Llegué a Lisboa después de un vuelo que se retrasó tan sólo 2 horas. ¡Qué felicidad! Sí, porque parece que los aeropuertos de Brasil han perdido tanto que, embarcar en un avión, que en todo el mundo es asunto sencillo, en nuestro amado país se ha vuelto un verdadero via crucis.
Pero no se hable más de eso; además, porque cuanto más se habla de un tema más fuerza cobra. Lo importante es que aquí estoy entre el mar y la ciudad, contemplando el gran cielo que nos une...
Tan pronto llegué me he encontrado con una amiga muy querida que cuida de mis quehaceres en este país y que todo lo ejecuta con enorme competencia y profesionalidad. Conversando con ella, me cuenta que mirando la SIC (un canal de la TV portuguesa) encuentra, en el programa de Ophra – que también se emite en Brasil – a un entrevistado que ha dicho a aquélla que las personas tienen que dejar de quejarse. Y sugirió que todas las personas que padecen de este mal deberían usar una tira de paño en la muñeca (durante 21 días) en la cual estuviese escrito: yo no me quejo. El entrevistado recomendaba que, cada vez que la persona volviese a repetir la queja debería quitar la tirita de paño de una muñeca y cambiarla para la otra.
Pena que yo no hubiese visto ese programa antes de salir de Brasil – a decir verdad, ni siquiera sé si ese, específicamente, se ha emitido en nuestra GNT (que es el canal brasileño a través del cual se transmite el programa de esta señora americana).
Mi amiga portuguesa me dijo que cuando vio esta sugerencia ofrecida por el entrevistado de Ophra, inmediatamente ha pensado en mí. Por varios motivos: por los 21 días – que es generalmente lo que recomendamos como práctica mínima de los ejercicios con imágenes mentales – y por el ritual que, como siempre digo, le gusta mucho a la mente. Pero, sobre todo, se acordó de mí porque esta es una idea que me gustaría haber tenido. Y, con el permiso del tal señor, voy a utilizarla, con toda seguridad.
Claro que la idea es sencilla y probablemente deriva de los lacitos que algunas personas se atan a uno de los dedos para no olvidarse de alguna tarea, compromiso, etc. O por lo menos los colocaban, cuando nuestra especie era más romántica y aún no tenía muchos recursos para recordar sus compromisos.
Asimismo, como ha dicho mi amiga, evitaría usar el no. Muchos especialistas dicen que la mente no guarda el no. Entonces, si yo afirmo no me quejo, siguiendo esta teoría, guardaría en la mente: yo me quejo.
Pero exceptuando ese pormenor, mandaría imprimir varias tiritas de tela para distribuir a las personas interesadas...
Los mensajes serían tales como:
Soy feliz
Sonrío siempre
El Universo es abundante
Soy parte del Universo
El Señor es mi pastor
Nada me faltará
Amo a mis hijos
Y soy amada por ellos
El Brasil
Saldrá adelante
Amo mi trabajo
Siento placer con lo que hago
Estoy siempre bien,
Gracias
Y así en adelante. Y más: si los fabricantes de tiritas del Señor do Bonfim quieren usar esta idea para imprimir otros tipos de tiritas, por favor, siéntanse a gusto. La idea no es mía, así que ¡puede ser suya!
Izabel Telles é terapeuta holística e sensitiva formada pelo American Institute for Mental Imagery de Nova Iorque. Tem três livros publicados: "O outro lado da alma", pela Axis Mundi, "Feche os olhos e veja" e "O livro das transformações" pela Editora Agora. Visite meu Instagram. Email: Visite o Site do Autor