El rey Saúl fue asediado por un “espíritu maligno del Señor”, según se encuentra escrito en el libro de Samuel I. Sus siervos le aconsejaron buscar un arpista cuya música pudiese aliviar su alma atormentada. Un joven pastor llamado David, a quien se tenía por músico de talento, fue llamado; David “tomaba el arpa y táñala; entonces Saúl sentía alivio y se encontraba mejor, y el espíritu maligno se retiraba de él”. (1 Sam. 16:23).
El musicoterapeuta Joseph Moreno, también estudioso del chamanismo informa que el proceso de cura a través del sonido ha sido utilizado por antiguas tradiciones hace 30 mil años.
En la Segunda Guerra Mundial, los músicos tocaban con el propósito de divertir a los soldados heridos. Notaban que los resultados obtenidos iban mucho más allá de la meta inicial de proporcionar diversión como forma de combatir el tedio, pues en algunos casos se conseguía la eliminación de la depresión, mayor socialización entre los pacientes, elevación de moral, aumento de la expresión emocional y más contacto con la realidad. Debido a eso, la musicoterapia viene obteniendo un reconocimiento cada vez mayor como aplicación práctica y productiva para un gran número de condiciones físicas, emocionales y mentales.
El palpitar del corazón, el fluir de la sangre, el movimiento de los músculos, las pulsaciones de la respiración forman la sinfonía del cuerpo.
Según pesquisadores, musicólogos e historiadores, el Vudú llegó a América transformado en Blues y Jazz, ramificándose más tarde en Rock n’ Roll.
Cyril Scott, compositor y poeta, afirma que el jazz ha sido introducido por las Fuerzas de las Tinieblas y ha alterado el comportamiento humano. En 1920 era sinónimo de crimen y sexo.
Los etnólogos informan que jazz y rock n' roll son palabras que se refieren al acto sexual.
En la década de 1890 Buddy Bolden creó el jazz tocándolo primeramente en burdeles y bares. En 1906 se volvió loco, dejando el cuerpo en 1931.
Los negros, teniendo la conciencia más esclavizada que el propio cuerpo, se servían de los cánticos para comunicarse y para expresar tristeza, melancolía y rebelión, originándose de ahí cánticos que se han transformado en estilo musical.
La influencia de los cánticos de los negros se ha extendido incluso al lenguaje de los pueblos americanos, con la introducción de palabras de origen africano, como okay, rap e hippie.
El Funk, en la actualidad, rescata la degradación del comportamiento humano, menospreciando a la mujer y banalizando la danza.
Un reportaje en la TV ha mostrado una Coral formada por personas que han pasado por un AVC (el comúnmente llamado derrame). Los resultados han sido sorprendentes, teniendo intervención para mejor, tanto en la articulación de la voz como en la propia movilidad de las personas.
El derrumbe de las murallas de Jericó se consiguió, tal como se puede leer en la Biblia, con personas que soplaban en cuernos de carnero. En el acto final, todos juntos emitieron un único sonido, y las murallas se desmoronaron.
La canción indígena y otras que se sirven del tambor provocan el trance.
Los Doctores Earl Flosdorf y Leslie Chambers han descubierto en experiencias científicas que sonidos agudos, proyectados en un medio líquido, coagulan proteínas.
En la sala de recién-nacidos de un hospital, en los EUA, el Dr. Lee Salk aplicó música que contenía el palpitar cardíaco de una madre. Resultado: los niños se durmieron.
A continuación, colocó música con palpitar cardíaco de una persona nerviosa, excitada. Resultado: los niños se despertaron llorando.
Alfred Tomatiz, otorrinolaringólogo francés tiene un estudio interesante sobre el uso de frecuencias altas. Los cantos gregorianos tienen frecuencia alta. Según él, estas frecuencias consiguen recargar el córtex cerebral, masajeándolo y, por consiguiente, a todo el cuerpo.
Los sonidos de alta frecuencia, del orden de 30.000 oscilaciones por segundo, que no son percibidos por el oído humano, causan la producción, a cargo del cerebro, de una sustancia que tiene el mismo efecto de las drogas.
Se trata de una droga natural, producida por el cerebro humano.
Yo utilizo, en el taller holístico, la música new age, los cantos gregorianos e indígenas, pues sé que realmente este tipo de música o sonido realiza ese proceso en el cerebro humano, dejándolo en un estado alterado de consciencia.
Este estado alterado de consciencia puede favorecer cambios de actitudes, coraje para tomar decisiones e inspiración para la realización de proyectos.
La cuestión fundamental es que todos necesitamos estar atentos y disponibles para realizar acciones de apoyo y orientación en el sentido de informar a las personas sobre cómo trabajar con estos procesos, evitando que este estado de espíritu pueda desorientar o desajustar a las criaturas.
Observemos el caso de los Beatles; ellos han conseguido a través del Rock realizar una transformación en la juventud, sin banalizar ni degradar el comportamiento de los chicos y chicas de la época. En la misma línea de pensamiento encontramos el cántico negro, los puntos cantados en los ‘terreiros’, utilizados para la realización de las prácticas umbandistas, mientras que en las sesiones espíritas y en la misa, la música clásica sirve para conseguir el apaciguamiento, la concentración de las personas que desean conversar con Dios.
La influencia de la música es muy grande; ella puede modelar el carácter y alterar el nivel de consciencia del ser humano. Su influencia se extiende a las plantas y a los animales.
Siendo aún niña, Cristina Leite, al asistir en TV a la danza del vientre sintió, por primera vez, un impulso sexual con mucha intensidad.
Esta “sensación” la acompañó durante mucho tiempo. Era como si el SONIDO de la música y el movimiento de la danza circulasen por su cuerpo.
Adolescente, fue “vendida” por su padre a un político, costumbre habitual en la ciudad en que había nacido. La violencia y la convivencia prematura con situaciones desconocidas para ella, desencadenaron el proceso, haciendo que aquella “sensación” comandase su condición existencial. Era una chica que “irradiaba” sexualidad.
Sólo más tarde, a través de estudios, práctica de relajación y consciencia espiritual, consiguió alterar este cuadro. En el proceso de restauración de su energía, la música clásica y los mantras ejercieron el papel preponderante.
Wilson Francisco é Terapeuta Holístico, escritor e médium espírita. Desenvolve o Projeto Mutação, um processo em que faz a leitura da alma da criatura e investigação do seu Universo, para facilitar projetos, sonhos e decisões, descobrindo bloqueios, deformidades e medos que são reprogramados energeticamente.
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