Todos buscan la felicidad, pero, en la mayoría de los casos, utilizan conceptos o medios inadecuados, trasmutando esperanza en profunda decepción...
Un Programa preciosamente elaborado por la ‘Folha de Sao Paulo’ – creo que en 1.996 – y presupuestado en 2.2 billones de Dólares – hubiera sacado a todos los brasileños del hambre durante un año. Si no me equivoco, en este mismo año se han gastado por el PROER (Plan de socorro a Bancos) 22 Billones de Dólares para “salvar” el Nacional, el Bamerindus y el Económico, que de económico no tenía nada.
O sea, con la décima parte de lo que se ha quemado con 3 “Instituciones Económicas” en quiebra, todos nuestros hermanos del lado de abajo del ecuador que hablan en Portugués habrían visto solucionado el mayor de sus problemas: poder alimentarse todos los días.
Todo el mundo sabe que este proyecto ha quedado en el papel, y 40 millones de seres humanos tienen aún como prioridad principal forrar el estómago diariamente.
Me pregunto frecuentemente cómo es posible que tales absurdos ocurran, al fin somos todos seres humanos y es doloroso (en teoría) ver a hermanos nuestros pasando hambre, algo tan fácil de solucionar en un país tan rico en recursos naturales: tierra, sol, agua y cabezas pensantes (Uno de los recursos más valiosos).
Intento colocarme en la piel de quien tiene el poder de cambiar este estado de cosas, alguien que ya ha conseguido tanto, ya tiene lo suficiente para garantizar el sustento de varias generaciones, pero que continúa dedicándose a acumular, acumular, acumular, aunque sea algo ganado de forma honrada, sin meter las manos en los cofres de la Unión.
¿Será la vieja ambición? ¿O será la conocida codicia? Y si fuese simplemente la bellaca vanidad...
Pasmaos: si los 3 favoritos mencionados son en efecto muy bien representados, en varios casos la grafología identifica en muchos de esos individuos una característica inesperada o impensable: el miedo.
Sí, miedo de morir, de volverse pobre, de ponerse enfermo, miedo de vivir su propia vida.
La persona en la sintonía del miedo, e ignorante del Sentido de la Vida, cree píamente que el dinero la salvará de cualquier problema o dificultad. Que el dinero comprará los mejores médicos, abogados, y todos los personajes que se hagan necesarios en un determinado momento de necesidad. Intentarán comprar también la felicidad, sin siquiera darse cuenta de que se estarán engañando profundamente. Procurarán siempre acumular más y más, pues la escasez estará permanentemente viviendo en sus corazones vacíos de amor, de cariño, de amistad, con sus ojos altivos intentando en vano desviar la mirada de los hermanos que tanto necesitan de tan poco.
¿Existe solución para ese estado de espíritu? Sí, hay varias.
Es aquí donde entra la compasión (nuestra para con ellos), individuos aparentemente prósperos y realizados, poderosos y distantes, pero de hecho medrosos e infelices, cualquiera que sea la parte del mundo en que vivan; aquí, en Europa, en los EUA, en Rusia, en China...
Debemos hacer nuestra parte, mostrando a todos los corazones cercanos a nosotros el camino del amor incondicional, dando ejemplo de desapego, de serena armonía, de la verdadera felicidad que nunca ha estado o estará a la venta y que en muchos casos se encuentra bastante más próxima de aquel que no tiene casi nada de bienes materiales.
Vamos a esparcir semillas de luz, de alegría, de sencillez, de honestidad, de paz.
Vamos mandarle a quien está viviendo en la ilusión y la oscuridad del alma toda la energía y luz de que disponemos, y cuando ésta se acabe, vamos a pedir más al Universo y continuar enviando hasta más no poder. Tenemos que estar conscientes de la importancia de nuestro papel en la evolución del ser humano, sin prejuicios, sin pereza, sin nunca esmorecer. La compasión con acción consciente es la mejor compañera de la felicidad. Experiméntalo, y si lo deseas, pasa a otros este mensaje, al fin y al cabo SOMOS TODOS UNO...
*Flor Rosa Rosa: “Despertar el amor incondicional en nuestro corazón, que es manipulado por el ego”.