La vida exige de nosotros – todo el tiempo – una gran capacidad de adaptación.
Aquellos que temen los cambios y la pérdida de una situación confortable, donde todo es ya conocido, son los que más sufren siempre que la existencia se presenta con un nuevo desafío.
En cada momento podemos vernos sorprendidos por nuevas situaciones y circunstancias y si no estamos conscientes de esta realidad, los cambios siempre habrán de traernos ansiedad y miedo.
Tenemos la tendencia natural a evitar los imprevistos, como si ellos siempre significasen una amenaza. La mejor forma de liberarnos del miedo es aceptar los cambios como oportunidades de crecimiento en nuestra jornada evolutiva.
Visto que nuestro paso por este planeta tiene corta duración, debemos aprovechar, cada día, la ocasión de superarnos a nosotros mismos y a nuestras propias limitaciones, y experimentar la alegría de la victoria sobre la negatividad de la mente, siempre que ella intente dominarnos.
El miedo está determinado por el recelo del ego a perder el control sobre nosotros. Por ello, solamente la sintonía permanente con nuestro verdadero Ser puede darnos el coraje para aceptar las dificultades como bendiciones. Sin ella, continuaremos siendo presa fácil de la ansiedad, de la falta de confianza en nuestro poder y de la postura de víctima que el ego insiste en imponernos.
Cuando un nuevo desafío aparezca y el miedo se haga presente, que podamos, a pesar de él, seguir adelante con la confianza y la seguridad de que la victoria sobre lo desconocido y sobre la inseguridad traen como resultado una inmensa alegría.
“…La palabra coraje es muy interesante. Procede de la raíz cor, que significa corazón. Por tanto, ser corajoso significa vivir con el corazón. Y los débiles, solamente los débiles viven con la cabeza; recelosos, crean a su alrededor una seguridad basada en la lógica. Con miedo, cierran todas las ventanas y puertas – con teología, conceptos, palabras, teorías – y por el lado de dentro de esas puertas y ventanas cerradas, ellos se esconden.
El camino del corazón es el camino del coraje. Es vivir en la inseguridad, es vivir en el amor y confiar, es enfrentar lo desconocido. Es dejar el pasado atrás y dejar que el futuro sea.
Coraje es seguir sendas peligrosas. La vida es peligrosa. Y sólo los cobardes pueden evitar el peligro – pero para entonces ya están muertos.
La persona que está viva, realmente viva, siempre enfrentará lo desconocido. El peligro está presente, pero ella asumirá el riesgo. El corazón está siempre pronto a enfrentar riesgos; el corazón es un jugador. La cabeza es un hombre de negocios. Ella siempre calcula – ella es astuta. El corazón nunca calcula nada.
…Coraje significa enfrentar lo desconocido a pesar de todos los miedos. Coraje no significa ausencia de miedo. La ausencia de miedo tiene lugar si pasas a ser cada vez más corajoso. Esa es la experiencia máxima de coraje – la ausencia de miedo.
Es ese el sabor cuando el coraje se ha tornado absoluto. Pero, a priori, no hay mucha diferencia entre el cobarde y el corajoso. La única diferencia es que el cobarde da oídos a sus miedos y los sigue, mientras que el corajoso los deja de lado y sigue adelante. El corajoso enfrenta lo desconocido a pesar de todos los miedos. Él conoce los miedos, ellos están allí.
…Enfrentar lo desconocido te causa cierta excitación. El corazón comienza a pulsar nuevamente, vuelve a sentirse vivo, totalmente vivo. Cada fibra de tu ser está vibrando porque has aceptado el desafío de lo desconocido.
Aceptar el desafío de lo desconocido, a pesar de todo el miedo, es coraje. Los miedos están allí, pero si aceptas el desafío varias veces seguidas, despacito los miedos desaparecen. La experiencia de alegría que aporta lo desconocido, el gran éxtasis que comienza a ocurrir con lo desconocido, te hace lo bastante fuerte, te da cierta integridad, aguza tu inteligencia.
…Básicamente, coraje es poner en riesgo lo conocido en favor de lo desconocido, lo familiar en favor de lo extraño, lo confortable en favor de lo incómodo – ardua peregrinación rumbo a algún destino desconocido. Nunca se sabe si serás capaz de hacer eso o no. Es un juego arriesgado, pero sólo los jugadores saben lo que es la vida.”
Osho, del libro: “Coraje, el placer de vivir peligrosamente”.