Quienes viven en Jardim Brasil desde hace algún tiempo se acordarán de aquel limpiabotas sonriente y cariñoso que pasaba el día allí en la esquina de la Av. Jardim Japão. Pero ni en sueños podrán imaginar que aquel humilde hombre vivió aquí en la Tierra experiencias extraordinarias.
Hilario fue portador de la enfermedad de Hansen, denominada popularmente lepra, habiendo vivido algunos años en lazaretos, aislado de la sociedad. Se casó con María, una señora parapléjica, muy amiga mía. A pesar de los años de convivencia ella no contrajo la enfermedad, contrariando las informaciones de la medicina que admiten el contagio a través de la relación sexual.
Conocí a Hilario en el Centro Espirita Evangelio en Acción. Yo dirigía un grupo de experimentaciones mediúmnicas allá en Vila Muñoz, en Sao Paulo, y en Hilario se desarrolló una mediumnidad extraordinaria, que reunía videncia, desdoblamiento y cura.
Estas facultades, aliadas a su carácter sincero y humilde, han esculpido una obra gigantesca de amor y desprendimiento que marcarán para siempre mi vida y la de tantas personas que han encontrado, no sólo la cura, sino principalmente un camino, en la convivencia con un alma de tamaña envergadura.
Tuvo dificultades en el comienzo de sus actividades como médium curador, porque Epifanio, el Espíritu que actuaba a través de él, utilizaba esparadrapo en las cirugías. No había corte físico en el cuerpo de los enfermos, pero Epifanio colocaba el esparadrapo, que después de tres días se desprendía del lugar y la persona quedaba curada.
En mis pesquisas, para aprender y para defender a Hilario de los dirigentes que creaban obstáculos a sus actividades, descubrí que el esparadrapo era una referencia energética y un proceso psicológico para garantizar al asistido que él había sido operado.
Sin embargo, los dirigentes de Evangelio en Acción optaron por prohibirle el ejercicio de su mediumnidad por culpa del esparadrapo, e Hilario quedó “desempleado”. Habló conmigo, preocupado. Y yo le dije que no interrumpiese su misión. Aunque tuviese que actuar en la calle. Más tarde me enteré de que el grupo que dirigía actividades espirituales en el Sanatorio Padre Bento de Guarulhos lo había invitado para integrarse en los trabajos que ellos hacían. Allí, junto a Plinio y a Helio Preto, dos grandes amigos y personas de alta calidad espiritual, él desarrolló sus trabajos de apoyo al prójimo, hasta dejar su cuerpo.
He visto y sabido de innumerables personas que fueron curadas por Hilario. Él nada cobraba, a no ser el esparadrapo, que solicitaba trajesen de casa. Una cosa requería con insistencia a los enfermos: que, por favor, principalmente en el día de la cirugía, no comiesen carne.
De vez en cuando yo me pasaba por su casa, allá en la Av. Sanatorio, y lo encontraba en cama, retorciéndose con dolores en el estómago. Me decía que al tocar a una persona que hubiese comido carne, en el día de la reunión, él recibía como un puñetazo en el estómago y al día siguiente el dolor se producía inevitablemente.
Hilario dejó su cuerpo debido a un cáncer de estómago. Hasta hoy no he sabido exactamente si el cáncer fue causado por la alimentación carnívora de los pacientes, o bien porque la medicación, que como portador del mal de Hansen él tomaba, también dilacera esta parte del organismo.
Entretanto, lo que hay de impresionante en la historia de Hilario no es el dolor, sino la grandeza de su alma, la tenacidad de su corazón, que iba más allá de las fronteras del prejuicio, de la enfermedad y de la pobreza en un digno ejemplo de conspirador de la nueva era, que más que curar, transformaba a aquellos que estuviesen a su lado.
Luego de su desencarne, María, mi mujer, en una reunión espiritual vio a Hilario. Le quería con pasión, decía siempre. Cuando lo vio, fue a su encuentro para recibir de él aquel abrazo agradable y cariñoso de siempre. Pero se puso un poco triste, quieta, pues ya no sintió aquel calor y el toque cariñoso de Hilario. Bien, ahora él habita en otra dimensión. El cuerpo físico se quedó en la Tierra.
Algún tiempo después ella me contó como confidencia: el cariño y el afecto de Hilario, ahora, eran más intensos y sabrosos.
Wilson Francisco é Terapeuta Holístico, escritor e médium espírita. Desenvolve o Projeto Mutação, um processo em que faz a leitura da alma da criatura e investigação do seu Universo, para facilitar projetos, sonhos e decisões, descobrindo bloqueios, deformidades e medos que são reprogramados energeticamente.
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