Qué tristeza percibir que nuestro país anda con los valores cambiados.
Hoy, aquí donde vivimos, quien es honesto no pasa de ser un imbécil, un pardillo.
Hacer que los demás esperen por nosotros ha pasado a ser disculpa de tráfico, es más "bonito" llegar con retraso a cualquier acto porque quien es puntual va a tener que esperar mucho por los "guaperas" que quieren llamar la atención a su llegada. Quieren ser notados por eso.
Engañar a los demás ha pasado a ser normal. Las técnicas de negociación del efectivo valor de un producto hace tiempo que han dejado de ser utilizadas.
Hace falta saber cómo obtener provecho de la debilidad del interlocutor...
Jamás vender aquello que el otro necesita comprar... Esto ya forma parte del pasado.
No respetar los derechos de quien consume es la regla. Entregar lo que efectivamente se vende es cosa para imbéciles, idiotas.
Invadir la propiedad ajena ha pasado a ser derecho de descarados, de aprovechados.
Jueces de toga están absolutamente comprometidos con traficantes, bandidos, falsos profetas y "religiosos" de Iglesias inventadas al acaso.
La Justicia es omisa y ausente, legislando con base en códigos sobrepasados.
Traficantes están utilizando a menores que son "protegidos" por un código penal viejo y arcaico.
Los políticos nada están haciendo para modificar esto.
Profesores en huelga... qué ejemplo.
Padres omisos, ausentes. Droga presente.
Saltarse las colas es cosa de expertos. Respetar la cola es actitud de tontos.
La misma persona que invade la Asamblea Legislativa en Brasilia y está liderando movimientos facciosos es recibida por autoridades federales como si fuese un viejo conocido.
No enseñamos a producir, a obtener productividad, a generar empleos. A investigar y desarrollar nuevas técnicas, nuevas tecnologías. Compramos electores con cestas básicas.
Vender una Copa del Mundo de Fútbol y que no pase nada, que nada se averigüe, es la cosecha que un pueblo sin valores éticos merece recoger.
Nuestras actitudes, la forma como vivimos, conduce a esto. ¡Y todavía hay gente que considera que la Copa en Alemania fue perdida en el campo!
Al fin y al cabo, ¿quién consigue creer que aquello que hemos plantado será cosecha de otros? Hemos plantado desorganización, falta de respeto, ética, y queremos cosechar ¿el qué?
Actuando así jamás seremos un País del primer mundo.
¿Qué valores son esos que utilizamos y con los que pretendemos dar longevidad y crecimiento a nuestro País? Ahora bien, esos valores somos nosotros mismos. Omisos de guardia. Éticos de puerta de burdel. Religiosos que hacen parcelas con el Cielo.
Cuando pienso en todo esto y percibo que corremos el riesgo de que las cosas permanezcan como están, siento -verdaderamente- vergüenza de ser brasileño.
Voy a hacer como la esposa y los hijos de nuestro Presidente de la República... Voy a pedir la ciudadanía italiana.
Saul Brandalise Jr. é colaborador do Site, autor do livro: O Despertar da Consciência da editora Theus, onde mostra através das narrativas de suas experiências como extrair lições de vida e entusiasmo de cada obstáculo que se encontra ao longo de uma vida. Email: [email protected] Visite o Site do Autor