En esta semana que pasó los e-mails pedían un artículo sobre miedos.
Pensé que este sentimiento puede estar incomodando a mucha gente. Es momento de incertidumbre y de cambios planetarios están afectando a todos. Unos más otros menos, dependiendo - naturalmente - del grado de conciencia que cada uno ya alcanzó.
Cada persona ve el miedo según sus vivencias, experiencias y perspectivas.
Veo el miedo constante con el trabajo que desenvuelvo.
Como ya hablé innumerables veces, el cerebro humano (función de la mente) crea, archiva, fabrica imágenes u hologramas. Estas imágenes - vamos a decir a grosso modo - quedan almacenadas en un rincón del cerebro que los psiquiatras y neurobiólogos llaman admigalas (no tienen nada que ver con las admigalas que tenemos en el fondo de la garganta. No se puede confundir). Las admigalas a las que me refiero están dentro del cerebro.
Cuando somos expuestos a una “amenaza”, y esta amenaza puede ser hasta un teléfono que no suena por una respuesta que esperamos ansiosos, nuestro cerebro comienza a disparar las imágenes que estaban hasta entonces quietas y guardadas en su gigantesco archivo.
Como vamos archivando estas imágenes? Vamos archivando por nuestras experiencias, por nuestra observación del medio en que vivimos, por los hechos e historias que escuchamos, por nuestra carga genética, por lo que vemos, imitamos y consecuentemente pensamos.
Estas imágenes cuando son accionadas pueden revelar estados de rechazos, abandono, amenazas, dudas, en fin, emociones que traen al cuerpo físico sensaciones como falta de aire, sudor, temblores, taquicardia, una serie de incomodidades que, dependiendo del archivo de imágenes de la persona, pueden hasta traer miedos exagerados y pánico.
En cuanto eso se procesa, el cerebro suelta en el organismo una porción de hormonas, especialmente la adrenalina, preparando a el cuerpo para huir de las sensaciones que estas imágenes provocan y que son tan reales como si fuesen vivas y estuviesen sucediendo aquí y ahora.
En este momento, la entrada de la conciencia y de la razón puede ser una forma de interrumpir este circuito devastador. Un rápido diálogo silencioso puede apartar las imágenes que surgen y tener de regreso el control y la calma. Traer la acción, por ejemplo, para su dimensión real. Decirse a sí mismo que, al final, el teléfono no sonó aún porque la persona que debería llamarnos aún no tuvo tiempo, ayudando este pensamiento positivo con la respiración, puede ser una fórmula rápida para conseguir apartar estas imágenes pesimistas reestableciendo el ritmo y la calma a todo el organismo. Al constatar que estas imágenes fueron domadas, el cerebro pasa a fabricar nuevamente hormonales que regulan y relajan el cuerpo.
Concluyendo: los miedos pueden presentarse como leones hambrientos que saltan en nuestra dirección, pero que, “anestesiados”, caen al suelo en cuanto tenemos tiempo de huir y defendernos.
Esta “anestesia” puede conseguirse con una intervención consciente de que puede conversar serenamente con estas imágenes llenas de fuerza y furia, aplacando nuestra ansiedad y llevando las imágenes de vuelta hacia el gran archivo.
Existen muchas formas de hacer este diálogo. Ejercicios con imágenes mentales son mi estilo favorito.
En verdad, para mi, estas imágenes no pueden ser borradas, pero pueden ser substituidas y minimizadas.
Eso porque no se puede interrumpir los estímulos y los acontecimientos que el mundo genera. Por lo tanto, tenemos que aprender a controlar nuestra fábrica de imágenes revertiendo los hologramas aterradores, asustadores y monstruosos que la mente puede crear - al final, no podemos olvidar que la mente exagera mucho cuando transforma emociones en imágenes (basta ver los filmes de Disney donde el elefante vuela, la cobra habla, el río baila, la lluvia llora).
Siguiendo este raciocinio y para ustedes que pidieron ejercicios para apartar los miedos, dejo aquí una práctica que deberá ser realizada al despertar y antes de dormir.
Y siempre que usted sienta miedo.
Sentado, ojos cerrados, manos apoyadas en las piernas con las palmas para abajo; cierre los ojos, respire profundamente tres veces o hasta sentir que consiguió calmar su cuerpo. Firme su pensamiento en la intención de este ejercicio que es muy rápido.
Intención del ejercicio: quiero tener paz y serenidad.
Y ahora escuche, vea, sienta, perciba, imagine o haga de cuenta que observa una criatura abandonada en medio de una guerra. Hay amenaza viniendo de todos los lados. Esta criatura está desesperada, sin apoyo y sin salida. Sienta, en su piel, el miedo que esta criatura está sintiendo.
Respire una vez y - accionando a su héroe interno - corra y tome a esta criatura en sus brazos. Ordene que esta guerra cese inmediatamente. Salga corriendo de este lugar y lleve a esta criatura para un lugar seguro donde ella sienta que está totalmente protegida y libre de la ansiedad y del abandono. Y, rescatando en todas sus células una inmensa paz, respire y abra los ojos.
Aviso a los amigos de Curitiba – Paraná, que estaré en esta ciudad el día 8 de julio autografiando mis libros. Mayores informaciones por el e-mail: [email protected]
Izabel Telles é terapeuta holística e sensitiva formada pelo American Institute for Mental Imagery de Nova Iorque. Tem três livros publicados: "O outro lado da alma", pela Axis Mundi, "Feche os olhos e veja" e "O livro das transformações" pela Editora Agora. Visite meu Instagram. Email: Visite o Site do Autor