Quiero abordar esta semana una de las más poderosas energías que dominan al ser humano: el sufrimiento, la sombra oscura proyectada por el ego en nuestras vidas.
Externamente, todos manifestamos una repulsa al sufrimiento, sin embargo, si observamos cuidadosamente nuestro propio interior, podremos percibir cuánto nos identificamos con esa energía, cómo acaba tornándose familiar, y cuánto nos apegamos a ella, aunque la rechacemos a nivel de la razón.
Muchas personas se enfurecen cuando oyen decir que su sufrimiento es ilusorio, causado por sus propias mentes. Ellas no aceptan el hecho de que el sufrimiento es resultado de un proceso de identificación con patrones mentales arraigados, que se han vuelto leyes en su vida.
La inconsciencia es lo que hace a la energía del sufrimiento tan fuerte y poderosa. Una vez conscientes del proceso, él se debilita, visto que nadie desearía conscientemente continuar sufriendo.
Por tanto, la clave para que nos liberemos es la toma de conciencia de cuanto nos identificamos con el papel de víctimas y sufridores y responsabilizamos al mundo exterior y a las otras personas por nuestro sufrimiento. La energía de la alegría y del contentamiento es mortal para los patrones energéticos del sufrimiento.
La consciencia es el primer paso, pero hemos de estar permanentemente en alerta para no caer en las armadillas que el ego nos prepara al objeto de que volvamos a la identificación con el sufrimiento.
Tomar conciencia no significa luchar contra el sufrimiento. La lucha solamente genera más sufrimiento. Lo importante es que observemos nuestros patrones interiores, las emociones que se relacionan con el estado de sufrimiento y cómo éstas son generadas. Es como si adentrásemos en un sótano oscuro, hace mucho tiempo abandonado, y encendiésemos una luz.
La presencia de la luz no elimina el polvo y las telarañas allí presentes. Pero hace que nos tornemos conscientes de todo cuanto se escondía en aquel lugar y, a partir de ahí, tomemos la decisión de dejarlo todo como está o remangarnos y eliminar la suciedad que se ha ido acumulando durante tanto tiempo.
Cuando no realizamos este trabajo tendemos a pasar la vida de modo inconsciente. Todas las veces que la vida nos presente un gran desafío o un gran dolor, si estamos en la energía de la inconsciencia, tenderemos a reaccionar de manera todavía más inconsciente.
Por tanto, en los momentos en que la vida transcurre de modo relativamente tranquilo, es cuando debemos abandonar nuestra identificación con los patrones mentales negativos.
La vida en patrones inconscientes es lo que está por detrás de los conflictos, guerras y violencias a que asistimos en el mundo actual. La energía de la negatividad es contagiosa, ella detona y alimenta la negatividad latente en aquellos que se encuentran en el mismo patrón.
Cada uno de nosotros, individualmente, tenemos nuestra parcela de responsabilidad en el mantenimiento de nuestro espacio interior, y en la calidad de la energía que emanamos al mundo exterior.
La clave para la liberación es desprendernos del pasado, dejar de alimentar los patrones de sufrimiento a los cuales nos agarramos y enfocarnos apenas en el momento presente, pues éste es el que nos permitirá construir el futuro que deseamos.
La aceptación plena de lo que somos y de lo que tenemos hoy, así como la gratitud por lo que ya hemos conquistado, son el primer paso para que el crecimiento interior y la prosperidad se amplíen en nuestra vida.
Muchas personas necesitan vivenciar una gran carga de sufrimiento antes de abandonar la resistencia a la realidad del momento y aceptar aquello que no se puede cambiar. La aceptación promueve el despertar de la consciencia del Ser, la transformación del sufrimiento en paz interior.
Nada bueno puede construirse a partir del miedo, de la rabia, de la rebelión, del propio provecho y del deseo de dominar al otro. Todos esos sentimientos proceden del lado oscuro de nuestro ser, el ego, que teme ser destruido si no es permanentemente alimentado por esas energías negativas.
Corresponde a nosotros mismos decidir si vamos a modificar nuestro interior – y por consiguiente el mundo exterior – ahora, o si continuaremos aplazando la posibilidad de alcanzar la paz interior, para un futuro remoto, que puede no llegar jamás.
“Coraje para ser feliz
Continuamos perdiendo muchas cosas en la vida sólo a causa de la falta de coraje. En realidad, ningún esfuerzo es necesario para conquistar – sólo es preciso coraje – y las cosas comenzarán a llegar hasta ti, en vez de ir tú tras ellas. Por lo menos en el mundo interior es así.
Y para mí, ser feliz es el mayor coraje. Ser infeliz es una actitud muy cobarde. En realidad, para ser infeliz no es preciso nada. Cualquier cobarde puede serlo, cualquier necio lo puede ser. Todo el mundo es capaz de ser infeliz; para ser feliz es preciso coraje – es un riesgo tremendo.
No tenemos la costumbre de pensar así. Pensamos: “¿Qué es preciso para ser feliz? Todo el mundo quiere ser feliz”. Eso está absolutamente equivocado. Es muy raro que una persona esté preparada para ser feliz – ¡las personas invierten tanto en la infelicidad! Les encanta ser infelices. En verdad, ellas son felices por ser infelices.
Hay muchas cosas para entender – sin entenderlas es muy difícil librarse de la manía de ser infeliz. Lo primero es: nadie está prendiéndote; tú eres quien ha decidido permanecer en la prisión de la infelicidad. Nadie prende a nadie. El hombre que está preparado para salir de ella, puede salir cuando quiera. Nadie más es responsable. Si una persona es infeliz, ella misma es la responsable. Pero la persona infeliz nunca acepta la responsabilidad – es por eso por lo que continúa infeliz. Dice: “Me están haciendo infeliz”.
…Si tú mismo estás causando tu infelicidad, algo puede hacerse… algo puede hacerse de inmediato. Entonces, ser o no ser infeliz está en tus manos. Sin embargo las personas permanecen atribuyendo a otros la responsabilidad – a veces a la mujer, a veces al marido, a veces a la familia, a los condicionantes, a la infancia, a la madre, al padre… otras veces a la sociedad, a la historia, al destino, a Dios – pero no dejan de atribuirla a otros. Los nombres son diferentes, pero el truco es siempre el mismo.
Un hombre se torna realmente un hombre cuando acepta la responsabilidad total – es responsable por lo que quiera que sea. Esa es la primera forma de coraje, la mayor de ellas. Es muy difícil aceptarla porque la mente va a continuar diciendo_ “¿Si eres tú el responsable, por qué has creado eso?”Para evitar esto decimos que son los otros los responsables: “¿Qué puedo yo hacer? No hay forma… ¡soy una víctima! Soy traído y llevado por fuerzas mayores que yo y no puedo hacer nada. Puedo como máximo llorar, porque soy infeliz, y hacerme todavía más infeliz llorando”. Y todo crece – si cultivas una cosa, ella crece. Entonces te vas cada vez más al fondo… te hundes cada vez más profundo.
Nadie, ninguna otra fuerza, está haciéndote nada. Eres tú y sólo tú. Esto resume toda la filosofía del karma – que es tu hacer; karma significa ‘hacer’. Tú lo has hecho y lo puedes deshacer. Y no es preciso esperar, postergar. No es preciso tiempo – puedes simplemente echarte fuera de eso.
Pero nosotros nos habituamos. Si cesamos de ser infelices, nos sentimos muy solos, perdemos nuestra mayor compañía. La infelicidad se ha vuelto nuestra sombra – nos persigue por todas partes. Cuando no hay nadie por cerca, por lo menos la infelicidad está allí presente – te casas con ella. Y se trata de un matrimonio muy, muy largo; estás casado con tu infelicidad desde hace muchas vidas.
Ahora ha llegado el momento de divorciarte de ella. Esto es lo que yo llamo el gran coraje – divorciarse de la infelicidad, perder el hábito más antiguo de la mente humana, la compañía más fiel.”
OSHO, The Budda Disease
Publicado dia 11/2/2006 1:13:52 PM em STUM WORLD
