloga, pratica a psicoterapia sob a perspectiva do Budismo Tibetano desde 1990. Dedica-se ao tratamento do estresse traumático com os métodos de S.E.® - Somatic Experiencing (Experiência Somática) e de EMDR (Dessensibilização e Reprocessamento através de Movimentos Oculares). Desde 1991, dedica-se ao acompanhamento daqueles que enfrentam a morte. É também autora dos livros `Viagem Interior ao Tibete´ e `Morrer não se improvisa´, `O livro das Emoções´, `Mania de Sofrer´, `O sutil desequilíbrio do estresse´ em parceria com o psiquiatra Dr. Sergio Klepacz e `O Grande Amor - um objetivo de vida´ em parceria com Lama Michel Rinpoche. Todos editados pela Editora Gaia. Email: [email protected] Visite o Site do Autor