Considero que la mayor elección que hacemos cada día es entre el ego y nuestra parte “que sabe”…
En cada momento creamos cosas y más cosas que pueden o no darnos felicidad…
Elegimos todo el tiempo, la mayor parte de las veces de modo inconsciente, casi como una respuesta automática a nuestros patrones…
Cuando me he dado cuenta de esto… hace algunos años, he decidido que lo mejor era permitir que la “parte que sabe”… aquella que está en línea directa con el Gran Misterio, me guiase.
He llegado a esto después de conseguir cosas, que mi voluntad personal quería sin abrir mano de ese querer, con tanta fuerza que todo ha ocurrido tan igual a lo que yo imaginaba, llegando incluso a asustarme.
Pero lo que más me ha asustado ha sido el resultado de aquellas elecciones que yo había hecho…
Recuerdo que hacía una terapia y la terapeuta ha visto, muy sabiamente, que no servía de nada que ella me mostrase que aquello no era exactamente lo que iba a traerme felicidad, porque yo sólo contemplaba aquella única opción como posibilidad de ser feliz.
Entonces ella me ha dicho que yo podría conseguir lo que deseaba siempre que “creyese”.
Si yo creía que era posible que sucediese… sucedería.
A partir de ahí he empleado toda mi fuerza para creer que aquello sí era posible.
Y creaba mentalmente aquello que deseaba, con todos los matices posibles.
No ha sido fácil… pero he conseguido realizar mi sueño, tan exactamente igual a lo que había imaginado, que me he quedado asustada de veras.
Sin embargo, como ya he dicho, el resultado de aquella opción ha sido un gran sufrimiento… con aprendizaje, pero con mucho dolor.
Y lo que más he aprendido ha sido que podemos crear cosas conforme a los deseos de nuestro ego o cosas que son guiadas por nuestra parte “que sabe”.
Entonces… he comenzado un largo camino de “entrega”.
No es fácil abrir mano del control y creer, desde el fondo del corazón, que no necesitamos desear ni buscar nada… ya que todo nos es dado gratuitamente y sin esfuerzo… por el Gran Misterio.
Cuando tomamos sobre nosotros la responsabilidad de crear nuestra realidad, considerando que tenemos que controlar las cosas racionalmente, dejamos menos espacio para que lo Divino se manifieste en nuestras vidas. Mientras que, si optamos por entregar el control al Universo… para que Él guíe nuestras acciones, y nos aporte aquello que sea de nuestro destino, podemos relajarnos con la seguridad de que lo mejor habrá de ocurrir.
Sé que es un trabajo de cada día… al principio entregaba un poco, pero no todo… hasta que las entregas se fueron haciendo más profundas, porque la confianza en el Gran Misterio iba aumentando gracias a las respuestas que llegaban… muy impresionantes, y me hacían ver que… ni siquiera en mis sueños más encantados yo hubiera conseguido crear toda la perfección que nos llega cuando permitimos que el Universo cree a través de nosotros.