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Presta atención a las señales

Presta atención a las señales
Publicado dia 3/24/2006 4:30:25 PM em STUM WORLD

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Traducción de Teresa - [email protected]

Recibir noticias de personas inmediatamente después de haber soñado con ellas. Recibir llamadas de teléfono de amigos en los cuales no conseguimos dejar de pensar. Comenzar a hablar al mismo tiempo, la misma frase que nuestro interlocutor. Canturrear la misma canción que nuestro compañero de trabajo comienza a silbar. Encontrar, repentinamente, sin haber quedado, o planeado, justamente a aquella persona con la cual queremos o necesitamos conversar. Descubrir que alguien a quien acabamos de conocer como cliente ha sido vecino de nuestro mejor amigo.

Estar en una ciudad en la cual nunca has estado, entrar en un restaurante cualquiera, solamente para constatar que el gerente ha sido tu compañero de grupo en la facultad.

Y, finalmente, experimentar la extraña sensación de estar viviendo una situación por la enésima vez, en todos sus mínimos detalles, sin conseguir determinar cuándo – o dónde- sucedió la primera vez. Ya sabes: aquello a que se suele llamar ‘dejá-vu’, deja siempre un trazo de misterio en el aire.

La mayoría de la gente suele considerar que acontecimientos así son fruto de la mera casualidad. Consideran que las coincidencias se explican mediante la ley de las probabilidades.

Ciertamente, en medio de la infinita gama de interacciones que tienen lugar entre los seres humanos, a cada instante, en todo el planeta, acontecimientos como los que describimos son matemáticamente previsibles.

Lo que no parece fácil de explicar es la dimensión que tiene su impacto en la vida de las personas.

Hay coincidencias que modifican completamente nuestra vida. Casualidades, que nos llevan por caminos inusitados, señalando, como saetas fluorescentes, soluciones que, de otra forma, estarían totalmente fuera de nuestro campo de visión. Acontecimientos insólitos, que sacuden nuestra existencia, presentándonos una nueva perspectiva del mundo y de las cosas.

Justamente por eso algunas personas creen en que las coincidencias son eventos reveladores, señales de que una fuerza superior actúa sobre nuestras vidas, creando situaciones de aprendizaje, abriendo un camino claro en medio de la densa niebla de ilusión que terqueamos en aceptar como realidad.

Las personas que piensan de ese modo llaman a las coincidencias, sincronismos.

El libro Profecía Celestina describe de qué manera esos fenómenos ocurren en nuestro día-a-día y cómo podemos servirnos de ellos para acelerar nuestro proceso de auto-conocimiento y nuestro desarrollo espiritual.

De mucho me ha valido el haber leído ese libro, pero mucho más eficaz ha sido el observar de qué manera los sincronismos han sucedido en mi vida, haciéndome cada vez más sensible a su poder transformador.

Hoy, son como una mano suave que me señala el camino a seguir, afirmando, cada vez más fuertemente, que, si nos entregamos en cuerpo y alma a la suave conducción de nuestros instructores y maestros espirituales, siempre habrá de sucedernos lo mejor.

Hace cerca de veinte años fui sorprendida en la noche de un domingo por una llamada telefónica. Era una compañera de escuela a la que no había visto desde que terminé el segundo grado. Animada, ella me decía que estaba en Sao Paulo, y que deseaba mucho hacerme una visita. Inmediatamente, la invité a cenar en mi casa. Al final de la noche, en medio de los recuerdos de un tiempo feliz que ya no volverá, ella me explicó que trabajaba como abogada en una estatal, y había sido trasladada a Sao Paulo. Me puse contenta, porque tendría a mi compañera viviendo cerca de mí. Sin embargo ella me dijo que había conseguido concentrar sus horarios de prestación de servicios en apenas dos días, y que iba a viajar todas las semanas para aquí, porque no quería separarse del novio, que era director de un hospital en Río de Janeiro.

Le ofrecí mi casa para que ella se hospedase todas las semanas, por lo menos hasta que encontrase un lugar mejor donde pudiese pernoctar.
Ángela se puso muy contenta, aceptó mi invitación y así pasaron más de dos años, viéndonos todas las semanas y pudiendo charlar bastante. Al final ella volvió a trabajar en Río y dejamos de encontrarnos.

El mismo año en que Ángela dejó de frecuentar mi casa, mi hijo adolescente viajó a Río para pasar las vacaciones y sufrió un gravísimo accidente, que lo dejó en coma, internado en la UCI de un Hospital Público. No había posibilidad alguna de trasladarlo para Sao Paulo, y, en Río de Janeiro los hospitales particulares estaban fuera de nuestro convenio. Estaba yo en esa situación desesperadora, cuando Ángela me telefoneó. Se había enterado de lo que había sucedido y colocaba a mi disposición el hospital donde su novio trabajaba.
Este hospital, no sólo tenía todas las condiciones para prestar las atenciones que mi hijo necesitaba, sino que además se había afiliado hacía poco tiempo al mismo convenio médico, que la empresa donde yo trabajaba ofrecía a mi familia.

Durante cada uno de los sesenta días en que mi hijo permaneció internado, no tuve gastos de ningún tipo, y fui atendida con todo cariño. Nunca dejé de agradecer a la divina Providencia por haber conducido a Ángela hasta mi casa y por haberla conservado dos años junto a mí.

Cuando la recibía a cada semana en mi casa, y estrechaba nuestra amistad, no sabía que estaba abrigando al ángel bueno que habría de ayudar a mi hijo a recuperarse. Pero era esto lo que estaba haciendo.

Los sincronismos ocurren todo el tiempo, pero sólo somos capaces de advertirlos cuando despertamos para el hecho de que nuestra existencia es un continuo diálogo con el Universo y, más precisamente, con todo lo que existe y con todos los que nos rodean.

Os cuento esto no solamente para dar un testimonio de que nuestras vidas son guiadas por dedos invisibles y benevolentes, sino también para que entendáis que cuando afirmo la existencia de maestros e instructores espirituales no estoy hablando de algo teórico, sino de una realidad con la cual convivo diariamente, un precioso tesoro, del cual soy depositaria, y que me han encargado de que os trasmita.

Considero que si he sido conducida a vivenciar estas experiencias, y me fue brindada la maravillosa posibilidad que este Site en la Internet me ofrece para compartirlas, debe ser porque, de alguna forma, muchos de vosotros necesitáis tomar conocimiento de ellas.

Cuando uno de nosotros se ve tocado por la magia, ésta se expande y nos transforma a todos.
No hay límites para el grado de conexión que podemos alcanzar.
Porque somos todos uno.

por Maria Guida

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Sobre o autor
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Maria Guida é
colaboradora do Site
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