Muchas veces pensamos que ya hemos vivido tantas cosas que nada más nos puede sorprender, y en ese momento, viene el Universo y nos tira por la alfombra, siempre con acontecimientos mucho más allá de lo que esperamos.
O para el “bien” o para el “mal”… digamos de paso que bien y mal son muy relativos, porque por nuestra visión limitada clasificamos como mal a una cosa que, si la pudiésemos ver desde arriba, con los ojos aguzados de un águila que observa el plano mayor… veríamos que aquel supuesto “mal” es sólo el camino elegido por el Gran Misterio para llevarnos a un bien mayor.
Así, una postura que en mucho nos puede ayudar ante la vida, es rendirnos… no resistiéndonos ante lo inevitable. Sea éste “bueno” o sea “malo”, pues sabemos que existen acontecimientos y eventos que han de ser inevitablemente superados.
Hay una mujer en las montañas que me ha enseñado algo acerca de esto… Ella compara nuestra vida con una tela, como aquella de la hilandera cósmica, en la cual, los hilos que parten desde el centro hacia fuera simbolizan las cosas que tenemos que soportar sin poder evitarlas y los hilos que rodean la tela representan las cosas que es posible modificar…
Me gusta recordar esa imagen de la tela cuando me encuentro con acontecimientos inevitables, porque esto me habla de la importancia de la aceptación de aquello que es de nuestro destino y de como esa aceptación hace que pasemos por ellas más suavemente… No podemos modificar determinadas cosas, pero siempre podemos cambiar la manera de que nos valemos para pasar por ellas…
Y cuando no atinamos a ver ninguna salida ante lo inevitable, la mejor opción es siempre la entrega total del control a nuestra Alma…
Cuando nos resistimos y nos sublevamos, protestando por las cosas que son inevitables, esta actitud sólo hace empeorar aquello que aparentemente ya es tan malo.
Del mismo modo que, si nos rendimos, tenemos la oportunidad de llevar a cabo opciones más conscientes. Opciones que tienen en cuenta la voz del corazón.
El protestar por todo sólo nos hace perder una energía preciosa y también perder la ocasión de transformar los hilos de lo inevitable en un lindo diseño creativo.
Nos ponemos a protestar y así permanecemos en el mismo lugar, cuando podríamos no resistirnos… aceptar que aquello nos está realmente sucediendo, y a partir de ahí transformar en luz lo que nos parece tan sombrío.
El modo que eliges para pasar por las cosas, constituye toda la diferencia…
No podemos escoger todo lo que vamos a atravesar aquí y ahora, pero sí podemos escoger el cómo vamos a pasar por todas las cosas.
Yo puedo optar por protestar eternamente, prendiéndome al pasado… resistiéndome ante lo que es inevitable, o puedo preferir entender aquello como una oportunidad única de aprendizaje, rindiéndome y no oponiendo resistencia.
Esta rendición es una aceptación plena y una confianza muy grande; mucho más allá de lo que consigo percibir existe una fuerza velando para que yo sea feliz y me aproxime cada vez más a quien realmente soy.
Así, existe un punto donde la confianza en esa fuerza nos hace entender que, cuando nos entregamos a Ella, las soluciones – aún para las cosas más difíciles – se revelan de una sencillez que nos encanta el Alma. Y nuestra Tela se ilumina todavía más...
Publicado dia 4/7/2006 2:55:15 PM em STUM WORLD
