Una de las situaciones más comunes entre aquellos que han comenzado a desenvolverse como sensitivos es la duda acerca de la veracidad y legitimidad de las informaciones que reciben a través de los canales extra-sensoriales.
Es muy frecuente que oigan, de aquellos con quienes comparten sus experiencias, que todo cuanto han visto, oído o intuido, no pasa de imaginación.
A fuerza de tanto reflexionar sobre el tema, ya que he sido siempre considerada por la familia, profesores y amigos, como niña de imaginación muy fértil, he percibido que aquello a que todos llaman imaginación no es sino intuición, o sea, la primera y más reconocida expresión de la actividad extra-sensorial. Basta que se reflexione un poco acerca del gran número de escritores, artistas plásticos, músicos y pintores que retratan realidades extrañas, nunca vistas o experimentadas por la mayoría de los humanos.
¿Qué decir sobre la obra de Julio Verne, y de otros autores de ficción? ¿O de los efectos asustadores de la ciencia previstos por los muchos visionarios y locos que han dado el primer paso para realizarlos? Desde Galileo a Thomas Edson, ¿cuántos no han tenido acceso a dimensiones desconocidas regresando con fragmentos de conceptos importantes para nuestra evolución?
¿Cómo explicar el sincronismo de las pesquisas aisladas que han conducido a muchos inventores a resultados idénticos en diferentes puntos de la tierra en una época en que nuestro planeta aún no se había transformado en una aldea global?
Lo que denominamos imaginación es la capacidad que tiene todo ser humano de tener acceso a distintas dimensiones del Universo, y de ellas absorber conceptos que pueden ser utilizados aquí y ahora, en este nicho de espacio-tiempo donde hemos decidido instalarnos y operar.
Habrá quien diga que, si el don de tener acceso a otras dimensiones fuese real, los relatos de la mayoría de los sensitivos coincidirían, y sería posible realizar experimentos científicos que demostrasen de manera irrefutable, que tanto las otras dimensiones como las visitas de los seres humanos a ellas son hechos reales.
A pesar de no ser de conocimiento público y corriente, han sido realizadas experiencias por muchos sensitivos, con bastante seriedad y criterio. No obstante, seriedad y criterio, en el mundo espiritual tienen un significado bastante diferente del de cuantificar y clasificar alguna cosa. Por increíble que parezca, el contacto con otras dimensiones se rige por las mismas leyes que regulan el contacto físico.
Se establece a partir de simple identificación vibracional. El mismo motivo que te lleva a gustar de una persona y a no simpatizar con otra, hace que tengas acceso a una dimensión en vez de a otra.
Los conceptos que absorbe cada uno y las conexiones que establece respecto de una misma realidad son diferentes. Y es por ese motivo que cada sensitivo consultado acerca de determinada situación, mostrará un aspecto diferente de la cuestión.
Pero atiende: si comparas las instrucciones y percepciones obtenidas por cada uno de ellos sobre el mismo problema, descubrirás muchas cosas en común. Todos ellos te señalarán aspectos de la causa raíz de tus principales problemas, un mismo patrón de sentimiento o emoción, las mismas relaciones inarmónicas que obstruyen el crecimiento, las culpas que paralizan, los estados mentales que aprisionan. Y nada de eso será fruto de la imaginación.
Si una gitana puede ver la posibilidad de un nuevo empleo en las líneas de tu mano, una especialista en imágenes mentales puede verte entrando por un portal dorado, con billetes verdes de dólares cayendo como lluvia sobre tu cabeza, mientras que una especialista en tarot te dirá que este es el significado de la rueda de la fortuna que aparece en tu tirada de cartas.
Y todas te aconsejarán que te libres del miedo a fracasar, del pensamiento de que no eres capaz, de la postura de víctima, de la incapacidad de decir que no, caso desees de verdad que esa oportunidad se torne real en tu vida.
Lo importante es procurar percibir las conexiones entre los aspectos descritos, los puntos comunes y los sentimientos evocados en cada uno de ellos.
Puedes consultar todo tipo de oráculos, solicitar y conseguir una entrevista con el más avanzado de los maestros que presiden tu desenvolvimiento espiritual, abrir el akasha*, saber todo cuanto hay para saber y esté permitido averiguar acerca de tu andadura en dirección a la Luz y, aún así, no conseguir dar un único paso adelante.
Pensamientos, sentimientos, palabras y acciones conectados con la Luz son las únicas maneras de conseguir progreso en cualquier dimensión.
Representantes del mundo angélico, instructores y maestros utilizan esas mismas vías – cuando las leyes que rigen el universo lo permiten – para comunicarse con nosotros o alterar la naturaleza o la estructura de la materia.
Ver, oír, presentir, intuir o simplemente recibir informaciones y conocimiento de una fuente invisible, aparentemente no identificada e improbable es lo que solemos atribuir, sin culpa, a la imaginación.
No obstante, si toda imaginación es una adquisición de conceptos obtenidos en otras dimensiones, ¿cómo explicar mundos imaginarios obscuros y perversos, descritos en libros, piezas de teatro y, más recientemente, en películas, juegos electrónicos y programas de TV?
La verdad es que, como expresión de la divinidad, tenemos el poder, no sólo de tener acceso, sino también de alterar, con nuestros pensamientos, sentimientos, palabras y acciones, todas las dimensiones que tengan frecuencia vibratoria semejante a la nuestra.
Y esa ley funciona, con independencia de nuestro grado de consciencia.
Eso significa que podemos tener acceso a las dimensiones y alterarlas benéficamente, tornándolas cada vez más sutiles e iluminadas, cuando llegamos a ellas de manera consciente y con propósitos positivos, o de adensarlas y tornarlas más sombrías cuando nos acercamos a ellas y en ellas actuamos, de forma inconsciente, con motivaciones egoístas y repletas de intenciones separatistas.
Cada vez que un ser humano penetra en una dimensión sin la debida consciencia, en ella imprime las sombras que trae consigo. Cuanto más densa sea la dimensión, más asume ésta el sentimiento de separación sugerido por los seres humanos.
Con repetidos accesos y reproducida repetidamente por otros seres humanos, la negatividad, el separatismo y el egoísmo acumulados se intensifican, transformando algunas dimensiones, a lo largo de las eras, en los ambientes sombríos que conocemos con el nombre de infiernos.
Esas dimensiones inarmónicas, descritas y retratadas en innumerables obras de arte, que ingenuamente creemos ser fruto de la imaginación, son resultantes de las interferencias discordantes de lo seres humanos, y frecuentemente nos asombran.Realidades dimensionales o fruto de la imaginación, la sombra y la inarmonía son responsabilidad nuestra, y como tal, deben ser constantemente alteradas, con pensamientos, sentimientos, palabras y acciones conscientes y llenas de Divina Luz.
Si así lo hacemos, estaremos transformando todas las dimensiones en paraísos.
Cuando eso llegue a suceder, los seres humanos solamente podrán imaginar cosas buenas y bellas, incluso cuando estén solamente en el aquí y ahora, porque cuando un ser humano tiene acceso a una nueva dimensión, toda la humanidad la visita juntamente con él.
Porque somos todos uno.
* Akasha: Lugar interdimensional donde se encuentran grabados todos los registros de todas las vidas de todos los seres del Universo.
Publicado dia 5/23/2007 2:14:28 PM em STUM WORLD
