La noción de tiempo más común para la humanidad es la lineal: en que la sucesión de acontecimientos vienen del futuro, pasando por el presente y transformándose en pasado en un fluir sucesivo e inamovible.
Existen personas que creen poder captar el tiempo de otra forma, bajo otro punto de vista. Esa comprensión abarcaría más, e iría más allá de la noción de linealidad, o sea, vislumbrar el futuro, sabiendo de antemano lo que sucederá. Esas personas siempre han estado presentes en la historia de la humanidad: Videntes, paranormales, místicos o brujos…
En el futuro están los acontecimientos que todavía no nos han sucedido. Debido a esto no podemos conocerlos hasta el momento en que efectivamente ocurren. Pero algunos consideran que todos poseemos la capacidad de vislumbrarlo, utilizando un sentido poco explorado denominado Intuición.
Particularmente veo el futuro basado en la ley Causa y Efecto. El futuro puede ser previsto cuando tratamos de nuestra vida, o de lo que hacemos por ella. Pequeñas actitudes que son tomadas en momentos de relajación trazan nuestro futuro sin que nosotros lo percibamos. No obstante, existe también el aprendizaje, que para mí es mucho más espontáneo. Con base en una necesidad de aprendizaje, son trazados acontecimientos que nos ponen en situaciones totalmente inesperadas, a propósito para hacernos comprender algo que habíamos ignorado, pero que formaba parte de nuestro camino; o sea, si de alguna forma conseguimos anticiparlo, inmediatamente será creada otra situación, y el futuro será reformado.
Para creer en esa hipótesis, es preciso tener fe en algo mayor, que cuida de cada uno de nosotros a fin de que tengamos aprendida nuestra lección antes de abandonar el cuerpo físico.
Concluyo afirmando que el tiempo, de forma general, no existe. Y sí varias lecciones de vida que deben ser vistas, escuchadas, sentidas y por fin – Aprendidas.