¡Toma las riendas del destino, transforma tus sueños en realidad, muévete! ¡Enfréntate a la vida, ten el coraje de asumirte, haz que suceda! ¿Existe alguna receta de tarta? ¿Una fórmula secreta? ¿Cómo saber cuál es el camino de la felicidad?
En primer lugar, ¡has de descubrirte! Saber cuáles son tus potencialidades, preferencias, dónde te aprieta el zapato, qué es lo que realmente quieres de la vida... ¡Qué es lo que hace latir más fuertemente a tu corazón, buscar la esencia de tu alma, el placer de vivir!
Abre los ojos ante este mundo tan lleno de color que te rodea. Observa la belleza de la naturaleza. Escucha el canto de los pájaros saludándote a tu paso. Huele las flores después de la lluvia. Percibe la textura de las hojas. Tómate una infusión de melisa. Charla con tu vecino. Practica el amor incondicional...
¡Con las emociones a flor de piel, aprovecha la caricia del viento, encuentra las respuestas dentro de tu alma! ¡Poco a poco, con cariño, aumenta tu autoestima, cree en ti mismo! ¡Despierta tus sentidos, basta de aplazamientos! ¡Percibe tus deseos más íntimos, la verdadera transformación es la interior, resuelve tu vida! Cada día tiene su secreto...
No huyas, porque, amigo mío, ¡tú eres el único responsable por tu vida! No vale echar la culpa al marido, a la madre, a los hijos o a la sociedad porque has dejado de aprovechar las oportunidades. Ve a buscar las respuestas, sal de la butaca, no llores sobre la leche derramada. Perdona a las personas. ¡Da un puntapié al caldero! La verdadera riqueza está dentro de ti...
Como dice Rita Lee: “Amor sin sexo es amistad”. El Amor ha de valer la pena. Es imprescindible la pasión, regar todos los días, salir del lugar-común. ¡Un matrimonio sin amor es “vegetar”! Con infinitas posibilidades, la atracción no tiene explicación, es cuestión de piel, de mirarse a los ojos, puro arrebato...
Sentimientos, añoranzas, clima en el aire. Emociones, besos, caricias, sintonía de corazón a corazón... ¡No te reprimas, deja que ese sentimiento brote dentro de ti!
Enciende una vela blanca a tu ángel de la guarda todos los días. Colócala en lugar seguro y alto (por encima de la cabeza). Pide que él te proteja, te oriente y te muestre lo mejor de ti. Hazlo con fe, cariño y respeto. Conversa con él. Medita. Independientemente de tu religión. Trabaja tu espiritualidad.
Vive el momento presente. Disfruta el día de hoy. No pienses más en el pasado, ya se ha ido... Y el futuro es fruto de tus pensamientos, emociones y actitudes que estás construyendo hoy. ¡Piensa en positivo! La pequeña simiente depende de lo que plantes en el momento presente.
¡Marca la diferencia, sé tú mismo! La verdadera felicidad está dentro de nosotros. Tú eres la persona más importante de tu vida. ¡Durante una breve eternidad, siente la esencia de tu alma!
Como todo lo que se hace a corazón abierto... ¡Ama mucho y para siempre!