Sin alarde, empujada por la globalización y la Internet, una nueva forma de encarar los continuos cambios se propaga de forma precisa y preciosa. ¡Mira!
Cuántas veces no sentimos como pez fuera del agua, bombardeados por propagandas incesantes que quieren enchufarnos más y más productos, en parte absolutamente inútiles o superfluos, o capturar nuestra atención (léase audiencia), tratando temas igualmente sin contenido, pero de forma altamente emocional.
Podemos quedar masificados, manipulados y perdidos. Constatamos que muchos amigos ya han entrado en una sintonía de pocas notas, y los valores y las energías migran para lejos de la verdad, de las prioridades, de la esencia. Es el Nacional de fútbol, es la novela de las ocho, que recurre al sexo más banal, el Telediario que muestra sobre todo violencia y horror, tristeza y dramas.
Pero aquí va la pregunta: ¿es que estamos realmente quedándonos atrás, o en realidad nosotros, los que pensamos diferentemente, somos los pioneros de un nuevo tiempo, de nuevas formas creativas de llevar nuestra vida, las relaciones, el trabajo, las amistades, el ocio y nuestra peculiar relación con el Supremo Arquitecto del Universo?
Cada vez más siento que me encuentro entre los que están en menor número, los pioneros tal vez – con humildad, sencillez y compasión – pero también con firmeza y objetividad.
Observo y escucho las señales que están en el aire, la pureza del corazón de los niños, las “perlas” en las páginas de la Net, los libros cada vez más numerosos de “auto-ayuda”, en los primorosos documentales del Discovery Channel o de la National Geographic, que muestran la majestuosa belleza y perfección de la naturaleza.
Al avanzar en el Camino con confianza y sin miedo, más informaciones preciosas son filtradas y finalmente hay acceso a ellas, descartando pesados, obsoletos y ahora inútiles archivos, y reprogramando sutilmente nuestro precioso “disco duro mental”.
Visualizo una red de personas, de buen corazón y mente abierta a la evolución y al crecimiento verdadero de nuestro planeta y de todos los seres que lo habitan. Esta red está en todo lugar y es invisible; pues conecta virtualmente las mentes y los corazones de los “hombres y mujeres de buena voluntad”.
¡Forma tú también parte de esta pandilla! Es un camino de auto-descubrimiento de las propias habilidades intrínsecas y es un estado de espíritu de continua evolución y búsqueda de la verdad que está y siempre ha estado muy dentro de ti.