Según investigadores, musicólogos e historiadores el Vudú fue para América transformado en Blues y Jazz, ramificándose más tarde en el Rock and Roll.
Teniendo los negros la conciencia más esclavizada que el propio cuerpo, se servían de los cánticos para comunicarse y para expresar tristeza, melancolía y rebelión.
Hubo influencia también en el lenguaje, con la introducción de palabras de origen africano, como: okay, rap e hippie.
Cyril Scout – compositor y poeta – afirma que el jazz fue introducido por Fuerzas de las Tinieblas y alteró el comportamiento humano. En 1920 era sinónimo de crimen y sexo.
Los etnólogos informan de que jazz y rock and roll son palabras que se refieren al acto sexual.
En la década de 1890 Buddy Bolden creó el jazz tocándolo al principio en los burdeles y bares. En 1906 enloqueció, dejando el cuerpo en 1931.
El Funk, en la actualidad, ha rescatado por un breve tiempo la degradación del comportamiento humano, menospreciando a la mujer y banalizando la danza.
Los Beatles, al contrario de los Mamonas Asesinas y de los grupos de Funk han conseguido a través del Rock realizar una transformación en la juventud sin banalizar ni degradar el comportamiento de los chicos y chicas en aquella época.
La música puede modelar el carácter y alterar el nivel de conciencia del ser humano. Afecta a las plantas y a los animales. Experiencias actuales, realizadas por el Dr. Earl Flosdorf y Leslie Chambers comprueban que sonidos agudos proyectados en un medio líquido coagulan proteínas.
El latir del corazón, el fluir de la sangre, el movimiento de los músculos, las pulsaciones de la respiración forman la sinfonía del cuerpo.
Una Coral formada por personas que han pasado por el AVC (derrame), ha dado resultados sorprendentes, tanto en la articulación de la voz como en los propios movimientos de las personas.
El desplome de las murallas de Jericó se consiguió mediante personas que soplaban en cuernos de carnero.
En el acto final todos juntos emitieron un único sonido y las murallas se desmoronaron.
Alfred Tomatiz, otorrinolaringólogo francés tiene estudios sobre el uso de las frecuencias altas. Según él, los cantos gregorianos tienen frecuencias altas y estas frecuencias consiguen recargar el cortex cerebral, masajeándolo y por consecuencia, a todo el cuerpo.
La canción indígena y otras que utilizan el tambor provocan el trance.
El Dr. Lee Salk, en la sala para bebés de un Hospital en los EUA, aplicó música conteniendo el latido cardíaco de una madre. Resultado: los críos se durmieron. A continuación, colocó música con el latido cardíaco de una persona nerviosa, excitada. Resultado: los críos se despertaron llorando.
La música, el sonido, tiene un efecto extraordinario sobre el psiquismo humano.
Por ello utilizamos en nuestras vivencias y cursos la música new age, los cantos gregorianos y mantras con la intención de alterar y mejorar la calidad auditiva de las personas, posibilitándoles realizar sus acontecimientos existenciales con plena atención y calidad de percepción que faciliten la lectura de la vida y de sus semejantes.
Wilson Francisco é Terapeuta Holístico, escritor e médium espírita. Desenvolve o Projeto Mutação, um processo em que faz a leitura da alma da criatura e investigação do seu Universo, para facilitar projetos, sonhos e decisões, descobrindo bloqueios, deformidades e medos que são reprogramados energeticamente.
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