Leyendo el artículo de mi querida amiga Izabel Telles sobre Papá Noel, he sentido la energía de la Navidad brotar inicialmente en mi corazón e ir creciendo, creciendo, hasta hacerme sentir parte de esa energía...
Siguiendo esa sugerencia suya, fui a buscar a mi mente las imágenes guardadas... y tomé conciencia de que las imágenes que guardo de la Navidad son bellas, llenas de cariño, amor y esperanza.
Con gran “emoción” recordé la Navidad del año 85, cuando renací tras un grave accidente y, tomada por un sentimiento de alegría, agradecí al Plano Superior la oportunidad que me había sido dada de continuar mi misión con más madurez y dando más valor a la vida.
Navidad es renacer, sentir el Cristo dentro de nosotros, en una invitación a buscar nuestros más altos ideales de amor, compasión, perdón y aceptación, llevándonos al deseo intenso de trasmutar nuestros fallos, incomprensiones e imperfecciones en cualidades de alma, alma que nos propone perseguir la maduración de nuestro Ser en el aspecto de la búsqueda de ascensión espiritual.
La Navidad es aquel instante encantado del año que nos invita a adentrarnos en las profundidades de nuestro Yo, y a través de las luces mágicas del encantamiento de la fecha, llevarnos a un sentimiento intenso de Amor a nuestro Redentor Jesús, venido en una misión grandiosa de Donación, para cambiar la perdición adquirida con tanto mal, por nosotros causado, por la salvación y el derecho de entrar en contacto directo con el “Gran Yo Soy”.
Misión de Amor y Renunciación que nos ha aportado el aliento necesario para que ascendamos un poco y vislumbremos una pequeñita llama de la Gran Luz, con la cual somos uno.
Es el momento de orar conscientemente el Padre Nuestro y, sintiendo cada palabra, interiorizar el gran Misterio de la Poderosa Oración, para trasladar al próximo año la magia del amar al prójimo como a nosotros mismos, y trabajar nuestro día-a-día para la obtención del único don que nos lleva a la Luz: la Caridad.
Os invito a todos, compañeros de jornada, a hacer un verdadero renacimiento, una alquimia en la noche de Navidad llevando a vuestro grupo, pequeño o grande, el amor, el perdón, la esperanza, la compasión.
¡Si todos nosotros hacemos nuestra pequeña parte, el Planeta se iluminará en una Luz de Amor y Paz!