El otro día tuve una experiencia curiosa: estaba trabajando en la computadora con imágenes de flores mientras escuchaba un CD con música que no escuchaba hacia años. Sin darme cuenta, me dejé hipnotizar por aquellas melodías al punto de sentirme quien yo era hace años!
Cuando noté que estaba presa en una experiencia apenas virtual, me sorprendí con la pregunta que hice para mi misma: cuando será que dejamos realmente de ser quien fuimos un día?
De a pocos, recuperé la concentración sobre las imágenes y parte de aquella melancolía se fue. Pero la conciencia de esta vivencia permaneció. Es como la nostalgia que queda después que sentimos el perfume de una persona querida: podemos continuar nuestras actividades prácticas, pero permanecemos sintonizados con el pasado.
El impacto de esta experiencia permaneció como un alerta sobre la importancia de la conciencia de nuestras marcas mentales, pues ellas son como manchas que pueden permanecer años y años impidiéndonos ser libres, o sea, nuevos a cada momento!
Según la psicología budista, las marcas mentales son el paño de fondo de nuestra realidad, que se parece a pantalla vacía en la cual nuestras percepciones proyectan imágenes basadas en nuestras experiencias de éxito y frustración.
Gueshe Roach, en su libro “El lapidador de Diamantes” (“O lapidador de Diamantes” (Ed.Gaia), define este proceso de manera muy didáctica: “Imagine su mente como una cámara de vídeo. Sus ojos, sus oídos y todo el resto son los lentes por donde usted ve el mundo exterior. Casi todos los botones que determinan la calidad de la grabación están ligados a la intención - todo aquello que usted quiere que suceda y porque. Entonces, como va a ser realizada esa grabación? Como las marcas mentales para tener éxito o fracaso en los negocios van a ser impresas en nuestra mente”?
Las marcas mentales creadas en el pasado determinan nuestra percepción del presente!
En este sentido, la realidad inmediata es una consecuencia directa de como nos comportamos en el pasado. El budismo denomina este fenómeno como karma: la ley natural de causas y efectos.
Karma es la fuerza impulsora por detrás del renacimiento. Karma significa que lo que sea que hagamos con el cuerpo, palabra y mente, tendremos el resultado correspondiente. Cada acción, por mínima que sea, carga consigo sus consecuencias. Por esta razón, el budismo nos estimula a tener conciencia de nuestras acciones.
La conciencia no surge de la nada. Esto es, un momento de conciencia es apenas producido por el momento de conciencia que lo precedió inmediatamente. De esta forma, podemos rastrear nuestra mente para profundizar el auto-conocimiento con la sincera intención de reconocer y transformar las marcas mentales negativas en positivas. Caso contrario, ellas producirán repetidamente la realidad de dolor y frustración en nuestra vida.
El budismo nos incentiva a investigar la mente, como, por ejemplo, al responder a la siguiente pregunta: “Cuales son los beneficios de los malos pensamientos”? El Dalai Lama, en su libro Bondad, Amor y Compasión (Ed.Pensamento), escribe: “Reflexionen, reflexionen, reflexionen. A través de esta reflexión, podemos percibir con claridad que una cierta parte de la mente es la causante de problemas, siendo necesario controlarla, en cuanto la otra parte es benéfica para nosotros y para el prójimo, valiendo la pena desenvolverla. O sea, el auto-examen es valioso”.
En tanto, en Occidente, debido a nuestros hábitos consumistas, queremos respuestas rápidas: no estamos habituados a la práctica de la reflexión repetida y profunda. Tenemos hasta dificultad de prestar atención a una historia si ya la conocemos!
Recuerdo aún como quedé irritada cuando comencé a participar de las aulas de budismo con un Gueshe (profesor) que, en vez de responder a mis preguntas, me hacia reflexionar sobre ellas con otras preguntas. Yo me sentía cada vez más confusa! Inicialmente, él se reía con mi reacción nerviosa, pero al notar que yo estaba llorando por sentirme tan perdida, él me dice cariñosamente: “Yo sólo estoy enseñándole a encontrar sus propias respuestas”!
En general, fuimos más incentivados a seguir órdenes que a reflexionar profundamente sobre algo. Pero si quisiéramos conocer los mecanismos de nuestra mente tendremos que observarla constantemente.
Las marcas mentales son una especie de código almacenado en la base de nuestra mente que, cuando surgen las condiciones apropiadas, se manifiestan en nuestras vidas como circunstancias y situaciones. Por ejemplo, al observar la cadena de pensamientos que creamos delante de una emoción negativa, podremos reconocer nuestra tendencia a crear suposiciones extras al respecto de un evento que no depende de los factores externos: creamos nuestra realidad conforme nuestras proyecciones mentales. Quien ya no se encontró diciendo: “Yo juro que pensé que tú... eso y aquello”... Sacamos conclusiones en lugar de los otros y después nos sorprendemos al escucharlos con sus propias ideas...
Nuestras conclusiones al respecto de la realidad externa reflejan nuestra auto-estima!
En este sentido, si tenemos el hábito de pensar de acuerdo con un padrón particular, positivo o negativo, entonces esa tendencia será desencadenada y provocada con mucha facilidad, será una recurrencia constante.
Si no tomamos conciencia de nuestros padrones mentales, seremos los mismos durante toda nuestra vida! Los escenarios y los personajes pueden variar, mas el enredo del drama de la vida poco cambiará. Por eso, recordar hechos y situaciones poco nos ayuda a evolucionar si no tomamos conciencia de las marcas mentales que los generaron.
Así, si nos preguntamos: “Como seré de aquí a 10 años”? La respuesta será simple: si no tomamos conciencia de quien somos ahora, seremos los mismos!
Bel Cesar é psicóloga, pratica a psicoterapia sob a perspectiva do Budismo Tibetano desde 1990. Dedica-se ao tratamento do estresse traumático com os métodos de S.E.® - Somatic Experiencing (Experiência Somática) e de EMDR (Dessensibilização e Reprocessamento através de Movimentos Oculares). Desde 1991, dedica-se ao acompanhamento daqueles que enfrentam a morte. É também autora dos livros `Viagem Interior ao Tibete´ e `Morrer não se improvisa´, `O livro das Emoções´, `Mania de Sofrer´, `O sutil desequilíbrio do estresse´ em parceria com o psiquiatra Dr. Sergio Klepacz e `O Grande Amor - um objetivo de vida´ em parceria com Lama Michel Rinpoche. Todos editados pela Editora Gaia. Email: [email protected] Visite o Site do Autor