El tema “aborto” ha estado en boga en los medios de comunicación y en los comentarios del blog. Tal como he dicho en aquella ocasión, no tengo una opinión formada sobre el tema, que es muy espinoso y complejo (porque no envuelve tan sólo la vida de la criatura, sino también la de la madre, la CALIDAD de la vida de la criatura, de la madre, de la familia, por extensión de la sociedad y del país como un todo). Pero una duda que tengo (y que la ciencia también tiene) es ¿CUÁNDO comienza la vida humana??? Yo necesitaría saber esto para tener una postura más fundamentada, pues para mí, mientras no exista una manifestación del espíritu humano, considero al aborto (hasta esa etapa) tan criminal cuanto pueda ser el cortar una rosa o una fruta de la planta. Al fin y al cabo, todo es VIDA, que hemos de respetar, pero de la cual también debemos disponer de la manera más responsable posible. Pero incluso esto no está muy claro en mi cabeza, y yo realmente no quiero influenciar a nadie en este tema, además porque es una cuestión puramente personal (y Dios me libre de pasar por una experiencia de esas); pero como vivimos en una sociedad, con normas, es preciso llegar a un consenso a efectos de las LEYES. ¡No se puede querer nivelar a todo un país tomando por base NUESTRA visión espiritual del mundo, o caeremos en el mismo error de la Iglesia Católica en la edad media, o del Talibán en Afganistán! Hay miles de madres muriendo a causa de abortos clandestinos, y una parcela de la sociedad se mantiene en aquella Ley del Talión: “¿Quería matar al bebé? ¡Se ha muerto! ¡Bien hecho!” ¿y eso en un país que se dice civilizado? Hasta parece el juego del ‘bicho’: es “ilegal”, pero está tolerado porque la realidad del brasileño ¡es totalmente diferente de sus leyes!!
Yo veo dos salidas posibles:
1 – Legalizarlo hasta cierta fase de embarazo, con la condición de que el aborto se realice con acompañamiento psicológico y, en caso de reincidencia, se le anoten antecedentes desfavorables en la ficha policial.
2 – Prohibirlo “de veras”, y perseguir realmente a las clínicas de aborto, con penas más duras, inclusive para la madre que lo comete (pena de 1 año de psicólogo, por ejemplo)
Todo ello con campañas en la TV, MUCHA concienciación en cuanto al uso de los anticonceptivos, etc. El gobierno, parece que ha decidido despertar y ha bajado el precio de la píldora, pero falta una divulgación de su utilización correcta, del preservativo como método para evitar el embarazo, en fin, falta concienciación. El resultado de todo esto se ve en los estratos más pobres. ¿Es justo, entonces, decirle a esa parcela de la población “¡Se ha muerto! “¡Bien hecho!”? Eso equivale a permanecer en lo alto de un castillo de ilusiones, juzgando a los demás sin vivir su realidad.
Pero vamos a lo que interesa. Para nosotros, que estudiamos esoterismo, es importante saber cuándo tiene lugar la unión espiritual con el embrión o feto, para poder evaluar todo esto desde el punto de vista metafísico y extraer nuestras propias conclusiones. Me he deparado por “acaso”, con el capítulo 13 del libro “Missionários da Luz” (Misioneros de la Luz - proyecto aún no concluido), escrito por André Luiz y psicografiado por Chico Xavier. André, que ha sido médico cuando estaba encarnado, ¡muestra precisamente el proceso de ligazón del cuerpo periespiritual con el óvulo! Según el libro, ¡la conexión se da en el momento de la fecundación! Dos cosas que me gustaría dejar bien claras a quienes lo vayan a leer son:
1–Que esta es la visión del espiritismo. Puede no corresponder a la verdad, pero, considerando que ha llegado a través de Chico Xavier, esa es una de las mejores fuentes de información de toda la doctrina espírita.
2–No imaginen que siempre va a haber espíritus “trabajando” en el útero de cada mujer que se va a quedar embarazada. El caso descrito es el de alguien que ha hecho por merecer un acompañamiento mayor por parte de sus amigos con conocimientos para tal. Nacer y morir es la cosa más natural, pero, de la misma forma que una mujer puede tener un parto en medio del bosque o en una UCI automatizada, existen casos y casos.
En mi Sitio están los fragmentos seleccionados (en portugués) de las partes más interesantes del capítulo, pero, para dejar el texto más escueto aquí, haré un resumen:
AMOR
Ante todo, es preciso que haya alguna afinidad entre el espíritu que va a reencarnar y los padres, para que pueda haber fecundación. En el libro, los espíritus amigos consiguen – a través del sueño – hacer las paces entre el futuro padre y el hijo, que eran enemigos de vidas pasadas.
Alejandro, uno de los espíritus orientadores del trabajo, es quien lo explica:
Cada hombre, al igual que cada espíritu, es un individuo por sí mismo y cada mente es como un cielo… De él bajan rayos de sol y lluvias benéficas para el planeta, al igual que, cuando existe atrito en la atmósfera, de este mismo cielo bajan chispas destructoras. Con la mente humana ocurre lo mismo. De ella se originan las fuerzas que equilibran y restauran las células del cuerpo físico; sin embargo, cuando perturbada, emite rayos magnéticos de alto poder destructivo para las células que la componen. El pensamiento envenenado de Adelino (el futuro padre) estaba destruyendo las células reproductoras, intoxicando la cromatina dentro de la propia bolsa seminal. Él podría satisfacer las necesidades físicas, entregándose a la relación sexual, pero no alcanzaría los objetivos de reproducción, porque, debido a las lamentables condiciones en que traía la mente, estaba aniquilando los espermatozoides tan pronto como nacían, y, cuando acabase con ellos, pasaría a intoxicar los genes del carácter, dificultando nuestro trabajo. En el caso de Segismundo, una vez que están unidos, no podemos dispensar su colaboración directa. De ahí la necesidad de este intenso trabajo para despertarlo hacia los valores afectivos.
Sólo el amor crea vida, alegría y equilibrio. Con la mente transformada, Adelino pasará a emitir fuerzas magnéticas protectoras para los espermatozoides. Como puedes ver, aquí no existen milagros para el menor esfuerzo. Y cuando enseñamos, en todas partes, la necesidad de practicar el amor, no lo hacemos tan sólo para obedecer a meros principios religiosos, sino atendiendo a importantes factores de la propia vida.SEXO
Basta decir que la relación sexual entre la mayoría de los hombres y mujeres encarnados se acerca mucho a la cópula de los animales. Hay mucha inconsciencia criminal e indiferencia sistemática a las leyes divinas. Así, no sería razonable cualquier comentario por nuestra parte. Se trata de un nivel de semisalvajes, donde muchas inteligencias admirables prefieren permanecer en bajas corrientes vibratorias. No se puede negar que allí también trabajan los constructores espirituales, que colaboran en la formación básica de cuerpos destinados a las entidades que reencarnan en esos medios más groseros. Sin embargo, hemos de considerar que el servicio, en esos lugares, se realiza en masa, mediante mecanismos primitivos.
Pero entre aquellos que se encaminan, de veras, a la propia elevación, la relación sexual es muy diferente. Representa intercambio sublime de energías periespirituales, como alimento divino para la inteligencia y el corazón, y fuerza creadora, no sólo de hijos, sino también de grandes obras y realizaciones del espíritu para la vida eterna. Me refiero a los sagrados objetivos de la creación y no tan sólo del fenómeno procreador. La procreación es una de las tareas que pueden ser realizadas por aquel que ama, sin que sea el único objetivo de las relaciones. El espíritu que tiene odio o que manifiesta actitud negativa ante la ley divina, no puede crear vida superior en lugar alguno.
Es necesario que desplacemos el concepto de sexo, evitando colocarlo tan sólo en determinados órganos físicos. Hemos de ver el sexo como cualidad activa o pasiva, emisora o receptora. Desde esta perspectiva, veremos que toda manifestación sexual evoluciona con el ser. Mientras continuamos sumergidos en las vibraciones más pesadas y venenosas, tenemos tan sólo sensaciones. A medida que nos dirigimos hacia el equilibrio, vivimos experiencias provechosas, oportunidades de rectificación, fuerza, conocimiento, alegría y poder. Si sustituimos las palabras “relación sexual” por “unión de cualidades”, veremos que toda la vida universal se basa en este fenómeno divino, cuya causa está en Dios mismo, Padre Creador de todas las cosas y seres. Esa “unión de cualidades”, entre los astros, se llama magnetismo planetario de atracción. Entre las almas, se llama amor. Entre los elementos químicos, se le conoce como afinidad. No sería posible, por tanto, reducir tal fundamento de la vida universal, limitándonos a la actividad de algunos órganos del cuerpo físico. La paternidad o maternidad son tareas sublimes; no son, por tanto, los únicos servicios divinos, en el sector de la creación infinita. La persona que produce algo, sea en términos de virtud, ciencia o arte, se vale de los mismos principios de intercambio. La única diferencia es la de planos, porque, para ella, el intercambio de cualidades tiene lugar en niveles más elevados. Hay fecundaciones físicas y fecundaciones psíquicas. Las primeras necesitan de los elementos físicos, para atender, temporalmente, a las necesidades de la vida en las experiencias necesarias. Las segundas, sin embargo, dispensan las limitaciones del físico y ocurren en los dominios del alma, en maravilloso proceso espiritual. Cuando hablamos del amor de Dios, cuando sentimos sed de Él, nuestros espíritus no desean otra cosa, no siendo el intercambio de cualidades con los planos más elevados del Universo, ansiosos por el principio fecundante del Padre.
Es lamentable que la mayoría de los encarnados haya menospreciado las potencialidades creativas del sexo, desviándolas hacia los placeres inferiores.
-Pero el uso del sexo ¿no es una ley natural en la Tierra? – Pregunta André Luiz.
Alejandro sonrió con bondad, y respondió:
-Nadie pone en duda este carácter de las manifestaciones sexuales en la Tierra, pero todas las leyes naturales en el mundo, como en todo el universo, deben ser ejercidas con base en la ley universal del bien y del orden. Quien huye del bien, encuentra el crimen; quien huye del orden, cae en el desequilibrio. Por tanto, si las relaciones sexuales tienen lugar lejos de estos preceptos, se transforman en causas de sufrimiento y perturbación. Además de esto, no debemos olvidar que el sexo, en la existencia humana, puede ser uno de los instrumentos del amor, sin que el amor sea el sexo. Personas que poco a poco se liberan del apego a la forma física, se liberan también, gradualmente, del dominio absoluto de las sensaciones carnales. Aprenden a intercambiar, entre sí, los valores del alma, alimentándose recíprocamente, mediante intercambios magnéticos, también valiosos para la creación infinita, generando realizaciones espirituales para la eternidad, sin cualquier contacto físico. Para ese tipo de criaturas, la unión que aporta más confortación no es la que se limita a las emociones de algunos minutos, sino la que integra alma con alma, durante una vida entera, en los planes de la espiritualidad superior. A veces, basta una mirada, una palabra, un simple gesto de cariño y comprensión, para que reciban el magnetismo creador de la persona querida, impregnándose de fuerza y estímulo para las más difíciles tareas.
No hay creación sin fecundación. Las formas físicas nacen de las uniones físicas. Las construcciones espirituales se originan de las uniones espirituales. El universo es hijo de Dios. El sexo, por tanto, como cualidad activa o pasiva de los principios y de los seres universales, es manifestación cósmica en todos los niveles evolutivos, hasta que podamos alcanzar la armonía perfecta, en que esas cualidades se equilibran en la propia divinidad.
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