La semana pasada, dimos inicio al estudio sobre los 12 Hilos de Interdependencia: enseñanzas budistas que nos incentivan a romper el hábito de sufrir por medio de la conciencia de la conexión kármica existente entre causas y efectos.
Los 12 Hilos Interdependientes pueden tanto ser vistos como los estados del ciclo interminable de vida y muerte de los seres humanos, como por la dinámica de vida y muerte de los propios estados mentales. Para facilitar nuestra comprensión, vamos a enfocarnos en la manera como estos hilos forman nuestra cadena de pensamientos.
En el primer hilo, hablamos sobre la Ignorancia del apego a sí mismo: la visión errónea que tenemos de la realidad. Este hilo, que nos mantiene presos a la cadena de sufrimiento, sólo podrá ser roto cuando podamos tener el entendimiento claro de la realidad: relajar la mente en el espacio absoluto del vacío, como dicen los maestros budistas. Esto es, cuando conseguimos ver la realidad directa de los fenómenos sin dejarnos llevar por el hábito de concretizar nuestras proyecciones mentales. El sufrimiento resulta al atribuir a la realidad una cualidad congelada, que ella verdaderamente no tiene. El apego a las cosas como si fueran reales y permanentes nos lleva a experiencias dolorosas. Usted puede leer más sobre este primer Hilo en el artículo anterior “El hábito de sufrir”. Hoy, hablaremos sobre el condicionamiento.
El segundo hilo también es traducido como impulso o energía motivadora. Este hilo nos explicará por que tantas veces intentamos decirnos: “no voy a pensar más negativamente”, y bingo! Ya está nuestra mente nuevamente sufriendo, sufriendo.
Todo pensamiento surge como un gatillo que nos arroja a otro pensamiento. Esto es, cada pensamiento es el resultado de una causa kármica positiva o negativa. Así como explica Lama Gangchen Rinpoche en su libro Auto-cura Tantrica III (Ed. Gaia): “El resultado de la causa y condición del surgimiento interdependiente negativo de nuestra ignorancia son nuestros actos productores de renacimientos, que más tarde o más temprano nos proyectarán para otro renacimiento samsárico, superior o inferior, feliz o infeliz. Realizamos esas acciones que causan renacimientos como un ceramista hace sus floreros. La belleza del florero depende exclusivamente de las acciones del ceramista. De la misma manera, una vida bonita o fea depende de las acciones de luz o de sombra que creamos momento tras momento del día y de la noche. Nuestras acciones de surgir interdependiente que nos proyectan hacen que las sombras de nuestro apego y rabia egoístas se desenvuelvan y crezcan: la auto-destrucción - lo opuesto de la auto-cura”.
Para cortar este karma de proyección surgido inter dependientemente, tenemos que aprender a relajar la mente en el espacio entre los pensamientos.
Los grandes meditadores observaron en sus prácticas de meditación que existe espacio entre un pensamiento y otro. Esto es, hay un intervalo silencioso entre cada pensamiento. Pero como estamos siempre concentrados en los pensamientos en sí, no nos concentramos en este espacio existente entre los pensamientos. Por ejemplo, cuando imaginamos los pinos, nuestra concentración se fija en la imagen de los pinos y no en el espacio entre ellos!
Aquellos que se perfeccionan en ciertas prácticas de meditación aprenden a no concentrarse en el contenido de los pensamientos, y sí en el espacio entre ellos. Esto es, en el espacio que los liga, en la pausa entre ellos.
Gracias a ese espacio, podemos transformar la cadena de pensamientos de nuestra mente. Si no hubiese este espacio entre los pensamientos, pensaríamos siempre la misma cosa!
A pesar de silencioso, ese espacio está lleno de posibilidades: un campo de potencialidad pura e ilimitada. Por eso, podemos cambiar nuestras ideas. En este sentido, somos capaces de escoger la dirección de nuestros pensamientos, aún que nos parezca imposible romper la terrible cadena de pensamientos negativos. Un pensamiento negativo es seguido de otro pensamiento negativo apenas porque posee un impulso de naturaleza semejante en su formación de origen.
La causa, es decir, el origen de una proyección mental (el efecto) es creado en la motivación con la cual actuamos con nuestro cuerpo, palabra y mente. Esto es, no la acción en sí la que generará la naturaleza positiva o negativa de nuestro karma, pero si la motivación con la cual actuamos.
Cuando nuestra motivación está contaminada por la rabia, por el apego o por la ignorancia, generamos causas para que un día maduren efectos negativos. Cuando actuamos con el pensamiento basado en la sabiduría, en la generosidad, en la compasión y en el amor incondicional, generamos causas que, cuando maduren, tendrán efectos positivos.
En este sentido, experimentamos sufrimiento o alegría como el efecto de una causa que creamos un día a partir de la motivación con que generamos una acción. No es increíble percibir que estamos - en todo momento - creando las causas de nuestro futuro, al mismo tiempo que vivenciamos los efectos de nuestras acciones pasadas?
Por eso, es importante reconocer que así como un sufrimiento tiene origen en nuestra mente, a partir de ella es que lo solucionaremos.
Nuestra mente está extremamente condicionada por la cultura en que vivimos, pero aún así podemos buscar el entendimiento claro en medio de la intensa confusión. Si quisiéramos evolucionar interiormente, tendremos que parar para auto-observarnos. Mientras no lo hagamos, no seremos individuos, si no apenas el resultado de un pensamiento colectivo.
Nuestra mente es obediente a las órdenes que le demos. Todas las informaciones percibidas por los sentidos son interpretadas por el cerebro como verdades, de acuerdo con los padrones anteriormente registrados. Esto quiere decir que nuestro cerebro interpreta como verdaderas o falsas las informaciones conforme las registramos como afirmativas. En otras palabras, somos el resultado de nuestro auto-condicionamiento. Por eso, podemos cambiar. Por ejemplo, frente a cualquier situación podemos siempre preguntarnos: “Que tengo que hacer ahora para cambiar mi mente?". Cada segundo tenemos una nueva chance de transformación y auto-cura.Deepak Chopra en su libro “Las Siete Leyes Espirituales del Suceso” (Editora Best Seller) nos aconseja: “Cuando usted hace una elección - cualquier que sea - pregúntese dos cosas: primera, ’cuales serán las consecuencias de la elección que estoy haciendo’?; segundo, ’esa elección traerá felicidad a mí y a los otros a mi alrededor’? La respuesta a la primera cuestión usted sentirá en su corazón y sabrá inmediatamente cuales serán las consecuencias. En cuanto a la segunda cuestión, si la respuesta fuera si, entonces persista en esa elección. Si fuera no, escoja otra cosa, es bien simple”.
Así como cierta vez Lama Zopa me dijo directamente: “Cuando usted tenga dudas entre dos soluciones, escoja la que beneficie a un número mayor de personas”.
Bel Cesar é psicóloga, pratica a psicoterapia sob a perspectiva do Budismo Tibetano desde 1990. Dedica-se ao tratamento do estresse traumático com os métodos de S.E.® - Somatic Experiencing (Experiência Somática) e de EMDR (Dessensibilização e Reprocessamento através de Movimentos Oculares). Desde 1991, dedica-se ao acompanhamento daqueles que enfrentam a morte. É também autora dos livros `Viagem Interior ao Tibete´ e `Morrer não se improvisa´, `O livro das Emoções´, `Mania de Sofrer´, `O sutil desequilíbrio do estresse´ em parceria com o psiquiatra Dr. Sergio Klepacz e `O Grande Amor - um objetivo de vida´ em parceria com Lama Michel Rinpoche. Todos editados pela Editora Gaia. Email: [email protected] Visite o Site do Autor