Actualmente, y cada vez más, los pacientes quieren conversar sobre lo que
es la vida, sobre qué están haciendo aquí, para qué
viven, ¡y la mayor parte de ellos se cuestiona cuál puede ser su
Misión! La Misión u objetivo de cualquier persona que por aquí
esté es la misma, o sea, la auto-evolución. Y esto, que parece obvio,
tiene implicaciones muy profundas, pues evolucionar significa la mejora de nuestras
características personales, morales y éticas, a partir de una elevación
de nuestro nivel de conciencia.
Mi nombre es Mauro Kwitko, siempre he afirmado esto, hasta sería capaz
de jurar que soy Mauro Kwitko, me han registrado así, está en todos
mis documentos, siempre que me inscribo en algo, coloco este nombre, todos me
llaman así. No hay duda, ¡yo soy Mauro Kwitko! ¿Cierto? Equivocado.
En realidad yo estoy Mauro Kwitko. ¿Se dan cuenta? Esa es la gran diferencia
entre saber qué es la Vida y no saberlo. Cuando yo creía que era
Mauro Kwitko, no sabía lo que era la Vida, al descubrir que estaba Mauro
Kwitko, he descubierto lo que es la Vida. ¿Complicado? No tanto, veamos.
Antes de que yo "naciera", ¿qué había? Mi Esencia.
¿Cuál era su nombre? ¿Era Mauro Kwitko o vendría a
ser Mauro Kwitko? Obviamente, la segunda opción. En regresiones a algunas
encarnaciones pasadas me he visto como un negro, como un oficial romano, como
un escritor ruso, y ¿era yo Mauro Kwitko? Ciertamente que no, sin embargo
era Yo, seguro. Mi Conciencia habitaba "cáscaras" con nombres
diferentes, en épocas diferentes, y ¿qué tenían en
común todas ellas? Solamente mi verdadera identidad, mi Esencia, mi Conciencia,
eso a que las religiones llaman Espíritu. Pero no estoy hablando de religión,
y sí de Psicología.
¿Soy yo entonces el tal Mauro Kwitko? Claro que no, yo soy anterior a Mauro
Kwitko, y posterior también. Yo soy eterno, la "cáscara"
Mauro Kwitko es temporal.
Esto hace con que todo cambie, pues si Mauro Kwitko es temporal, todo lo que a
él concierne, en esta actual estancia terrena, ¿qué es, entonces?
Mis hijos Hanna, Rafael y Mauricio no son, sino que están Hanna, Rafael
y Mauricio; mi madre no es Paulina, está Paulina; mi hermano no es Airton,
mi padre no era Rafael, y así sucesivamente. De este modo yo estoy el padre
de Hanna, de Rafael y de Mauricio; la que está Paulina, está mi
madre; el que está Airton, está mi hermano; el que estaba Rafael,
estaba mi padre, etc. Somos todos personalidades pasajeras, con rótulos
pasajeros, pero con una misión única y en común: la auto-evolución,
o sea, la evolución de nuestra Esencia (o Conciencia o Espíritu),
hecha por medio de nosotros, que estamos. Y vosotros, lectores, ¿sois?
No, vosotros estáis.
Si no somos lo que pensamos ser, tampoco somos los rótulos que suponemos
tener. El día en que desencarnamos ("muerte") nos libertamos
del vehículo físico y, con ello, del aparente absolutismo de las
relaciones familiares, tal como están estructuradas, desde la relación
de nuestra Esencia con las ilusiones de nuestra Personalidad Inferior, hasta las
relaciones ilusorias con todo lo demás, incluso con las personas. En este
caso, si todo es transitorio excepto la Esencia, entonces todo es casi una fantasía,
casi una ilusión, a no ser que se mire la realidad. Hemos, pues, de libertarnos
y la Psicoterapia Reencarnacionista pregona la profunda liberación de las
cadenas que constituyen las ilusiones de la Personalidad Inferior, la cual se
juzga absoluta y que, siendo temporal en la realidad, dura una encarnación
y un período inter-encarnaciones, hasta la próxima encarnación,
hasta la próxima Personalidad Inferior, que es la continuación de
la actual.
Si no somos lo que aparentamos ser, si somos en realidad nuestra Esencia, si estamos
casi todos enfermos, desde el punto de vista emocional, mental o incluso físico,
si estamos aquí apenas para evolucionar a nivel de conciencia, es decir,
para perfeccionar nuestras características personales mediante la ampliación
de nuestra visión, y la mayoría no lo conseguimos, o sólo
lo conseguimos a medias, es que nos estamos equivocando en algo. Y ¿en
qué puede ser? La Psicoterapia Reencarnacionista quiere demostrar que ese
gran error consiste en creer que somos lo que no somos, o sea, creer en las ilusiones
de nuestra Personalidad Inferior y no dar acceso a nuestras metas y objetivos
pre-reencarnatorios. El terrible engaño es vivir para lo temporal cuando
debiéramos vivir para lo eterno. ¿Y dónde está la
diferencia? Podemos comenzar por algunos aspectos básicos: la Personalidad
Inferior generalmente vive en función de algunas palabras, como Yo, Mío
y Mía, mientras que la Esencia quiere vivir para el Nosotros y el Nuestro.
La Personalidad Inferior es egocéntrica, la Esencia quiere lo colectivo.
La Personalidad Inferior generalmente vive para sus propios intereses y los de
sus familiares y amigos, la Esencia vive para los intereses de la humanidad. La
Personalidad Inferior quiere dinero, confort, fines de semana y vacaciones, la
Esencia quiere trabajar por la paz, por el amor, por la armonía y por la
belleza. La Personalidad Inferior vive sabiendo que va a morir, puesto que ha
nacido; la Esencia sabe que es inmortal, que ha vivido antes en otras personalidades
inferiores y que frecuentará otras más tarde. La Personalidad Inferior
es limitada, miope, centrada en sí misma, posesiva, auto y heterocastradora,
materialista e inmediatista; la Esencia es infinita, posee la verdadera visión,
es expansiva, amorosa, universal. La Personalidad Inferior crea y mantiene la
enfermedad, la Esencia tiene la cura.
De este modo, ¿quién debe estar al mando de nuestra estancia terrena?
¿Quién tiene la real capacidad jerárquica para pilotar este
barco? ¿Quién debe ser el líder? La Esencia, ciertamente.
Mas ¿quién ha usurpado ese derecho, quién se ha sublevado,
rebelado, quién se ha acuartelado asumiendo el poder? La Personalidad Inferior
y sus ilusiones. No puede entonces ser motivo de asombro observar la proliferación
de enfermedades, tanto a nivel personal como social y planetario. Está
al mando quien no tiene condiciones y, allá en las bodegas, confinado y
encerrado en una celda oscura y aislada, el verdadero Maestro, la Sabiduría
Interna, sentado en el suelo, leyendo sus libros, meditando, aguardando. La Psicoterapia
Reencarnacionista quiere recordar a la Personalidad Inferior que existe un camino
que conduce a esa celda interna, de modo que, profundamente avergonzada, se dirija
a la puerta, abra, tome la mano de su Esencia, la abrace, llore realmente arrepentida,
la traiga para arriba, la coloque en el trono que es suyo por derecho y durante
el resto de la encarnación pase a servirla como un fiel y dedicado escudero,
un verdadero maestro-de-obras al servicio de los grandes ideales de su Maestro
Interno, su Verdad eterna.
¿Cómo anda tu trabajo? ¿Cuáles son tus planes, tus
metas, tus objetivos? ¿Para qué vives, para qué trabajas,
qué tienes en vista, qué pretendes alcanzar, a dónde quieres
llegar? ¿Cómo va tu encarnación, cómo te has conducido,
qué cosas te has empeñado en mejorar, cómo va tu evolución,
tu purificación, cuánto se ha dedicado a esto tu Personalidad Inferior?
Y la celda de tu Maestro Interno, todavía recuerdas el camino que conduce
a ella? ¿Lo has visitado últimamente, le has llevado comida, agua,
ropa limpia, gel, champú? ¿Cómo está de salud, ha
ido al médico, y sus dientes? ¿Se ha cortado las uñas? ¿No
son éstas las cosas que habitualmente hacemos con nosotros mismos y con
nuestros hijos y parientes? ¿Por qué no hacerlo con nuestra Esencia?
¿No ha llegado la hora de bajar a buscarla, traerla para arriba, alojarla
en el cuarto de huéspedes, instalarle nevera, "freezer", televisión,
llevarla al cine, teatro, espectáculos musicales? Todo esto que hacemos
con nosotros mismos y con los nuestros ¿no deberíamos hacerlo con
nuestra Esencia? ¿Por qué la negamos? ¿Por qué la
despreciamos? Talvez una reunión con la familia y los amigos para presentarla,
preguntarle su opinión sobre algunos asuntos, escucharla, oír atentamente
sus ideas, hacerle preguntas, ella sabe cosas que tenemos olvidadas y ciertamente
tiene la solución para nuestros más intrincados problemas. Y ponerla
al frente de la dirección de la casa, de nuestra vida, pedirle que ayude
a todos a descender a las bodegas en busca del Maestro Interno de cada cual, que
está allí solo, a oscuras, aguardando. Y ¿quién sabe?,
nos reunamos todos, padres e hijos, amigos y parientes en una gran celebración
a la orilla de la piscina o junto a la chimenea, o en un jardín de flores,
a la sombra de un árbol, y conversemos sobre los grandes misterios, la
finalidad de la Vida, los objetivos de la existencia, la temporalidad y responsabilidad
de nuestras Personalidades Inferiores, orientados por nuestras Esencias.
Cuando el egoísmo va siendo barrido por el altruismo, cuando el Yo empieza
a impregnarse del Nosotros, cuando la concepción equivocada de nacimiento,
vida y muerte comienza a extenderse hacia lo eterno, cuando muchas veces lo que
es bueno para mi Personalidad Inferior se percibe como perjudicial para mi Esencia,
o, entones, lo benéfico para mi Esencia se percibe como aparentemente perjudicial
para mi Personalidad Inferior, en fin, cuando los muros de nuestra ciudadela acuartelada
se van desmoronando, cuando comenzamos a percatarnos de nuestros errores y equivocaciones,
cuando empezamos a pensar en qué es lo que estamos haciendo y para qué,
en ese momento la integración verdadera entre lo que pensamos ser y lo
que somos realmente, empieza a concretarse. El reanudar la conexión entre
el Yo Inferior (temporal) y el Yo Superior (eterno) es lo que proponen todas las
religiones, y el volver a ligarse con el Superior, con Dios, pasa por encontrar
cada cual su propósito en aquella celda oscura y abandonada, y entender
el significado y los objetivos de una reencarnación, vivida por una persona
aparente y pasajera.
Cuando reencarnamos, venimos con planes y metas trazadas, sabemos por qué
estamos necesitando de esta nueva estancia aquí, en este plano dimensional
denso, y, por tanto, de un cuerpo físico, que nos sirva de vehículo
en ese tránsito. Sabemos lo que tenemos que aprender, qué hemos
de corregir, qué debemos mejorar, qué necesitamos alcanzar, a dónde
queremos llegar. Sabemos que encontraremos situaciones difíciles por el
camino y que éstas nos posibilitarán evolucionar y alcanzar nuestros
objetivos. Sabemos quiénes son los que denominamos padres, a dónde
estamos llegando y por qué, y tenemos noción de un proyecto ideado
por nosotros mismos para nuestro paso por aquí. Mas, a partir del momento
en que el espermatozoide de nuestro elegido padre fecunda el óvulo de nuestra
elegida madre, comienzan los problemas. Durante el tiempo en que se está
formando nuestro vehículo físico dentro del útero materno,
a partir de un Molde Psicobiológico, que veremos más adelante, tenemos
plena conciencia de lo que pasa con nuestros padres, qué sucede entre ellos,
e igualmente en lo que a nosotros se refiere. En los relatos de regresiones a
la vida uterina, nos percatamos claramente de que el "crío",
dentro del útero, se entera de lo que hablan sus padres y otras personas,
de lo que piensan y sienten. Durante la regresión al útero, las
personas relatan lo que está diciendo la madre y hasta lo que está
pensando, relatan lo que está haciendo el padre, si desea o no aquel embarazo,
describen la casa, las habitaciones, las personas que las habitan, etc. Muchísimas
veces me dicen que están sentados en el sofá al lado de sus padres,
están en el regazo de la futura abuela, y esto ocurre porque, si bien el
cuerpo físico se está formando dentro del útero, la Conciencia
está fuera, en el cuerpo astral. De este modo es fácil concluir
que el comportamiento y la personalidad de los futuros familiares, su manera de
relacionarse, cuestiones afectivas, financieras, etc., van siendo registradas
en el Inconsciente de aquel ser cuyo cuerpo físico está formándose
dentro del útero, que poco a poco va perdiendo conciencia de su origen,
de su Esencia, y va incorporando gradualmente las ilusiones de la personalidad
temporal, el embrión de su Personalidad Inferior. Va olvidando su plan
pre-reencarnatorio con aquel padre, con aquella madre, con aquella familia, con
aquella situación, y empieza a entregar el mando a su Ego, el cual tiene
la ilusión de que las cosas están comenzando, olvidado de quién
es realmente y de quiénes han sido ellos en otros tiempos.
Una mala relación entre los padres, rechazo por parte de alguno de ellos
o de ambos, situaciones de dificultades, agresividad, etc., todo queda registrado
cuando todavía estamos dentro del útero y permanece en nuestro Inconsciente,
reforzando ciertas características negativas congénitas de nuestra
personalidad así como la manera de reaccionar en situaciones futuras. Esta
puede ser la principal causa de las denominadas psicosis, en que la persona permanece
anclada en un comportamiento regresivo, muchas veces auto-incorporándose
a una personalidad suya de alguna encarnación pasada, como un rechazo a
vivir, por miedo. El autismo puede tener una explicación semejante, aún
más profundo, un rechazo a encarnar. Pero si el trauma no es tan fuerte
y asustador y tampoco lo es aquello que traemos en nuestras características
de personalidad, se generan las neurosis características de todos nosotros,
los "normóticos", los normales-neuróticos.
Todos vosotros, que ahora os percatáis de las ilusiones de vuestra Personalidad
Inferior, empezáis a entender por qué os vais desviando, o algo
parecido, por la vida, ya os apercibáis de ello o no, y por qué
no estáis evolucionando más rápidamente como deberíais,
enredados en esos conflictos cotidianos de personalidades temporales. La solución
consiste en mirar por detrás de las ilusiones, reencontrarse con las metas
pre-reencarnatorias y permitir que el verdadero líder asuma el mando. ¿Es
fácil? No, por culpa de las armadillas, que más adelante veremos.
El psicoterapeuta reencarnacionista debe enterarse bien de estos asuntos y andar
ya en línea recta, en el verdadero Camino, para poder auxiliar a sus hermanos
que lo solicitan. El que se proponga ayudar a los demás debe cuidar de
evolucionar rápidamente, para poder servir de ejemplo.
Sobre o autor Mauro Kwitko é médico auto-licenciado do Conselho de Medicina para poder dedicar-se livremente ao seu trabalho como psicoterapeuta reencarnacionista. Em 1996, começou a elaborar e divulgar a Psicoterapia Reencarnacionista. É fundador e presidente da ABPR. Ministra Cursos de Formação em Psicoterapia Reencarnacionista e Regressão Terapêutica há muitos anos, tendo formado centenas de psicoterapeutas reencarnacionistas. Email: [email protected] Visite o Site do Autor