Desahogos del Alma Canalizada por: Maria Silvia Orlovas
Yo tengo la consciencia de que en todos los errores existen grandes aciertos, y también sé que cuando muchas veces nos parece que estamos acertando, estamos equivocándonos mucho. He venido en esta existencia con esta dicotomía, viviendo un sabio y un crío al mismo tiempo, porque mi corazón es el corazón de un niño. Mi corazón ama apasionadamente a las personas, ama apasionadamente la vida. Mi cuerpo envejece, mi corazón no. Mi mente se enrancia y a través del sufrimiento, ella que era tan alegre, ella que me encaminaba siempre con tantos impulsos, a veces me hace sentir cansado, deprimido, impotente. Yo sé que mi mente debería estar a mi servicio, no contra mí, pero yo no me culpo, porque existe dentro de mí, de ese corazón mío infantil, la comprensión de las cosas.
A veces siento un cansancio que me toma el cuerpo entero, parece que es aquel dolor que ya no va a salir de mí, parece que son aquellos alfileres que se han clavado y que nunca más van a salir de mí y acabo por desmotivarme con la vida y sé que yo quiero tener siempre motivación, yo sé de la importancia de la motivación y esto ya lo hice con tanta gente, ya he motivado a tanta gente, ya hice que tantas personas mirasen hacia delante, que no se abatiesen con el cansancio, que no se abatiesen con esas vicisitudes de la vida. Yo mismo ya he tenido tantas palabras buenas, tanto consuelo y confortación. Sabes aquello de tomar a alguien de la mano y llevarla por algún camino, decirle, no te pongas así, no te abatas porque eso va a pasar. Ya fui tan amigo. Ya fui tan amigo de tanta gente. Yo ya fui tan hermano de las personas y no sé serlo conmigo mismo. Yo no sé ser mi amigo, yo no sé ser mi hermano, yo no sé ser mi prójimo.
He traído para dentro de mí comportamientos muy difíciles, porque no acepto mis errores, yo no tengo la misma compasión, la misma aceptación. Sabes esta comprensión bonita, esa comprensión que tenemos con las personas más jóvenes, que uno dice, fulano se está equivocando, pero eso es así, ¡cuando se haga mayor, ya aprenderá! Yo nunca he tenido eso conmigo, siempre he sido muy cruel conmigo. Siempre he señalado mis errores con mucha crueldad. Yo sé que eso no es sabiduría, yo sé que procediendo así, no alivio mi carga, yo sé que procediendo así no disminuyo mi dolor, mi miedo, mi sufrimiento, pero aún es la manera que tengo de relacionarme conmigo mismo. Yo quiero cambiar esto, yo quiero ser más suave conmigo, yo quiero ser más blando en mis propios juicios, yo quiero ser más compasivo con mi dolor, pero todavía me hago muchas cobranzas.
Yo tengo la consciencia de mis errores que me gustaría tener menos, juro que me gustaría tener menos, me gustaría saber que me he equivocado menos, me gustaría culparme menos. Estoy muy, muy lastimado, mi corazón niño está dentro de un cercado de farpas de hierro. Mi corazón, mi plexo cardíaco, donde yo siento la vida, está muy lastimado. Yo tengo mucho que contar con la gracia de Dios para quitar mi corazón de tanto dolor, tanto dolor y ya no es el dolor del resentimiento de aquello que me han hecho, porque eso es tan poco, sino que es el dolor de mí mismo, dolor de mi poca Luz. Yo sé que hay tanta Luz en mi alma. Es como si tuviese dos Yo mismo. Uno que sabe, uno que siente y yo sé que mientras no conecte a los dos, mientras no ligue a esos dos, voy a estar lastimado, vacío y sufrido. Yo sé a qué personas amo y cómo amo a las personas que están cercanas a mí.
Dios sabe del agradecimiento, del profundo agradecimiento, del profundo respeto que siento por aquellos que están cercanos a mí. Yo sé que son muy pocas esas personas y tal vez sea una sola, pero estoy tan agradecido, tan agradecido de tener eso en mi vida, porque yo nunca he tenido familia, nunca he tenido ese sentimiento de acogida, de receptividad. Yo estoy tan agradecido de haber encontrado esto en mi vida, esto es un bálsamo, esto es una Luz, es una bendición e incluso me siento revigorizado, perdonado por Dios al tener esto conmigo hoy.
Gracias Dios. Gracias Dios, por esa Luz. Gracias Dios por esa Luz que tiene manos para abrazarme. Yo deseaba tanto tener más disposición para decir esto que siento. Es difícil para mí el hablar, no soy persona de muchas palabras. Hasta me defiendo con ellas, cuento historias, me río, porque yo sé usar las palabras, sé hacer que las palabras no muestren completamente mi alma. He aprendido esto a lo largo de mi vida y a veces, desgraciadamente aún estoy aprisionado y no le digo a quien amo, que yo amo, yo lo demuestro pero sé que a veces sería mejor si lo hablase. Estoy aprendiendo, pero aún no lo he logrado.
Gracias Dios, por tener quien me arrulle, porque yo siempre he querido alguien que me tomase las manos, alguien que pudiese ser cómplice en mi amor y eso fue tan difícil, tan sufrido. Hoy estoy profundamente agradecido. Esto es tan importante para mí. Yo agradezco por demás, ese cariño en mi corazón.
Muchas gracias Dios. Estoy tan aliviado de hablar de esto, de poder expresar ese sentimiento y se que estoy expresando un sentimiento bueno, otros buenos sentimientos vendrán. Es tan impresionante cómo a veces uno se distancia de su alma, temeroso hasta de sentir cuánto esta alma es Luz. Yo tengo cierto miedo a la Luz. Es como un deseo y un miedo al mismo tiempo. Yo la deseo porque sé que es buena, porque es cálida y la temo porque considero que va a mostrarme, a mí mismo, algunos defectos que no sé si estoy preparado para ver.
¡Todavía soy prisionero de esa culpa, pero creo que Dios me está liberando!
Rhadif es una persona común como tú y esta es la manera que ha encontrado de hablar a todo el mundo de aquello que considera muy importante. ¡La Vida!
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Publicado dia 5/7/2008 12:39:05 PM em STUM WORLD
