Mucho se ha hablado – y se ha escrito – a lo largo de todas las eras, acerca del Amor (interpersonal). Con todo, la EXPERIENCIA DEL AMOR es indescifrable y quien la vive sabe que, por más apropiadas que sean las palabras usadas para describir algunos de sus aspectos, nada sustituye la vivencia propia, nada cambia el hecho de que QUIEN LO VIVE, SABE (lo que significa) y, viceversa QUIEN NO LA CONOCE es porque NO LA HA VIVIDO.
Para establecer las bases de una reflexión sobre la experiencia psicológica del Amor (interpersonal), haremos un paralelismo entre los funcionamientos psicológicos del CONSCIENTE y de la CONSCIENCIA – y el arte de componer...
Muchos artistas creativos afirman que, en el acto de creación (o recreación), se apropian del instrumento para expresar algo indefinible y que, a partir de cierto momento, ellos mismos se entregan y se convierten en INSTRUMENTOS; entonces, ALGO coloca notas y palabras en sus mentes (y sus CONSCIENTES necesitan desesperadamente medios para registrar la experiencia que, de otro modo, se pierde como un sueño del cual nos olvidamos – algunos graban, otros anotan, y a otros les pilla el momento creativo y corren a registrarlo, por ejemplo, en una servilleta, como bien ha relatado Milton Nascimento en una canción reciente).
No me entendáis mal pensando que hablo de “posesión” o “incorporación”, ni mucho menos de influencias de seres desencarnados, explicaciones estas muy corrientes (y muy difundidas) para “esclarecer” o EXPLICAR el proceso creativo y la experiencia inspiradora. A mi modo de ver estas son tan sólo limitadas explicaciones y toda esta verborrea, oculta más que aclara la experiencia propiamente dicha.
En el momento en que la CONSCIENCIA individual alcanza el liminar de la EXPERIENCIA del AMOR ya no importa cualquier explicación o definición al respecto: lo que importa (¡y es lo más deleitoso!) es VIVIR y APRENDER...
Lo que nos hace identificarnos con una canción, generalmente, es la capacidad que ha tenido el autor de traducirse de modo arquetípico, o sea, traducir bien, una VIVENCIA personal.
Es bueno no olvidar tampoco que lo que más se oye, en las llamadas “canciones de Amor” son las lamentaciones y protestas de un CONSCIENTE (en ese caso, el del autor) que, muy a menudo está disconforme con la posición de estar privado del control; está “impotente” frente a las “cosas de la vida”; “sufre por la ausencia del ser amado”; “desea, pero no tiene”, y así sucesivamente...
Esto se puede comprender, en la medida en que el “administrador del placer y del dolor” (vulgo CONSCIENTE), residente y activo en cada uno de nosotros, es un funcionamiento auto-centrado y muy celoso de sus “inversiones”, pues bajo su PUNTO DE VISTA, TODO DEPENDE de SU CONTROL y de SU MANIPULACIÓN (incluyendo aquí al ser amado), de modo que él (Administrador Consciente) no da un paso (ni da nada), sin pensar en qué es lo que va a ganar con esto; sin evaluar si va a salir bien; conjeturando si las probabilidades de éxito están controladas; si tiene en sus manos todos los medios de hacer que las cosas salgan bien, del modo más conveniente; si vale la pena decir o hacer algo, y así en adelante... Hay un Amor de Dar y un Amor de Recibir...
Esta función egoica (en nosotros) no se ocupa de dar testimonio espontáneo del YO, éste no es bueno para DAR nada; “administra” los actos pensando en lo que habrá de recibir, en lo que va a ganar con cada acción y no se mueve si no hay, por detrás de su acción, un legítimo y renitente INTERÉS PERSONAL que obtener.
Tenemos aquí la figura del “conquistador barato”, que repite, como un loro, las bellas palabras de creadores que auténticamente han “sentido aquello” mientras se expresaban; sin embargo, para él, que es un tipo de actor típicamente mediocre, aquellas palabras son rituales vacíos, que sólo valen para los oídos de aquellos que creen en ellas.
El CONSCIENTE es capaz de hacer juegos de palabras, pero incapaz de VIVIR EL SENTIDO del contenido de lo que se ha hablado. Él “sabe” (intelectualmente) la letra de la canción, conoce y domina, por ejemplo, un instrumento musical; sabe dar nombre a las notas musicales y así sucesivamente... No se me entienda mal, pues esta parte, la del esfuerzo y la del ejercicio, no puede faltar ni siquiera en los mayores seres creativos que se pueda imaginar, pues sin el esfuerzo CONSCIENTE la fuente vital creadora se queda sin los MEDIOS para expresarse y concretizarse.
Sin embargo, es la CONSCIENCIA (como puente de conexión con el Inconsciente – la fuente básica de todo) lo que puede el ser INSTRUMENTO del proceso vital subyacente y entonces ésta es quien crea (o recrea); quien desarrolla lo nuevo, imagina una letra, hace poesía, fantasea realidades y ritmos; alternativas y probabilidades de realización...
Estoy ayudando aquí a desmontar la teoría de que el CONSCIENTE es capaz de ORIGINAR la experiencia creadora (que presupone un movimiento de la energía psíquica) y, por tanto, de crear algo, puesto que es la CONSCIENCIA (como puente entre lo CONSCIENTE y lo Inconsciente) lo que amplía, supera, engloba, sintetiza; presentando analogías, metáforas e “historias” con típico enredo. Éstas son “representaciones de lo vivido” (véanse las letras de las canciones, que son siempre enredos con base en acontecimientos vividos, añadidos a la imaginación y al deseo de realización personal).
Quien no puede “vitalizar” nada (¡volverlo intenso y vívido!!!) es el CONSCIENTE y el mejor ejemplo de esto es el “técnico musical” que nada crea en toda su vida, y que tan sólo ha sido enseñado:
- a repetir (por ejemplo: los grandes maestros de la música), así como
- a dominar las técnicas de tocar y de interpretar, sin que esto garantice, en modo alguno, que él pueda darles una marca verdaderamente personal, ni que le sirvan de vehículo de expresión de su creatividad.
Como sabemos, se puede burocratizar y convertir en “habitual / rutinario” prácticamente todo, pues siempre existe la posibilidad de que alguien interprete, por ejemplo, a J. S. Bach mecánicamente o bien, otro ejemplo, hacer sexo “técnicamente” sin cualquier intensidad, sentido o valor psíquico.
El campo CONSCIENTE se apropia de “productos” legítimamente inconscientes (“made in” Inconsciente) con una enorme ingratitud y un no reconocimiento hacia el valor de su propia fuente vital y, siendo así, le vuelve la espalda arrogantemente, haciendo creer, incluso a sí propio, que todo se origina en él, y que todo gira en torno a sí mismo.
Claro que ahí está el ejercicio de la arrogancia, de la vanidad personal, del egocentrismo y del orgullo del ego (plano CONSCIENTE) humano.La experiencia del “sentido y del valor” se origina del ejercicio de la CONSCIENCIA INDIVIDUAL (en su conexión con el plano vital inconsciente) mientras que el conocimiento intelectual / técnico, pertenece al ámbito del funcionamiento del campo CONSCIENTE.
Siempre reverenciamos a los creadores, sin jamás acordarnos de agradecer a la FUENTE DE DONDE TODO SE ORIGINA (¡incluida la experiencia del Amor!)
En sentido positivo (por otra parte), también es proverbial la vivencia del intérprete que RECREA lo ya creado de modo personal y en comunión con el creador original.
Ambos (intérprete y creador) se convierten en compañeros de creación, al igual que cualquiera de nosotros puede REDESCUBRIR el sentido y el valor de algo ya vivido por otros hombres y mujeres a lo largo de todas las eras, y que ha sido, por lo tanto, ya experimentado, de todos los modos posibles, desde hace mucho tiempo atrás.
Cuando sentimos que algo de TRANSCENDENTAL y ATEMPORAL se está viviendo, significa que estamos comulgando con una EXPERIENCIA y CONOCIMIENTO UNIVERSALES, como si estos se hubiesen originado en aquel exacto momento. Decimos al ser amado los mismos “lugares comunes” ya dichos en todos los tiempos, a veces con belleza y arte, otras veces, no tanto; con todo, siempre es un EXPERIENCIA VITAL renovada e intensa. En esas horas sentimos que hay un encuentro entre almas y que este encuentro es eterno.
Son estos los momentos en que finalmente “comulgamos la CONSCIENCIA de un CONOCIMIENTO EXISTENCIAL, que conocíamos (INTELECTUALMENTE) de antemano, pero que, solamente entonces, comprendemos el sentido y el valor (psicológicos) inherentes a él.”
No existe nada desmerecedor en la experiencia de la INTERPRETACIÓN INSPIRADORA, al contrario, ésta transmite una sensación de confianza, de identificación, de honestidad y de espontaneidad a aquel que la recibe... Lo importante es saber si las palabras y canciones, que tomamos prestadas traducen algo que estamos, de hecho, viviendo...
En la vida práctica, como seres en evolución, encontramos innumerables desafíos y verdaderos jeroglíficos, pues la existencia parece querer poner a prueba (someter a un test) nuestra CONSCIENCIA INDIVIDUAL.
Para ello hace como que se sirve de “escenas” que REPRESENTAN una “experiencia” o una “actitud” y la tarea de la CONSCIENCIA es descifrar y rescatar el SENTIDO (pertinencia, aplicabilidad) de estas representaciones del conocimiento colectivo y eterno.
Cuando rescatamos este SENTIDO, nos volvemos más responsables con lo que hacemos y con lo que decimos. Por cierto, lo fundamental no es permanecer hablando, hablando, hablando...
Muchas veces hemos de rendirnos y admitir que LO QUE VALE (¡y tiene sentido!) es la EXPERIENCIA DEL AMOR y que es mucho menos relevante todo lo que se pueda decir respecto de ella. Por mejor que la retratemos, sabemos que, tal vez, lo principal está todavía por decir, pues la VIVENCIA DEL AMOR (de la Belleza, de la Perplejidad, de la Religiosidad) nos deja “sin palabras” y nos induce al silencio.
El AMOR, al igual que la Fe, la Confianza, la Entrega, la Generosidad, el soñar, el fantasear, etc., son RADIANTES y emanan del YO (hacia el medio externo / los demás) a través de la Consciencia individual, sin expectativas o exigencias, ni con vistas a lo que se pueda obtener con ello. Aquel que AMA es feliz por el simple ejercicio de la experiencia de AMAR.