Hablando, escribiendo, dando consejos y recetas de Alimentación Desintoxicante o sobre el poder terapéutico del limón, siempre surgen personas preguntando: ¿puedo colocar azúcar en mi zumo desintoxicante? ¿Puedo tomar el limón con azúcar? ¿Puedo usar miel?
¿Puedo usar edulcorantes? En fin, aun teniendo como punto de interés la desintoxicación y un tratamiento de salud, la gente insiste en endulzar su gran oportunidad de cura. Veamos cuánto de in-sano (no saludable) existe en esa necesidad.
Hasta hace cerca de 300 años la humanidad no usaba aditivos dulces en su dieta ordinaria. Los pueblos antiguos y las civilizaciones pasadas no conocían ese famoso aditivo dulce. La miel se usaba eventualmente, pero como medicina. ¡Como medicina!
Este proceso histórico demuestra que el azúcar es innecesario como alimento. Solamente a partir de los dos últimos siglos se comenzó a producir el azúcar a gran escala y a consumirlo de forma cada vez más intensa. Cada vez más purificado, el azúcar de caña (o de remolacha) se transformó en sacarosa blanca. Un polvo blanco.
Hoy somos una civilización consumidora de miles de toneladas diarias de azúcar. El azúcar refinado es el resultado de un proceso físico-químico que extrae del zumo de la caña la sacarosa purificada y anhidra, utilizando y adicionando productos químicos como clarificantes, antihumectantes y agentes de molienda. Aditivos químicos, sintéticos, muchas veces cancerígenos y/o dañosos para la salud.
El azúcar refinado debe ser considerado como un producto químicamente activo, pues se trata de una sustancia resultante de un proceso de purificación, un concentrado. Del jarabe inicial, después de evaporado, se retiran fibras, proteínas, sales minerales, vitaminas, impurezas, etc. El producto final es la sacarosa concentrada a más de 90%, un carbohidrato de elevado poder calórico y de liberación de glucosa en la sangre. Un alimento vacío de nutrientes y, al contrario, rico en aditivos y residuos de un proceso físico-químico, razón por la cual debemos considerar al azúcar como un no alimento, cero de energía vital, por lo tanto, como en la clasificación del libro del Dr. Soleil - ¿Sabes desintoxicarte? - un alimento biocídico (bío = vida + cídico = que mata).
El cuerpo humano no necesita de azúcar refinado. Lo que realmente necesita es la glucosa, o sea, el ladrillo básico de los carbohidratos. Pero esa glucosa puede ser fácilmente obtenida a partir de una alimentación equilibrada, en la cual se consuman diariamente frutas, cereales integrales, legumbres y hortalizas. Al contrario de lo que preconizan dietas como la del Dr. Atkins y la de South Beach (cuando evitan el consumo de carbohidratos), la glucosa es el principal combustible del ser humano; por lo tanto es muy importante para su pleno metabolismo, al generar energía de crecimiento, regeneración, movimiento, pensamiento y manutención. Así, consumida de manera correcta, de fuentes naturales, que el organismo incluso necesita digerir para obtenerla, existen tiempos y condiciones que sólo fortalecen y favorecen al organismo.
Pero el slogan dice: “azúcar es energía”.
Sin embargo, esta es una afirmación engañosa, pues verdaderamente, lo correcto sería decir que: “azúcar es una inyección de glucosa en vena”, o sea, superabundancia de energía química concentrada.
Y ahí reside el problema: azúcar refinado es siempre exceso de energía, por encima de las necesidades reales. Y, una vez ingerido, ¿para dónde va este exceso?
- Depósito de grasa corporal en las vísceras, órganos, sistemas…
- Mayor demanda de energía metabólica (estrés metabólico) para hacer frente a las desarmonías energéticas generadas;
- Envejecimiento precoz, pues la célula sólo utiliza lo que necesita, todo lo demás pasa a ser un “estorbo” metabólico;
- Estímulo excesivo del páncreas;
- Depresión del sistema inmunológico, que incluye problemas como enfermedades repetitivas;
- Desmineralización orgánica, que incluye problemas de anemia, dientes y huesos;
- Subnutrición por la depresión de enzimas digestivas, por lo tanto, pobre aprovechamiento y fijación de nutrientes; y
- Problemas digestivos, gases, constipaciones, etc.
Al consumir un producto extremadamente concentrado, aislado, se exige al organismo una compensación química. Es decir, serán secuestrados el calcio y el magnesio del metabolismo y de las reservas. Así, indirectamente, el azúcar “roba” al organismo depósitos de estos minerales, y esta carencia de calcio, hierro y magnesio aumenta en proporción a la ingesta de azúcar. Podemos afirmar entonces que el azúcar es descalcificante, desmineralizante, desvitaminizante, un agente de desarmonización metabólica. Azúcar no es alimento, sino un antinutriente.
Recordemos que en el consagrado libro de William Dufty – Sugar Blues— el autor considera al azúcar como una “droga dulce y que produce vicio, que disuelve los dientes y los huesos de toda una civilización”.
Y lo peor, sus efectos son como los de una verdadera droga, lentos, acumulativos e insidiosos, van minando la salud día tras día, año tras año.
Importa recordar que todo alimento clasificado como carbohidrato o energético, como son los cereales y sus harinas, las frutas, legumbres y verduras, se denominan así porque se transforman en glucosa durante su proceso digestivo. También una pequeña parte de las carnes e incluso de las semillas se convierte en glucosa.
Por tanto, en una alimentación equilibrada y consciente, esta es la ruta energética natural para mantener las necesidades bioquímicas del cuerpo. Esto explica por qué los pueblos antiguos no necesitaban un extra de azúcar.
De este modo, si tenemos en cuenta que no necesitamos de azúcar “extra”, todo el que se viene consumiendo en estos tres últimos siglos es excesivo, exagerado, mucho más de lo que el organismo necesita.
¿Vamos al buen sentido? Lo más importante es hacer que cada individuo entienda que la alimentación natural, sin aditivos dulces, contiene cantidades suficientes de glucosa y energía. No son necesarios aditivos edulcorantes ni azúcar.
Ya que el azúcar refinado existe y es imposible negar sus placeres, ¿vamos al buen sentido, a la creatividad, al adaptarse? En estos tiempos de modernidad y de “high tech”, ingerimos mucha más energía de la necesaria. Principalmente porque la humanidad utiliza menos el físico, al contrario, es más sedentaria.Y, como estamos hablando de una “droga”, quien consume mucho azúcar se torna un dependiente orgánico, y cuanto más intoxicado está, más desea el azúcar, más sedentario se vuelve, porque tiende a tener menos fuerza física, emocional y mental. Los grandes consumidores de azúcar generalmente son débiles, asténicos y creen que no pueden hacer nada sin consumir un poco de dulce.
Brasil, uno de los mayores productores de azúcar del mundo, tiene un problema cultural, pues su economía comenzó con el cultivo de la caña. Infelizmente el brasileño consume cerca de 200 gramos de azúcar al día. Por extensión son casi 6 kilos al mes o 72 kilos al año.
Por tanto, en cada período de 13 años la persona consume una tonelada de azúcar. De este modo, un ciudadano brasileño de 40 años ya ha hecho pasar por su organismo algo así como tres toneladas de azúcar.
Conceição Trucom é química, cientista e escritora sobre Alimentação Baseada em Plantas, considerada como Alimentação do Futuro: vitalizante e regenerativa.
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