Sentando justo en frente a mí, él apretaba un macito de pañuelos de papel en las manos.
Estaba nervioso, seguramente. Reticente, no sabía muy bien qué sería esta “lectura de las imágenes de su mente”.
Le expliqué lo que yo entendía ser la mente.
Le rogué que imaginase una inmensa red. Inmensa de veras. De dimensiones que nosotros los humanos no conseguimos concebir. Le pedí que se sirviese de su poder creativo y considerase que por cada hilo de aquella red pasan informaciones sobre todo lo que existe en el cosmos, en el planeta, en la vida personal y colectiva, en el pasado, en el presente y en el futuro.
Después le rogué que imaginase a todos nosotros, los seres humanos, colgados en esta red absorbiendo por una pajilla las informaciones que pasan por ella.
Le dije además que hay personas que aún utilizan la misma pajilla de sus abuelos, padres, hermanos, en fin, buscan una información viciada cuando esta red dispone de billones de nuevas posibilidades a cada milésima de segundo.
Él me escuchó interesado. Sentí que había quedado clara para él mi metáfora para explicar la mente.
A continuación le conté que estas informaciones que recibimos entran en nuestro sistema particular también en forma de imágenes (hologramas) y permanecen vivas en nuestras células como si fuesen imanes que atraen energía semejante en el mundo en que vivimos y convivimos.
Expliqué que el propósito de mi trabajo era investigar qué tipo de información estaba él absorbiendo de la red y cómo esta información estaba traducida en imágenes.
Antes de empezar la captación de las imágenes aún pude ver que él sujetaba firmemente el envoltorio de pañuelos de papel entre las manos.
Di comienzo a la sesión narrando entonces las imágenes mentales que él presentaba y todas hablaban de un vencedor profesional que se sentía totalmente aislado, sin cariño y sin afecto, visto tan sólo como un héroe respetado por las personas, pero del que no se aproximaban.
Estas imágenes son frecuentes en la mente de altos ejecutivos o ejecutivas que se transforman en seres poderosos e imparciales para poder comandar empresas, industrias, servicios, pero que en el fondo, en el fondo, sienten un vacío interno por la falta del amor genuino.
Bueno, volviendo a mi paciente, al final de la sesión, salió muy aliviado y esperanzado, lleno de energía y con un ejercicio de imaginación para hacer durante algunos ciclos.
Hoy por la mañana, al entrar en el consultorio, fui a colocar bien las butacas y encontré en aquella donde él se había sentado, la caja de pañuelos de papel intacta.
La tomé en las manos y leí la marca del papel: “Kiss”.
(Que en el diccionario americano quiere decir: to touch or caress with the lips, as in affection or greeting – tocar o acariciar con los labios, como forma de cariño o saludo).
Sonreí conmovida y comprendí que él ya traía el diagnóstico impreso en el embalaje de sus pañuelos de papel, ¡cuidadosamente encerrado entre sus manos!
Izabel Telles é terapeuta holística e sensitiva formada pelo American Institute for Mental Imagery de Nova Iorque. Tem três livros publicados: "O outro lado da alma", pela Axis Mundi, "Feche os olhos e veja" e "O livro das transformações" pela Editora Agora. Visite meu Instagram. Email: Visite o Site do Autor