Comienzo a "entender" algunas cosas acerca de la vida, pero con apenas 21 años *, no sé si ya puedo extraer alguna conclusión. Entonces, lo que me queda es escribir sobre los cruces de datos que tienen lugar en mi cerebro.
¿Qué es efectivamente la realidad? ¿Dónde está la verdad?? Parece cosa de locos preguntarse sobre esto.
Recientemente he asistido a la película STIGMATA; y al final se cuenta que:
Jesús, retratado en su última cena, dice que habría escrito un Evangelio y, en uno de sus pasajes, tal vez el principal, ha dicho: "Tú no tienes que buscarme a Mí en estructuras de madera o ladrillo (refiriéndose a las iglesias, pienso yo) basta que mires dentro de ti, que allí estaré, o que busques bajo una piedra o una hoja, pues allí también Me encontrarás".
Dicen que ese Evangelio ha sido descubierto, analizado por el Vaticano y considerado hereje.
Quiero decir que si esto es cierto, muchos de nosotros hemos creído y aún creemos en informaciones que no eran reales ¡y eso es trágico! Por culpa de la religión millones de personas ya han muerto en todo el mundo. Es muy seria la cuestión de la creencia, y tal vez sea el momento de que todos revisemos profundamente nuestros conceptos, puesto que el mundo ha cambiado mucho en estos 2.000 años y considero que ya no somos simples "ovejas"... YO, no.
Una forma básica de búsqueda del "verdadero conocimiento" es el cuestionamiento.
No quiero decir que debemos ser "cabezotas" pero, tampoco podemos creer, ya de entrada, en una determinada historia tan sólo porque ha sido tu Padre o tu Madre o el Papa quien lo ha dicho. Me encanta pesquisar, pues he aprendido a utilizar la mejor herramienta del mundo - Internet ¡en donde me siento absolutamente libre! Allí encuentro todo lo que quiero acerca de cualquier cosa; y extraigo mis propias conclusiones sobre mis dudas.
Por fin, he aprendido también algo muy importante, que considero "impagable".
Yo solía sufrir mucho por anticipación, debido a informaciones que ni siquiera sabía si eran verdaderas. Hoy me doy cuenta de cómo ha sido lamentable dar oídos a esas personas, que viven sus "pobres realidades" y continúan transmitiendo sus "valores" por generaciones y generaciones, perpetuando limitaciones y aprisionando pensamientos.