Algunas personas me han preguntado esta semana cómo hacer para enviar Amor… emanar Amor… especialmente en esos momentos en que nos sentimos heridos, lastimados… y desafiados, a veces sin motivo alguno aparente.
Cuando mi amiga querida me contó que enviaba amor en varias situaciones, me quedé tan encantada con todo que desde entonces he empezado a hacer eso. Y en la primera oportunidad que surgió probé a hacer como ella… enviar Amor a la persona que de alguna manera me hizo sentir triste por un acto que no lograba comprender… y me ocurrió naturalmente imaginar que de mi corazón salía energía de Amor, que yo encaminaba hacia esa persona… Fue tan nítido mi cambio respecto de esa persona que he continuado haciéndolo para todo lo que de alguna forma creaba un malestar que en mí producía alguna resistencia.
Cuando tienes algún conflicto con una persona querida, o cuando alguien que siquiera conoces te trata de forma agresiva, nuestro primer impulso generalmente es de que no nos gusta e incluso el de reaccionar con la misma moneda…
Pero cuando te paras un poquito y decides internamente cambiar esa reacción por la acción de enviar Amor, el simple hecho de que tengas esa intención ya opera un cambio muy grande. Comprendes que allí no hay una agresión gratuita y tampoco es algo ajeno a tu responsabilidad, toda vez que creamos nuestra propia realidad.
Percibes que allí está una gran oportunidad de liberación… y que en vez de tornarse un obstáculo en tu andadura y hacerte desistir, o retenerte por mucho tiempo en un conflicto interminable, en que cada parte defiende su punto de vista, aquello puede ser solamente un peldaño más que te haga avanzar… Cambias tu sintonía y… donde antes alimentabas con resentimientos o miedos, pasas a alimentar con Amor.
Enviar Amor… emanar Amor… puedes hacer como te lo pida tu corazón. De muchas maneras… El Amor puede estar en todo… en una mirada… en un gesto, en una intención. Puedes imaginar esa energía de Amor fluyendo desde tu corazón hacia las personas o las situaciones… hacia los objetos… Puedes inspirar y espirar amor… y cada vez más ese flujo se va haciendo nítido.
Está claro que para poner en práctica ese amor es preciso estar dispuestos a abrir mano de querer a toda costa defender nuestro punto de vista o tener siempre una respuesta preparada ante cualquier provocación de la vida.
Cuando realmente queremos crecer es bueno abrir mano de querer tener siempre la razón… dicho sea de paso, una razón que nos parece tener, basados en una visión muy limitada.
Se necesita coraje para detenernos un poco, antes de sólo reaccionar, una vez más… y darnos la oportunidad de elegir una forma distinta de enfrentar las cosas… y se necesita más coraje todavía para enviar amor cuando se nos hiere, que para reaccionar pagando en la misma moneda… Es mucho más fácil permanecer resentidos y pasar la vida en quejas interminables, que tener el valor de intentar algo que realmente lleve a cabo una transformación en nuestras vidas… Cambiar un montón de modos viejos de reaccionar… por Amor…
Cuando comprendemos que las personas o situaciones sólo están reflejando algo que no hemos logrado observar en nosotros mismos… se hace más fácil cambiar el dolor por la gratitud y el miedo por el Amor…
El Amor es nuestro derecho Divino… y cuando abrimos nuestro corazón él fluye suavemente, transformando todo a nuestro alrededor…