Mi participación en el grupo “El arte de morir” es como un divisor de aguas, no sólo para mí, sino también para L., aquel muchacho que se conmovió con mi historia de la mariposa. Él decide abrir un Instituto en el cual pretende dedicarse a transmitir todo aquello que ha aprendido en su contacto con las enseñanzas de Osho. Él, juntamente con su joven novia, ya ha estado varias veces en la India, y su proceso evolutivo se da con una rapidez espantosa.
Su entusiasmo y su energía son tan contagiantes, que todo lo que decide emprender recibe el apoyo y la adhesión de todas las personas implicadas en el proceso.
Las actividades principales del Instituto consisten en ofrecer las varias modalidades de meditación creadas por Osho, y propiciar que vengan especialistas de las más variadas prácticas espirituales, formados por el mismo Osho y sus discípulos.
Estoy fascinada por el mundo de Osho, con todas sus meditaciones, sus rituales, sus vibrantes celebraciones. Descubro en mí insospechadas reservas de energía, y un deseo creciente de aprender las innumerables técnicas terapéuticas de que nunca había oído hablar. Lo que me enardece es la posibilidad de participar en actividades que ya consideraba inaccesibles.
Al principio, como siempre cuando descubro un autor que me apasiona, devoro todos los libros que encuentro dentro de la extensa producción del escritor Osho.
Es una lectura deliciosa y electrizante, porque, además de poseer un estilo personalísimo, con todos los ingredientes para seducir a cualquier lector, tiene la característica de abordar los más variados aspectos de la vida del día-a-día, presentando respuestas sorprendentes para cualquier cuestión.
Ni de lejos tengo la pretensión de discutir aquí la filosofía de Osho. Voy simplemente a comentar lo que ha quedado en mí de sus enseñanzas.
El mérito de los libros de Osho es el de revelarnos posibilidades de superación de nuestros límites que nunca podríamos concebir solos. Él tiene el don de desafiarnos a ir cada vez más profundo en todas las experiencias que la vida nos propone. Su lema podría ser: “¡Atrévete cada vez más!”
Como todo buen maestro, es insuperable en el arte de repetir hasta la saciedad, presentándolo desde múltiples ángulos y deslumbrando nuestro imaginario, el mensaje que es siempre el mismo: domina a tu ego, en vez de ser por él dominado.
Aprendo por primera vez a observar con desconfianza los productos de mi mente, que comienzo a mirar como a una especie de fiera que es preciso domar. Las enseñanzas de Osho tienen (para mí) la característica de enfatizar tanto la pequeñez y la tibieza de aquello con que nos contentamos en nuestra vida, que es imposible no tener deseos de embarcarse totalmente en las propuestas osadas que él nos señala.
Me someto con todas las energías de que dispongo a todos los pasos propuestos para ahuyentar los miedos, la pereza, la molicie, la vergüenza, etc. etc., y tener el valor de enfrentarme a mis fantasmas lo más profundamente posible.
Para mis condiciones físicas, todas las meditaciones propuestas son decididamente excesivas, todo me parece a primera vista interminable e insoportable. Pero lo más fantástico es descubrir que siempre se puede ir un poco más allá. Una vez más me sorprendo con la cantidad de reservas de energía que consigo movilizar.
Lo que más me deslumbra son los momentos de celebración, de danza espontánea, que me hacen entrar en contacto con sensaciones olvidadas que mi cuerpo reconoce y por las que estaba anhelante.
Me siento tan motivada por los estímulos que estoy recibiendo, que me tiro de cabeza a todas las propuestas de nuevas experiencias que el Instituto ofrece. Así es como entro en contacto con trabajos de todos los tipos en forma de talleres de trabajo más o menos extensos, cada uno de los cuales me deja una marca indeleble.
Los más importantes que recuerdo, no necesariamente por este orden, son: Cristales – Renacimiento – Terapia de vidas pasadas – Hipnosis – Feng Shui – Aura Soma – Reiki – Eneagrama.
No es mi propósito profundizar aquí en la descripción de cada una de esas terapias, ni sería necesario, por ser ampliamente conocidas y muy bien representadas por especialistas aquí mismo en el site. Me limitaré a comentar lo que más me ha marcado en alguna de ellas.
En el trabajo “Terapia de vidas pasadas”, lo que ha sido puesto a dura prueba es mi racionalismo y la obstinación en querer distinguir lo que es experiencia real de lo que es fruto de la imaginación.
Me ha costado comprender que en realidad da lo mismo, en este tipo de trabajo es imposible e irrelevante querer establecer tal frontera. Me ha impresionado, como en la experiencia del “Arte de Morir”, la inmediata transformación que tiene lugar al transponer un simple círculo dibujado en el suelo, que funciona realmente como un círculo mágico.
La misma magia ocurre cuando se trabaja con la línea del tiempo. Mi mente, siempre pronta a dudar, a pesar de las imágenes que inmediatamente surgen, no deja de pensar: “Es demasiado sencillo para ser verdad”. Pero lo que importa es que, puntualmente, el resultado de la experiencia confirma el poder de la magia.
En el primer taller de “Aura-Soma”, me ha conmovido mucho una coincidencia increíble. Cuando oí hablar por primera vez de esta terapia, recordé haber visto ya ese nombre muchos años antes, cuando participé en un congreso Subud en Inglaterra. Al final de cada congreso, se suele organizar una especie de feria en que los participantes de todo el mundo que tienen productos para presentar montan quioscos en que puedan ofrecerlos. Yo había entrado en uno de ellos, donde se vendían artículos con el nombre Aura-Soma, que eran básicamente productos cosméticos. Recuerdo haber comprado un champú en un frasco de plástico color turquesa, que me pareció muy bonito y que al final no utilicé, optando por dejarlo a fin de poder mirar para él.
Cuando entré al taller de Aura-Soma, me enteré de la existencia del libro ‘Aura-Soma’, escrito por su creadora, la inglesa Vicky Vall, en el que narra con un estilo muy conmovedor cómo ha comenzado a lanzar sus productos en un congreso Subud, en el que estaba inscrita una amiga suya. En aquella época, ni siquiera ella misma sabía aún para qué servirían los aceites que estaba creando. Yo ya me había sentido muy conmovida con el relato de todas las dificultades que Vicky había tenido que enfrentar para conseguir realizar su misión de ofrecer al mundo sus productos, que nada tienen de cosméticos, sino que son en realidad una dádiva para quien tiene la suerte de poder utilizarlos.Ya me había cautivado la sutileza y la magia que emana de estos frascos deslumbrantes. Al descubrir que, aun sin saberlo, yo había estado presente en un momento tan privilegiado como aquel lanzamiento, he sentido una conexión mucho más fuerte con todo el sistema Aura-Soma, como si de alguna forma yo hubiese sido un poco madrina de la criatura. Más conmovida quedé con la posibilidad de, incluso ignorando su importancia, haber estado en presencia de Vicky, en aquel quiosco improvisado.
He quedado tan envuelta por el universo Aura-Soma, que he querido profundizar en sus meandros, frecuentando los cursillos básico, intermedio y avanzado, este último con la presencia de Mike Booth, el discípulo de Vicky Vall, quien tras la muerte de ésta ha quedado encargado de asegurar la continuidad de la marca.
Para mí, la intimidad con las innumerables facetas de este sistema sólo ha hecho reforzar mi natural inclinación por la importancia que tienen los colores en nuestra vida. Pero la gran revelación ha sido la posibilidad de trabajar con los cuerpos más sutiles, por la utilización de los ‘pomanders’ y de las quintaesencias.
Poder entrar en contacto con los maestros a través de la respectiva esencia ha sido un regalo que cada vez me suscita la misma emoción.
Cuando consideramos dominar el significado de los varios colores en sus innumerables modalidades y posiciones, descubrimos tras el sistema Aura-Soma, un lenguaje esotérico que tiene conexiones con la Cábala, con el Tarot, con todas las instancias superiores, lo cual hace de ese estudio un filón inagotable que permite el acceso a energías cada vez más sutiles.
Sobre o autor Angela Li Volsi é colaboradora nesta seção porque sua história foi selecionada como um grande depoimento de um ser humano que descobriu os caminhos da medicina alternativa como forma de curar as feridas emocionais e físicas. Através de capítulos semanais você vai acompanhar a trajetória desta mulher que, como todos nós, está buscando... Email: [email protected] Visite o Site do Autor