Creo firmemente que el mayor problema del ser humano es la falta de amor. Cada vez me convenzo más de que sin amor no podemos vivir y de que necesitamos recibirlo y donarlo para ser felices. He dicho ‘donarlo’, sí, porque cuando damos algo siempre queda sobrentendido que queremos también algo a cambio y, ¡en materia de amor, no podemos hacer ese tipo de cálculo! No damos sino que donamos.
Yo era muy joven, recién casada, y ni siquiera había quedado embarazada todavía, pero ya leía artículos sobre críos en las revistas femeninas. Una vez leí un reportaje en que un psicólogo explicaba que la Nestlé de Suiza, para hacer una experiencia, había montado una lindísima guardería con instalaciones de primera, enfermeras especializadas, pediatras y nutricionistas, en la cual su leche en polvo se administraría a bebés necesitados o abandonados. Al mismo tiempo, la misma leche, sería donada a madres necesitadas – que no podían alimentar a sus hijos con leche materna, para que lo utilizasen en la alimentación de sus bebés en sus casas. En aquella época era ‘moda’ no dar el pecho a los hijos (¡qué locura!). Bueno, al final de la pesquisa, tras meses de observaciones, se descubrió que los bebés más bonitos y saludables, los que habían ganado más peso, no eran aquellos que habían sido criados en el ambiente esterilizado e impecable de la nursery de Nestlé, sino los que habían sido alimentados, incluso en biberones, ¡pero en el regazo de la madre! El amor los había alimentado.
Cuando un crío nace debe ser alimentado con la leche materna, o en casos excepcionales con leche industrializada o cualquier otro substituto, pero principalmente debe ser alimentado con el amor incondicional, para crecer feliz y saludable. Entonces, ¿por qué a medida que nos hacemos mayores somos tan roñosos en materia de donar amor? Mirad bien, no estoy hablando de amor en el sentido físico de la pasión, de la atracción, del sexo. Hablo del amor puro, del amor universal, aquel que brota espontáneamente del corazón y lanza su chorro sin control, solamente por extravasarlo, ¡solamente por el placer de donar! Porque, siempre que pensamos en donar algo, pensamos también en recibir algo a cambio, pensamos también si esa persona merece nuestro amor, hacemos cálculos y más cálculos como si nuestro amor fuese una mercadería. Y entonces lo estropeamos todo. Dios no es así, y gracias a Él, muchas personas que conozco tampoco son así, y es a ellos a quienes digo ¡YO TE AMO!
Siempre que me deparo con ese tipo de amor puro e incondicional, me emociono. Personas que apenas conozco me han escrito expresando palabras de solidariedad con mi dolor, amigos me han telefoneado para preguntar cómo me estaba sintiendo y ofrecer palabras de cariño, ¡otros, aunque tan sólo conocidos, han venido incluso personalmente a darme un abrazo de consuelo! Y yo me he sentido amada, muy amada y he agradecido a Dios por todo ese amor que he recibido. Por esa razón hoy os agradezco a vosotros y digo, sinceramente, que me siento muy feliz al poder formar parte de esa maravillosa comunidad que es el STUM, y poseer tantos amigos a los que poder decir YO TE AMO.
Procuro continuar dando todos los días un poco de mi amor a vosotros, mis lectores, a través de mis artículos y a través del horóscopo y de las orientaciones que escribo siempre, semanalmente, aun en los peores momentos de mi vida, e incluso cuando no siento ganas de hacerlo. Y lo hago por vosotros, como un acto de amor, pues yo sé que muchos estarán esperando estos artículos juntamente con el boletín semanal del STUM. Yo expreso simplemente mis reflexiones acerca de los acontecimientos de la vida, bajo mi óptica personal, con mi formación de consultora en astrología, y procuro orientaros, apreciados internautas, indicando cuáles son las influencias positivas o negativas que eventualmente estarían actuando en vuestras vidas. Lo hago lo mejor posible, podéis creerlo, y lo hago con amor, y esto me gratifica. Es necesario que mi trabajo en el consultorio sea remunerado, y eso me parece justo, pero todos los días contesto a innumerables e-mails en los que ofrezco gratuitamente consejos y palabras de apoyo, orientando y confortando a las personas que me escriben. Tal como los demás colaboradores del STUM, también divulgo mi trabajo y atiendo además a mi sustento, pero, ¡creedme, es sobre todo con el corazón lleno de amor, como me siento frente al computador todos los lunes, buscando inspiración en los astros para escribir!
Entonces, esta semana, quiero simplemente preguntaros: ¿Ya habéis dicho “yo te amo” a alguien hoy? ¿Ya lo habéis dicho a vuestro hijo o hija, a vuestro padre o madre, a vuestro hermano o amigo? ¿Al vecino aquel, que llama siempre a vuestra puerta pidiendo ayuda? ¡Entonces decidlo! ¡Y no esperéis, pues este es el momento de sembrar amor!
El Sol ingresa en Escorpio el día 23 de octubre, y, pese a que este signo no está propiamente ligado al amor, al pronunciar esas palabras “yo te amo” estaremos efectuando una gran transformación en nuestra vida. Claro que el signo de Libra – que posee como regente a Venus – sería más apropiado para la palabra “amor”. ¡Pero Escorpio es intenso y fuerte, y nos permite efectuar un verdadero renacimiento en nuestras vidas para transformar el odio en amor, la indiferencia en amor, el desplacer en amor! ¡Escorpio es el signo de la rueda del eterno renacimiento! Entonces, aquellos que no tengan la costumbre de decir esas pequeñas palabras mágicas “yo te amo” pueden empezar a hacerlo a partir de ahora. Todos los días. Elige a una persona cercana, elige a un amigo, elige a tu animalito mascota, no importa a quién, pero ¡decidle, por lo menos una vez al día “yo te amo” de manera sincera! Veréis qué milagros estas pequeñas palabras pueden hacer ocurrir: parece que el Sol brilla con más fuerza, el cielo se hace más azul, el verde de los árboles es más intenso cuando abrimos nuestro corazón al amor. ¿Sabéis por qué? Porque la LUZ divina desciende sobre las cosas que amamos y las hace más bellas, y por consiguiente, nosotros también nos volvemos más bellos a los ojos de Dios.
No obstante, he de reconocer que es muy difícil sentir amor por todos aquellos que nos rodean. ¡Al fin y al cabo, no somos santos, diréis vosotros! Pues sí, es muy fácil amar a aquellos que nos aman y es muy difícil amar a los que nos maltratan, que nos odian, que nos dificultan la vida. Pero ese es el amor del cual Dios está hecho. Él nos ama a todos indistintamente, incluso cuando nos equivocamos, cuando nos desanimamos, cuando damos con los burros en el agua, cuando nos alejamos de Él, Él nos inunda con su Luz para ayudarnos a levantarnos y a transformarnos.Si podemos dar una palabrita de amor y de apoyo a una persona que ni siquiera nos resulta simpática, si podemos descolgar el teléfono para hacer las paces con aquel al que ni siquiera queremos volver a hablar, podéis creerlo, sentiremos un gran alivio en el corazón y nos sentiremos colmados con la Luz divina. La sensación es maravillosa y nos servirá para dar comienzo a la gran transformación de que necesitamos en nuestra vida.
Aprovechad el flujo energético del Sol en ESCORPIO y pedid ayuda al Genio Cabalístico nº 30, OMAEL, para efectuar esa transformación. El salmo para oración es el 70.
El versículo 6 de este salmo dice: “Ya en el vientre materno me apoyaba en ti; en el seno materno tú me sustentabas: Siempre he confiado en TI” ¿No es precioso? ¡El amor divino nos alimentaba en el vientre materno! Este nombre divino forma un puente entre nosotros, el amor de DIOS y todas sus criaturas.
¡¡Buena semana a todos!!
São Paulo, 16 de octubre de 2007