Al observar nuestro mundo y todo cuanto nos rodea, podemos considerar que vivimos sumergidos en un mar de energías; así, todo tiene un campo de energía a su alrededor: objetos, lugares, plantas, animales y seres humanos. Estos campos de energía están asociados a nuestro módulo vibracional, definiendo el nivel de salud y bienestar. Cualquier ser u objeto refleja en su campo vibracional su frecuencia energética: una persona enferma pone de manifiesto su mal en su campo de energía a través de un flujo desequilibrado y estagnado; a su vez, el campo de energía de una persona sana fluye con facilidad y equilibrio.
En los ambientes en que vivimos, vamos dejando impregnados nuestros módulos vibracionales: nuestra casa, nuestro armario, mesa de trabajo, son reflejos de nuestro estado interior y de la armonía o desarmonía física, psíquica y espiritual.
Imaginando el “astral” del ambiente de una casa, en la cual la familia que allí habita vive en clima de discusiones y peleas o lamentaciones de desánimo, comprendemos cuán agradable podría ser “curar” no sólo las angustias personales, sino también los malestares impresos en el ambiente. Esto explica por qué nos sentimos bien o mal cuando entramos en un lugar. Nuestra sensibilidad activa el campo de las percepciones a través de nuestros sentidos (incluyendo el denominado sexto sentido). Sin ver u oír, oler o tocar, sentimos algo que nos anima o invade nuestra zona de confort vibratorio. ¡Así, estamos contagiados de optimismo o de un súbito mal humor!
En las empresas, el clima mental de los empleados, la disposición vital y factores emocionales van a interferir en los resultados, conduciendo a un mejor desempeño de sus competencias o al estancamiento de las ideas y del propio éxito. El ambiente de trabajo da claramente la visión de doble dirección: tanto el lugar interfiere en el rendimiento cuanto los empleados interfieren en el alma del lugar de sus actividades. Oficinas atiborradas de objetos u oscuras no pueden generar el mismo tipo de sensación que las organizadas y claras, en que el chi fluye libremente por doquier.
El estado emocional y mental de las personas de una familia o empleados de una empresa va “marcando con su sello” el ambiente en un contagio progresivo; así, años de amarguras y resentimientos contra la vida, de palabras mal dirigidas, contextos de desánimo y falta de perspectivas pueden generar un ambiente depresivo, de fracaso y profundamente incómodo.
Hacer una buena limpieza en nuestras casas o ambientes de trabajo en el aspecto físico es solamente el primer paso para crear un ambiente saludable y un espacio sagrado para quienes allí trabajan o viven. La etapa siguiente es la higienización del campo vibracional de los habitantes y del propio campo energético del lugar.
Diagnosticar para favorecer la cura
En este trabajo utilizo varios recursos, fundamentados en una visión holística, así como Esencias Florales, Aceites Esenciales de la Aromaterapia Terapéutica, Cromoterapia y principios del Feng Shui. En primer lugar, procuro conocer el lugar y sus habitantes. Un diagnóstico que cuente con la toma de conciencia y ponderación de lo que ha de ser transformado permite evaluar el estado en que se encuentra el ambiente.
Al tratarlo, personas, animales, plantas y objetos captan esa nueva atmósfera vibracional y pasan también a ser asistidos por las propiedades curativas de los instrumentos utilizados en su campo energético.
La elección, por tanto, de las esencias florales, de los aceites esenciales, de los colores y sonidos, debe ser orientada de manera cuidadosa, para que se alcance el objetivo deseado: algunos son considerados de uso común para el bienestar diario, mientras que otras serán determinadas con arreglo al cuadro evaluado en el diagnóstico.
Así, considerando la cura desde los aspectos: FÍSICO, EMOCIONAL, MENTAL y ESPIRITUAL, pasamos a una observación del ambiente físico, tal como haríamos con el cuerpo físico cuando presenta un síntoma: el ambiente puede ser excesivamente frío, o demasiado caliente, o falto de luz; tener los objetos llenos de polvo y olvidados allí durante algún tiempo; tener plantas secas o muertas. El sonido del ambiente es una invitación a quedarse o a salir de él. Su estructura está sana o deteriorada. Los colores atribuidos a la decoración y los elementos presentes, texturas, matices y sensaciones contribuyen o no al equilibrio complementario yin/yang.
Del mismo modo, evaluaremos los síntomas emocionales y mentales del ambiente: ¿es un ambiente en que hay frecuentes discusiones, tristezas, sufrimientos, mal humor, disputas, ideas y sintonías negativas, pensamientos fijos de rebelión, desamor, fracaso y venganza? El tipo de actividad allí realizada: trabajo, estudio, alimentación, también da el tono de los aspectos que han de ser observados.
Y además hay que observar si este ambiente transmite paz espiritual o perturbación para quien entra en él.
Minúsculas gotitas de armonía
El uso de las esencias florales y aceites esenciales en SPRAYS es una forma práctica de aplicación. Se pueden rociar por el ambiente algunas veces al día o cuando necesario. Muchas esencias y aceites poseen propiedades estimulantes, otras relajantes y otras más son equilibrantes.
Indico la utilización de los sprays con esencias florales y aceites esenciales como beneficio a todos los ambientes que frecuentamos, ya sean personales o profesionales. Las sugerencias del Feng Shui, activando las áreas indicadas, se utilizan al mismo tiempo, tras levantar el plano del lugar. La meditación a través de afirmaciones positivas y la visualización a través de imágenes mentales enriquecen el potencial energético del lugar, debido al efecto significativo de la mente que en él convive.Aquí, algunas sugerencias:
-En casa: puede utilizarse un spray para toda la casa, por ejemplo, en un momento de mudanza o sólo en alguna de sus habitaciones, como el dormitorio del matrimonio, favoreciendo la relación y unión, o en el de un recién nacido o adolescente, con arreglo a la necesidad, y además en el dormitorio de alguien que ha permanecido enfermo durante cierto período. En las reuniones con amigos y familiares, propiciando armonía y alegría.
-En oficinas y empresas: favoreciendo el área de trabajo, la prosperidad y el éxito, estimulando la creatividad, sentido de cooperación y responsabilidad, realización y propósito, liderazgo, iniciativa y poder.
-En consultorios: no sólo propicia el bienestar del profesional de la salud, sino que también establece un clima acogedor para el cliente, limpiando el ambiente de la carga emocional más densa, confortando, equilibrando el hablar y el oír, ayudando a efectuar la asepsia mental respecto del desánimo, miedo o desesperación.
-En aulas y escuelas: de la misma manera, concilia el beneficio para el alumno y para el profesor, favorece los aspectos intelectuales como la concentración, memoria y creatividad, y los emocionales: la auto-confianza y la ansiedad.
Para armonizar nuestros ambientes y favorecer el bienestar de quien los frecuenta tenemos que servirnos de nuestra sensibilidad y respeto por el orden y la naturaleza de las cosas, comprendiendo que existen muchas opciones posibles para alterar nuestros malestares, pero el embrión de la transformación se encuentra dentro de cada uno de nosotros. Todo cuanto nos rodea está ahí por alguna razón, por alguna emoción y para ser cuidado por nosotros.
Al esparcir las minúsculas gotitas de las esencias florales, propagar un aroma renovador, dejar fluir los sonidos de la naturaleza o dar color a nuestros ambientes, estaremos impregnando de amor todo lo que nos rodea y entonces ¡podremos llegar a la conclusión de que estaremos inmersos en un mar de energía y LUZ!