Totalidad es la cualidad de aquello que es entero, que integra en sí todas las dualidades, los opuestos, de forma armoniosa. Pero alcanzar ese estado de ser sólo es posible si nos encontramos dispuestos a escalar con paciencia los peldaños necesarios. No es algo que surge de repente, sino que resulta de una práctica gradual, que comienza en las más sencillas situaciones de la vida.
Para eso es necesario que permanezcamos en alerta, no en el sentido común del término, que presupone ansiedad y postura defensiva, pero sí conscientes y enfocando toda nuestra atención en aquello que ocurre dentro de nosotros en cada momento. Sentir de que modo reaccionamos interiormente ante cada uno de los acontecimientos de la vida es el primer paso para conocernos a fondo en nuestra propia naturaleza, nuestra esencia verdadera.
Estar presente de forma total en todos los acontecimientos del día a día significa relacionarse consigo mismo con amor, comprensión y tolerancia. De ese modo, a cada momento ahondamos más en nuestras contradicciones y adquirimos la claridad necesaria para resolverlas sin sufrimiento.
Relacionarse armoniosamente y de forma consciente consigo mismo es el paso esencial para aprender a construir relaciones armoniosas con el resto del mundo.
Vivir conscientes de nuestras emociones y de las motivaciones que se ocultan tras cada una de ellas, puede servir de gran ayuda tanto para liberarnos de las emociones negativas como para entregarnos por entero a las positivas.
Si hacemos de esto una práctica diaria, veremos que, con el tiempo, se convertirá en algo natural, en una actitud sin la cual ya no conseguiremos vivir. Y un buen día percibiremos - espantados - que hemos alcanzado nuestro estado original, la totalidad.
"La alegría de volver a ver a un amigo
En la alegría de volver a ver a un amigo ausente desde hace mucho, penetra esa alegría.
Entra en esa alegría y hazte unidad con ella - cualquier alegría, cualquier felicidad, Es tan sólo un ejemplo... De repente ves a un amigo que no veías desde hace muchos y muchos días o hace muchos, muchos años. Una alegría repentina se adueña de ti. Pero tu atención estará en el amigo, no en tu alegría. Entonces estarás perdiéndote algo y esa alegría será momentánea. Tu atención está enfocada en el amigo: comenzarás a hablar, a recordar cosas, te perderás esa alegría y esa alegría se marchará.
Cuando te encuentres a un amigo y de repente sientas una alegría que surge en tu corazón, concéntrate en esa alegría. Siéntela y conviértete en ella y ve al encuentro del amigo permaneciendo consciente y henchido con tu alegría. Deja estar el amigo en la periferia y permanece tú centrado en tu sentimiento de alegría.
...Existen muy pocos momentos en que sientes alegría, felicidad, bienaventuranza, pero continúas perdiéndotelos, porque te quedas centrado en el objeto.
Siempre que existe alegría, sientes que ella te viene de fuera. Has encontrado a un amigo; naturalmente parece que la alegría está llegando de tu amigo, del hecho de haberlo visto. Ese no es el hecho verdadero. La alegría siempre está dentro de ti. El amigo apenas se ha tornado una situación. El amigo la ha ayudado a salir, te ha ayudado a ver que ella existe.
Y esto no ocurre solamente con la alegría, sino con todo: con la rabia, con la tristeza, con la miseria, con la felicidad... Con todo es así. Los demás son apenas situaciones en que las cosas ocultas en ti son expresadas. Ellos no constituyen la causa; ellos no están causando cosa alguna en ti.
Todo cuanto está sucediendo, está sucediendo contigo. Siempre estuvo presente; sólo que haber encontrado a ese amigo se ha tornado una situación en que lo que estaba oculto salió, se manifestó - apareció. De fuentes escondidas, se ha convertido en aparente, manifiesto. Siempre que esto suceda permanece centrado en la sensación interior y entonces tendrás una actitud diferente con relación a todo en la vida.
Inclusive con emociones negativas, haz esto. Cuando sientas rabia, no estés centrado en la persona que la ha despertado. Déjala quedar en la periferia. Tórnate simplemente la rabia. Siente la rabia en su totalidad; permítele suceder internamente. No racionalices; no digas que ese hombre la ha creado. No condenes al hombre. Él simplemente ha sido la situación. Y siéntete grato porque él ha ayudado a hacer que algo que estaba oculto se manifestase. Él te ha tocado en algún lugar y una herida estaba allí, escondida. Ahora tú la conoces, así que tórnate la herida. Con lo negativo o lo positivo, con cualquier emoción, sírvete de esto y habrá un gran cambio en ti. Si la emoción fuese negativa, te libertarás de ella tomando conciencia de que ella está dentro de ti. Si la emoción fuese positiva, te volverás la propia emoción. Si fuese alegría, te tornarás alegría. Si fuese rabia, la rabia se disolverá.
Y esa es la diferencia entre emociones negativas y positivas: si te haces consciente de cierta emoción, y por tornarte tú consciente la emoción se disuelve, entonces ella es negativa. Si por tornarte tú consciente de cierta emoción, tú te conviertes en la emoción, si la emoción se esparce y se torna tu ser, entonces ella es positiva.
El hacerte consciente trabaja de manera diferente en ambos casos. Si fuese una emoción venenosa, te ves liberado de ella a través de la consciencia. Si fuese buena, bienaventurada, que extasía, te vuelves uno con ella. El hacerte consciente la vuelve más honda.
Así que, para mí ese es el criterio: si algo se vuelve más profundo por hacerte tú consciente, es algo bueno. Si alguna cosa fuese disuelta a través de la consciencia, es algo ruin.
...Usa tu consciencia. Es como si existiese oscuridad y trajeses la luz: la oscuridad ya no existirá. Simplemente por traer la luz la oscuridad ya no estará presente, porque, en realidad, ella no existía. Ella era negativa, apenas ausencia de luz.
...Si traes la luz, la oscuridad ya no existirá, pero aquello que es real será revelado. Mediante la consciencia todo lo que es negativo como la oscuridad será disuelto - odio, rabia, tristeza, violencia. Entonces el amor, la alegría, el éxtasis, por primera vez se volverán relevantes para ti. Así, al alegremente ver a un amigo desde hace mucho ausente, penetra en esa alegría".
OSHO - El Libro de los Secretos
Un iluminado no está ya interesado en el futuro. No hay futuro en lo que a él atañe. Todo está siempre en el presente. La existencia está siempre en el presente. Toda su alegría no es conduciros en dirección a algún bien, sino simplemente traeros de vuelta para vosotros mismos - porque todo lo que es bello, todo lo que es bueno y todo lo que es grandioso, está dentro de vosotros, no en algún otro lugar. (...)
OSHO - Satyam, Shivam, Sundram