Traducido por Teresa - [email protected]
La 1ª consulta
De modo semejante a los psicoterapeutas que solamente tratan la vida actual de
sus pacientes, en la 1ª consulta buscamos analizar la personalidad de nuestro
paciente, detectar sus características, sus pensamientos y sentimientos,
sus aspectos positivos y negativos, hacemos un análisis de cómo
es el paciente, cómo fue (o cómo es) su infancia, su padre, su madre,
sus relaciones, en qué debe mejorar, etc.
Sin embargo como el psicoterapeuta reencarnacionista no se atiene solamente a
esta encarnación sino que trabaja con el paciente la búsqueda de
su evolución espiritual, debemos ir mostrándole desde la 1ª
consulta que sus inferioridades y negatividades constituyen la finalidad de esta
su actual encarnación. El objetivo siempre es el 'real aprovechamiento
de una encarnación'. La gran diferencia entre la Psicoterapia Reencarnacionista
y la Psicología tradicional, que se limita tan sólo a esta vida,
está en cómo escuchamos la historia del paciente, en cómo
interpretamos aquello que nos dice y en cómo vamos a trabajar el material
analizado. En vez de buscar en la infancia lo que ha generado esas características
inferiores o quiénes hayan sido los "villanos" o las "situaciones-villanas"
que aparentemente han dado lugar en el paciente al dolor moral, a la ira, a la
sensación de inferioridad, miedos, etc., raciocinamos en términos
de una personalidad congénita, pues sabemos que nuestras características,
pensamientos y sentimientos son anteriores a esta actual encarnación. Los
"villanos" y las "situaciones-villanas" son elementos del
Karma, los gatillos necesarios para el afloramiento de aquello que ha venido para
ser mejorado o eliminado.
El psicoterapeuta reencarnacionista ha de mantenerse atento a la pregunta "¿Por
qué?" y debe analizar la infancia del paciente como la continuación
de la encarnación pasada, siendo que todos los elementos de análisis
han de tener en cuenta el merecimiento y la necesidad.
El merecimiento se basa en la Ley del Retorno (Karma) por la cual la Armonía
Universal (que aquí en la Tierra denominamos Dios) simplemente nos devuelve
aquello que hemos hecho de negativo o de positivo. La necesidad es lo que precisamos
encontrar (personas y situaciones) para que afloren nuestras imperfecciones, para
que sepamos qué tenemos que mejorar, o curar, en nosotros.
El psicoterapeuta reencarnacionista debe, durante la 1ª consulta, escuchar
la historia de su paciente preguntándose interiormente "¿por
qué?" ¿Por qué ha venido hijo de aquella madre? ¿Por
qué hijo de aquel padre? ¿Por qué reencarnó en una
familia pobre? ¿Por qué en una familia rica? ¿Por qué
ha venido en una "cáscara" bonita? ¿Por qué en
una fea? ¿Por qué un defecto congénito? ¿Por qué
su madre o su padre quieren más a un hermano o hermana que a él
(ella)? ¿Por qué le quieren más a él que a otro hijo(a)?
¿Por qué ha venido a pasar por tal situación?
La 1ª consulta en Psicoterapia Reencarnacionista es la más importante
de todas, porque en ella comenzamos la búsqueda para entender la finalidad
de la encarnación del paciente. Y este trabajo prosigue en las demás
consultas. Mas es preciso que el psicoterapeuta reencarnacionista conozca y transmita
a sus pacientes la noción de que, si estamos insertos dentro de una estructura
perfecta, de una Armonía Universal, y estamos recibiendo, en nuestra infancia
o en el transcurso de la vida, situaciones que no nos parecen buenas, que nos
hacen daño, que hacen aflorar en nosotros sentimientos de ira, pena, etc.,
hemos de cuestionarnos por qué la Perfección, Dios, nos está
ofreciendo esto. Y en vez de constituirnos en víctimas y caer en tristeza
o en odio, debemos entender que todo sigue la Ley del Retorno, es decir, la Perfección
nos devuelve lo que hemos hecho, en una retribución inevitable y natural.
Y esto se aplica a lo que de negativo y de positivo, de malo y de bueno hayamos
hecho. Asimismo nos vamos encontrando a seres con los que estamos ligados energéticamente,
por cordones positivos o negativos. Todo esto hace con que se estructure una infancia
para nosotros, padres, hermanos y otras personas y que nuestra vida terrena transcurra
con hechos y situaciones enganchadas a estas cuestiones de Karma, de reencuentros,
de necesidad, de merecimiento.
No existe el castigo y sí oportunidades de aprendizaje, de crecimiento,
de purificación, durante miles y miles de años, en este planeta.
He escuchado centenares de relatos de regresiones de personas que sufren bastante
en esta vida y se encuentran con que sus sufrimientos tienen su origen allá
atrás, muchas veces en siglos distantes, y de este modo entienden realmente
esta ley universal, la Ley de Acción y Reacción. Cuando hacemos
sufrir a alguien, siente el que sufre, pues el causante del sufrimiento siempre
cree tener razones para obrar así, y la Perfección, entonces, automáticamente,
le devuelve ese acto para que, una vez pase por lo mismo, se dé cuenta
de que no debe causar daño a nadie. El sufrimiento enseña lo que
está mal al que sufre, el apaleado aprende cuánto duele eso, el
que sufre abandono aprende que esto es doloroso... Todo lo que hacemos retorna
a nosotros en la misma proporción, tanto lo equivocado como lo acertado,
en esto consiste el Karma, es la verdadera Justicia Divina.
En la 1ª consulta dejamos que el paciente hable durante unos 30 minutos y
después empezamos a colocar en su historia la Reencarnación, principalmente
utilizando el método del "¿Por qué?" Si el paciente
no entiende bien lo de la Reencarnación, debemos, poco a poco, ir hablando
con él sobre ella, indicarle libros sobre el tema (acostumbro a recomendar
los libros espíritas, principalmente los de Allan Kardec y de André
Luiz). La 1ª consulta es una gran oportunidad para hablar con el paciente
sobre la finalidad y el aprovechamiento de una encarnación. Pero esto ha
de hacerse de una manera amorosa, amigable, con sencillez, desprovista de cualquier
postura profesoral, arrogante, orgullosa. El psicoterapeuta reencarnacionista
debe colocarse como un amigo, un hermano, un compañero de jornada, no como
alguien distante, un ser superior, un"sabihondo". Algunas veces, ha
de sentarse al lado del paciente y garabatear en una pizarra un esquema reencarnatorio,
colocando en el dibujo el Plano Astral y el Plano Terreno, procurando enseñarle
la noción de personalidad congénita, incitándolo a pensar
sobre el "por qué" de haber venido con aquel padre, aquella madre,
en aquella situación familiar, de estar pasando por aquel conflicto, etc.
Podemos decirle que cuando estaba en el Plano Astral había millones de
padres y madres aquí abajo, ¿por qué tuvo que venir hijo(a)
de aquellos? Y siempre enfocando la búsqueda de la evolución espiritual,
del crecimiento, de la purificación. Las consultas de Psicoterapia Reencarnacionista
han de llevar un sello espiritual, pero sin afectación, sin apariencia
religiosa, manteniendo el carácter de una terapia. El psicoterapeuta que
se juzga superior a sus pacientes, reencarnó para curarse del orgullo...
Lo principal, en cualquier Psicología, es el amor que circula durante las
consultas.
La función del psicoterapeuta reencarnacionista, desde la 1ª consulta,
es colocar la Reencarnación en la vida cotidiana de sus pacientes. Podemos
comenzar ayudándoles a releer su infancia, recordarles que cada cual reacciona
a su manera ante los acontecimientos de la infancia y del transcurso de la vida,
es decir, quien reencarnó para curar el dolor moral, siente dolor moral,
quien reencarnó para curar la ira, siente ira, quien reencarnó para
curar el miedo siente miedo, quien reencarnó juzgándose inferior
se siente inferior, quien reencarnó con orgullo siente orgullo y así
sucesivamente. No quitamos valor a la infancia, y esa es una crítica que
recibimos frecuentemente, ya que es evidente que los acontecimientos del inicio
de la encarnación son aquellos que más marcan a una persona, pero
no la vemos como un inicio sino como una continuación, y en ella enfatizamos,
principalmente, la necesidad de que comience el afloramiento de aquello que ha
venido para ser mejorado en cada uno de nosotros al reencarnar. Muchas veces nuestras
imperfecciones aumentan durante la infancia, por obra de las personas o situaciones-gatillo,
pero raramente vemos que en la infancia comience alguna inferioridad marcante.
Cuando es de poca intensidad, una pequeña pena, una rabieta, pueden haberse
iniciado en la vida actual. En casi todos los casos de regresión, los pacientes
encuentran en sus encarnaciones pasadas aquello que sienten (pena, ira, miedos,
fobias, sensación de inferioridad, abandono, soledad, etc.), constatando
así que esas características y sentimientos negativos no han tenido
su origen en las interacciones personales en conflicto de esta vida actual, sino
que sólo los hicieron aflorar. El dolor moral, la ira y otros sentimientos
frecuentemente duran centenares de años y salen a la superficie en la interacción
con un Espíritu con el cual mantenemos un antiguo conflicto, generalmente
nuestro padre, madre, un hermano, marido, esposa, etc. Como hemos visto antes,
una característica inferior de personalidad o un sentimiento inferior puede
iniciarse en la actual infancia, pero entonces suele ser de baja intensidad. Sin
embargo, una pena muy grande, una rabia muy intensa, un fuerte miedo, una sensación
intensa de inferioridad, una enorme soledad, siempre son muy antiguas, por lo
regular ¡de varios siglos de duración! Y ¿por qué no
han venido disminuyendo en intensidad o siendo eliminadas? Porque en cada vida
la persona cree que aquel sentimiento, aquella sensación, ha comenzado
ahora, en esa vida que está viviendo, en su infancia generalmente, lo cual
es un grave error incentivado por la Psicología, heredera de antiguas ideas
religiosas no-reencarnacionistas.
Hemos de recordar a los pacientes, desde la 1ª consulta, que nosotros hemos
bajado para el Plano Terreno a fin de encontrar nuestras imperfecciones y que,
para eso, nos topamos con situaciones que juzgamos negativas, desagradables, pero
que son necesarias para saber qué es lo que debemos mejorar en nosotros
mismos. En el Plano Astral, por la elevada frecuencia del lugar, se activan nuestros
chakras superiores y se desactivan los chakras inferiores, ocultando así
nuestras imperfecciones, que no obstante no desaparecen. Para que desaparezcan,
necesitamos volver a enfrentarnos a ellas, y con tal objeto hemos descendido a
este lugar de frecuencia baja, donde nuestros chakras inferiores vuelven a activarse
y aquéllas se revelan.
Sin embargo, el problema es que la Psicología tradicional, no-reencarnacionista,
afirma que lo que sentimos se ha producido en la convivencia con los "villanos"
y esto está tan fuertemente implantado en la gente que aun los reencarnacionistas
creen en ese equívoco. Pero es normal que la Psicología afirme que
todo se ha iniciado en la infancia, pues si no trabaja con nada de ahí
para atrás, ¿dónde habrían de iniciarse las cosas?
Nosotros no existíamos antes. Una de las tareas principales del psicoterapeuta
reencarnacionista es descontaminar sus pacientes de esa visión oficial
equivocada y, muchas veces, ¡esa es la principal tarea en la consulta! La
gente está tan acostumbrada a analizar su vida desde la infancia, y las
conversaciones con amigos, parientes, siempre giran en torno a eso, que es dificil
hacer cambiar a un paciente esa manera de ver. Pero sin ese cambio, el trabajo
del psicoterapeuta reencarnacionista no se concreta, ya que lo principal en un
tratamiento con la Psicoterapia Reencarnacionista es que el paciente entienda
lo referente a la Reencarnación, colocarla en su vida, divisar la infancia
como una continuación de las encarnaciones anteriores, percibir, en los
acontecimientos de su día-a-día, los retornos positivos o negativos
(Karma) y entender la necesidad de los gatillos para hacer aflorar sus inferioridades.
En otras palabras: recogemos lo que hemos plantado.
Los términos "vida actual", "vidas pasadas", son equivocados
y propician que la gente no esté muy atenta a la continuidad de la vida,
pero como están bastante esparcidos continuan siendo usados. Una nueva
encarnación es como un día después de otro, un año
después de otro. Como nuestra "cáscara" no puede durar
para siempre, por regla general no pasa de ochenta o noventa años de uso,
precisamos renovarla, y a esto se le llama "otra vida". Pero somos nosotros
mismos, nuestra personalidad, nuestros gustos, hábitos, tendencias positivas
y negativas, todo continua, los mismos actores, la misma pieza, solamente cambian
el escenario y los papeles. Muchas veces el hijo ya fue madre de la madre, la
madre ya fue hijo del hijo, el marido ya fue esclavo de un hijo, la esposa ya
fue capataz del marido, un hermano ya fue amo del hermano, y esos papeles van
cambiando, encarnación tras encarnación, sin embargo la personalidad
de todos nosotros es siempre la misma. Claro que va mejorando, gradualmente, encarnación
tras encarnación, cincelándose, mas no da saltos, no cambia radicalmente.
Por lo que advertimos en las sesiones de regresión no somos demasiado competentes
para mejorar nuestras imperfecciones, y permanecemos muy parecidos encarnación
tras encarnación, principalmente, como he dicho antes, por el hábito
de analizar la vida tan sólo a partir de la infancia. Este es el más
flaco servicio que la Psicología tradicional ofrece a la humanidad, colaborando
para retrasar nuestra evolución. Poca gente consigue entender que ha bajado
para eliminar el resentimiento en esta actual encarnación, y al mismo tiempo,
mejorar su relación con un Espíritu antagonista que puede ser su
padre, su madre u otras personas. Pocos entienden que han venido a eliminar la
ira al lado de quien les hace exteriorizar esa emoción inferior. Y quien
nos ayuda a conocer nuestras inferioridades, ¿nos está haciendo
un mal o un bien? Depende de quien esté viendo la situación, si
nuestro Yo Inferior o nuestro Yo Superior, pues el de abajo, frecuentemente, lo
ve todo equivocadamente y se hace de víctima, siente odio o rencor, porque
no se acuerda de su pasado remoto, ni recuerda para qué ha reencarnado,
a veces ni siquiera sabe que ha reencarnado, sin embargo el de arriba sí
lo sabe, ha visto ya repetirse esta historia tantas veces antes...
Quien nos hace aflorar la pena, la ira, el sentimiento de rechazo, está
obrando como instrumento de la Perfección para mostrarnos qué debemos
curar en nosotros y esto forma parte de la Justicia Divina, del retorno. Pero
¿cuántos consiguen realmente entender esta cuestión? Es tarea
del psicoterapeuta reencarnacionista hacerlo ver a sus pacientes, pero para ello
debe estudiar y conocer profundamente la Reencarnación, no desde el punto
de vista anticuado de culpa y castigo, de pagar, de sufrir, sino bajo el punto
de vista que al respecto tiene el mundo espiritual, de oportunidad de crecimiento,
de armonización, de purificación.
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