El Prof. Henrique Rodrigues ha creado el Goteador Psicocinético. Este aparato, de alta precisión, suelta sobre una lámina gotas de agua que al alcanzarla son cortadas al medio. En ambiente debidamente preparado y aislado, el investigador de Minas Gerais coloca un sensitivo o persona habilitada, emitiendo ondas mentales en dirección al aparato. Él acciona dicho aparato, la gota de agua baja y es desviada de su camino, siguiendo la dirección indicada por el sensitivo.
La conclusión del científico es que la fuerza mental puede alterar el movimiento de una gota de agua, es decir, un cuerpo sólido.
En otra pesquisa, científicos colocan una rata en un compartimiento totalmente aislado. A distancia, toman uno de los ratones, cría de aquella rata, y conectan en el bichito hilos eléctricos, dándole pequeñas descargas. En la rata, han colocado un aparato sensor que mide la intensidad de su torrente sanguíneo. Examinada la rata, todo en ella se altera cuando la cría es alcanzada, demostrando que la madre, aun a distancia, sin ver ni saber lo que ocurre con la cría, siente su dolor.
Otro investigador, Blake, ha realizado experiencias con plantas. Él colocó un aparato que medía la circulación del agua en el interior de plantas en su laboratorio. Pidió que tres científicos entrasen y tocasen levemente en ellas. Uno de ellos, causó tanto malestar a las plantas que el aparato registraba que ellas, con su contacto, se desmayaban. Blake fue a conversar con ellos y pidió la identificación de cada uno. El científico que causaba desmayos a las plantas era un emérito investigador de carbono. En sus experiencias se ve obligado a quemar las plantas.
Relato estas experiencias para que podáis observar que la energía que se irradia de nuestro pensamiento o incluso la energía que irradiamos a través de nuestro procedimiento cotidiano, puede interferir en una gota de agua; puede afectar al sentimiento de una rata y hacer “desmayarse” a una planta.
Dicho esto, vamos adelante, analizando la cuestión de las emociones para observar qué resultados podemos tener en nuestro cuerpo físico o sutil, cuando no dirigimos bien nuestra energía o la bloqueamos.
El centro de las emociones está localizado en el abdomen. Es común decir que se ha sentido un frío en la barriga, ante cualquier situación de ‘suspense’.
Vamos a descomponer la palabra emoción, para entender su significado. Veamos: E=energía; Moción=movimiento.
Emoción significa entonces: energía en movimiento.
Por tanto, cada vez que tú creas una emoción, un pensamiento en fin, realizas una actitud, y estarás colocando tu energía en acción.
Si contienes esa emoción o no utilizas los canales competentes para transferir la emoción a lugares adecuados, su acumulación causará malestar en el cuerpo y si el proceso se prolonga por mucho tiempo, podrá transformarse en dolor o enfermedad.
Es común que la persona diga: mantén la cabeza fría, olvida eso, relájate. Y eso además de toda una cultura familiar que impone bloqueos. No hagas esto, evita ir allá, etc.
A partir del momento en que has creado aquella energía, si tú no la liberas o no la encaminas por los canales competentes, en ese caso necesitas crear otros caminos. Hay varios, entre ellos: ejercicio respiratorio, actividades artísticas, religiosas, asistenciales o físicas. La solución, todavía, está en ser consciente del proceso.
La Bioenergética nos informa sobre la energía de la agresividad, cuyo objetivo es permitir a la criatura el desarrollo del arte de conquistar y conquistarse. Ella circula en la columna, pasando por la nuca, parte alta de la cabeza, frente y ojos, mientras que la energía de la afectividad sale del pecho, pasa por la garganta y va para los ojos.
Ese tránsito de energías se verifica constantemente en nuestro cuerpo y expresamos este proceso a través de la mirada.
Pues bien, cualquier bloqueo que suceda durante el trayecto de esta energía, que interrumpa el flujo, hará que la energía permanezca presa, “coagulándose”. La consecuencia de eso es el dolor de cabeza, en la nuca, en el cuello o dificultades en la visión. Esta energía también puede ser indebidamente devuelta al cuerpo, causando malestar en otros órganos.
Una persona que no sabe manifestar lo que quiere, ni consigue establecer sus límites, que tiene dificultades para demostrar su afectividad o agresividad, seguramente no conseguirá realizar el trayecto de energía con equilibrio.
Una de las consecuencias puede ser la jaqueca, que, según los investigadores representa un bloqueo del sentimiento de tener deseos. La circulación de la energía Eros es realizada a través de las arterias. La persona no se permite aquel sentimiento, o se le ha prohibido por injerencia de la familia, etc. Y entonces surge el bloqueo. Las arterias se contraen, causando el dolor.
El propio origen de la palabra jaqueca nos da la certeza de que eso es así. En inglés jaqueca se escribe ‘migraine’, es decir: grain, naturaleza; mis: significa inverso, equivocado.
La jaqueca sería entonces una inversión del proceso de deseo. Sientes algo, pero no lo manifiestas. O lo manifiestas por canales equivocados.
Wilson Francisco é Terapeuta Holístico, escritor e médium espírita. Desenvolve o Projeto Mutação, um processo em que faz a leitura da alma da criatura e investigação do seu Universo, para facilitar projetos, sonhos e decisões, descobrindo bloqueios, deformidades e medos que são reprogramados energeticamente.
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