La familia normalmente encarna como tal cuando hay problemas kármicos para solucionar. Es muy frecuente advertir problemas con el padre, la madre, los hermanos. Si vais a buscar, existe normalmente en esos espíritus la necesidad de armonizarse entre sí. La convivencia diaria posibilita un rescate mayor que en convivencias eventuales. Se incluyen ahí maridos, mujeres e hijos.
Algunos espíritus deben rescates del pasado. La obligatoriedad social y moral de obediencia y cuidados ayuda a la armonía y posibilita que esos espíritus consigan superar sus diferencias pasadas. Pero también es normal que las personas encarnen sin ser en la misma familia, pese a haber sido parientes anteriormente. Eso posibilita encuentros maravillosos, pero también algunas roces que no se sabe bien de dónde proceden.
Por tanto, existen dos categorías:
Aquellos que reconocéis inmediatamente como amigos, como hermanos, estando o no en la misma familia.
Y aquellos que causan una antipatía instantánea.
En el primer caso, debéis aprovechar para tener una compenetración cada vez mayor. Son las personas que pueden ayudaros a crecer sin dolor, en la paz. Reconoced a esas personas y aprovechad esa ayuda.
En el segundo caso, no rechacéis a esos enemigos. Ellos son los que pueden ayudar a crecer mucho más, pese a que normalmente sea a través del dolor.
Pero ese dolor es mayor o menor dependiendo de vuestra actitud. Si procuráis armonizaros, si procuráis comprender al otro, todo será más fácil. No esperéis a que el otro comprenda esto y cambie. Ese es problema de él y no vuestro.
Cambiad vosotros. Ese es vuestro camino. Sed más tolerantes, más amorosos, más considerados. Veréis que esto será como un bálsamo para los otros, que las relaciones mejorarán y que vosotros conseguiréis aprender y evolucionar mucho con menos dolor.
El cariño que os profesamos debe servir como ejemplo del cariño que debéis tener para con todos, espíritus amigos o enemigos.
Sabed que la complacencia no es aceptar todo, sino solamente saber reconocer que la responsabilidad de algunas relaciones tumultuadas es siempre de los dos. Y que si uno de ellos consigue comprender, pondrá un bálsamo fresco y colorido en este problema.
La lección de ese mensaje: sed complacientes. Si lo conseguís con una persona, podéis regocijaros. Porque si lo conseguís con uno de cada vez, lo conseguiréis con todos. Veréis entonces como el dolor disminuirá y la vida será más fácil.
Quedad con la bendición de Jesús y rogad siempre Su ayuda para cumplir aquello que os proponéis.