Los habitantes del desierto saben que la aparición de un buitre circulando en el cielo indica que el viajero se ha desviado de su camino. El buitre, pacientemente, aguarda su refacción.
Puede parecer una descripción trágica, pero es simplemente una realidad que se repite mucho en la vida humana. En contacto directo con las personas en el Instituto Alvorecer, las oigo hablando de acciones nefastas, visiones, “acompañantes fantasmagóricos”, figuras extrañas que se entrometen en sus vidas, provocando miedo, dolor y desavenencias.
Por mi experiencia, lidiando con la espiritualidad desde hace más de treinta años, os puedo garantizar que no es la acción del buitre la que desintegra al viajero del desierto, transformándolo en alimento de esa ave de rapiña. El buitre sólo actúa cuando el viajero está muerto.
Pues sí, todas esas fuerzas extrañas y acontecimientos infaustos sólo ocurren cuando hay un “campo”, un lugar donde se cultive una energía que favorezca la acción de las fuerzas malignas. Se puede decir que el Mal sólo tiene lugar donde no exista el Bien. Si sabes tu camino y realizas tu andadura vigilando tus pasos, las señalizaciones, y procuras intuir el rumbo a tomar, ciertamente no te habrás de transformar en comida para los buitres, ni te convertirás en un “campo de energía” propicio al Mal.
Hago este comentario porque una internauta me interpela, queriendo saber cómo hacer para poner barreras a la intromisión que una criatura ha realizado en su vida, material y espiritualmente.
Vamos a empezar por el principio: somos seres divinos y nuestro Universo personal, sea físico o energético, ha sido elaborado por nuestro propio esfuerzo y acciones en esta y en otras vidas, siempre con el apoyo y la inspiración del Universo.
Suelo decir que Dios no ha hecho nada por nosotros. Es verdad. Dios nos ha dado ya todo y además pone a nuestra disposición en el Universo todos los suplementos de que necesitamos para realizar nuestra andadura. Entonces, nuestra obligación es utilizar los talentos divinos de que disponemos (vosotros sois dioses, ha dicho Jesús) y ser competentes para beneficiarnos de todo lo que hay. Tenemos los animales, los vegetales, los minerales y todo lo demás que la Naturaleza nos prodiga. ¿Quieres más? Pues entonces allá va: tenemos los ángeles, seres celestes cuya misión es apoyar e inspirar a las criaturas, y además los misioneros, tanto de la ciencia como de la medicina, de la religión y de la sociedad, que desarrollan acciones, descubrimientos, rumbos para que podamos tener éxito en nuestra condición existencial.
En nuestro universo, es decir, en el universo de nuestra individualidad, sólo entran aquellos a quienes se lo permitimos. Ahora bien, si abres de par en par los portales de tu cuerpo o de tu alma, si no posees un absoluto control sobre las acciones que realizas, si tus pensamientos vuelan “a la buena de Dios” y sueles decir: ah, he dicho aquello sin pensar (lo cual es imposible, la palabra siempre viene después del pensamiento, pero hay personas que hablan tanto y tan sin control, todo ocurre tan automáticamente, que da la impresión de que “hablan de veras sin pensar”, lo cual es extremadamente malo).
En otro artículo, sobre violencia, hablo acerca del “olor energético” que irradiamos. Entonces, a veces tú no hablas, pero tu “olor” denuncia tus deseos íntimos. Y de ahí, alguien que está pasando por tu vida puede sentir ese olor y “atender” a tu apelación. Y entonces, la persona viene a decirnos que tal persona o un Espíritu ha “entrado” en su vida. ¿Recordáis el cuento del buitre? Pues sí, la persona estaba “muerta” ante su camino, lista para ser alimento de aquella mente insana que pasaba por su vida. Ahora bien, si ella estuviese cultivando buenos propósitos, si procurase “limpiar” su campo energético, dejando de guardar remordimientos, culpas, miedos, deseos inconsecuentes, etc., su campo mental no estaría receptivo a las acciones nefastas, sus portales del cuerpo y del alma estarían cerrados a la intromisión del Mal.
Pasteur, el renombrado científico que ha desvendado para el mundo el universo de las bacterias, al tiempo de su precioso descubrimiento consideraba que eran ellas las que causaban las infecciones. Sin embargo, poco antes de dejar el cuerpo, hizo una declaración explosiva: ahora él estaba convencido de que no eran las bacterias, sino el “campo de cultivo” lo que posibilitaba la existencia de la enfermedad. Es la vieja historia: la mosca se posa donde encuentra algo para comer.
-“Todo bien, Wilson, pero ahora ya ha ocurrido, se dio la intromisión y estoy en apuros… ¿qué hago de mi vida?” Pues bien, es hora de buscar el mapa original, descubrir qué rumbo podemos seguir, qué recurso (recurso significa dar un nuevo curso a tu vida) tenemos para realizar otro tipo de vida (el que se está realizando no es bueno), que no nos desintegre, ni abra de par en par nuestra vida íntima.
El otro día, tras leer un relato semejante, he sugerido a una internauta que fuese al Instituto Alvorecer y le hablé del Projeto Mutação (Proyecto Transformación), su coste y cómo es llevado a cabo. La criatura se ha subido a los zancos y me llamó mercenario. Tienes razón, le respondí, yo debería hacerlo todo de balde, así es como siempre he pensado. Pero ¿cómo hacer para costear todas las pesquisas, el alquiler de la sala que utilizo, el material usado en los procesos, el tiempo que necesito poner a disposición, la locomoción, etc.? Trabaja, Wilson, dirán algunos. Pues sí, yo trabajo, me levanto a las 5 de la mañana y trabajo hasta el final de la tarde, de ahí voy para el Instituto, realizo el trabajo con las personas y después me voy a casa, a donde llego sobre las 22 horas.
No soy mercenario, soy un operario del Universo, trabajo como Terapeuta Holístico, procurando integrar alma y personalidad, en un proceso mediante el cual busco facilitar a la criatura esta conexión alma/personalidad, para que ella rescate en SI (su personalidad), los factores divinos que le son inherentes, que Dios ha “dejado” en ella cuando fue creada.
Esa conexión es importante porque las personas, sea por la educación, sea por otros acontecimientos, desorganizan tanto su vida, pierden tanto de sus valores íntimos, que acaban por deshacer su propia vida para realizar otra existencia, copiando a sus padres (perdiendo su identidad) o integrándose en el “ser socialmente correcto”, con la incorporación de procedimientos que pertenecen al vecino, al hombre de la calle, a su jefe, etc. Conozco a criaturas que se quedan boquiabiertas al descubrirse a sí mismas. Es una novedad, una verdadera breva, vivir su propia vida.
En verdad, antes ella estaba “muerta”, quien vivía en su cuerpo eran los paradigmas familiares o sociales, con sus portales abiertos de par en par, totalmente disponible para ser alimento de los “buitres”, mientras la criatura, el ser real, divino, arquitecto de aquel cuerpo, yacía inanimado, sin cualquier actitud.
Lo que procuro realizar con mi servicio es rescatar el ángel que hay en ti, es hacer a la criatura SER.
Este es uno de los caminos que podemos recorrer para poner barreras a la entrada de los agentes del Mal en nuestra vida. Como ha dicho un filósofo: “No basta con dejar de hacer el Mal, es preciso ejecutar el Bien.”
El Projeto Mutação puede ser una buena vía para que vivas con calidad, garantizando tu privacidad y llevando a cabo una existencia elevada, donde sólo aquellos que viven en las “alturas”, o sea, quienes viven en antena con el Bien, con la Paz, podrán verte y sentirte, porque tú tendrás, a partir de estas actitudes, el “olor” del coraje y de la confianza. Y sólo los agentes del Bien quieren estar en ese campo, sintiendo estas energías. Tan pronto como domines tus pensamientos, establezcas tu manera de vivir, produzcas tu propio “olor espiritual”, estarás libre de los buitres o por lo menos estarás protegido y con armas para poder defenderte y ser una criatura con una vida segura y plena de alegrías.
Wilson Francisco é Terapeuta Holístico, escritor e médium espírita. Desenvolve o Projeto Mutação, um processo em que faz a leitura da alma da criatura e investigação do seu Universo, para facilitar projetos, sonhos e decisões, descobrindo bloqueios, deformidades e medos que são reprogramados energeticamente.
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