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El Representante Comercial

El Representante Comercial
Publicado dia 5/19/2008 11:16:07 AM em STUM WORLD

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Traducción de Teresa - [email protected]

Historias de Vidas Pasadas
Canalizada por: Maria Silvia Orlovas

Yo era un representante comercial y en mi equipaje cargaba las más diferentes hierbas, algunas pocas especias mezcladas con otras hierbas, sin mucho valor. Siempre había sido un comerciante, entonces aprendí a mezclar las cosas muy buenas con las cosas malas, y equilibrar así el valor. Siempre he sabido trabajar con muchas cosas al mismo tiempo. Siempre he tenido mucha habilidad para lidiar con las personas diferentes, con situaciones diferentes. Siempre he sido muy bueno en mis relaciones comerciales. Lo he aprendido con la vida, porque fui criado por una madre que muy pronto me abandonó. No tuve padre, mi padre nunca asumió su paternidad. He sentido mucho esa ausencia de familia y siempre he admirado a quien tenía familia y en realidad yo nunca he logrado constituir una, tener hijos, criar raíces. Mi mayor deseo era criar raíces, hacer que las cosas creciesen, que progresasen, nunca he logrado completamente realizar ese sueño.
Sé que por esta necesidad de la vida, esa confrontación que la vida ha puesto para mí, yo he aprendido a lidiar con las cosas materiales, con las personas, con sus sentimientos.

Entonces, así que perdí a mi madre, me uní a una trouppe de gitanos. Iban de paso, no eran personas a quienes yo conociese, no tenía intimidad con ellos, yo no era nadie, yo era un empleadillo, alguien que se quedaba allí en medio de esa trouppe de gitanos y con ellos he aprendido a lidiar con el comercio, he limpiado armas, he cambiado ruedas de carroza, he llevado a cabo trabajos muy, muy pesados, trabajos que no eran adecuados para un muchachito joven, enclenque, como era yo; pero había una sopa buena. Todos los finales de tarde las mujeres se reunían y cantando y disputando como era costumbre en aquella pandilla, ellas preparaban aquel caldo caliente y yo llenaba mi barriga y aquel sentimiento aquella satisfacción de tener la barriga llena, de tener una comida caliente, preparada por una mujer era algo extremadamente placentero ¡y hasta hoy lo asocio a cariño, afecto y amor!

La alimentación es importante para mí, una mesa bonita, me hace feliz ver una mesa bonita, una sopa preparada para mí, ¡un cariño para mí! Soy alguien extremadamente carente de ese tipo de atención femenina y entonces, yo que no tuve madre, yo que no he tenido familia, he recibido de ese pueblo todo eso, pero yo sabía que aquello era un préstamo, que yo estaba con aquel grupo de gitanos por un préstamo, yo sabía que no duraría mi vida entera y ellos me aceptaron bien, pese a que yo no era nadie, yo era tan pequeño, era tan crío, era tan insignificante de veras, que podría incluso ser un hijo de alguno de ellos y ellos me trataban muy bien, con mucho cariño, pero yo no acepté permanecer con ellos, no fueron ellos los que no me aceptaron. En verdad yo quería seguir un rumbo, yo tenía la idea de que podría crear mi propia vida, pero estar con ellos me fortaleció cierta vena para el comercio, una actividad así, una fuerza que yo tenía para estar con las personas, para negociar con las personas, para hablar de plazos, para hablar de dinero, para hablar de sueños, para estar allí ¡y yo hice eso!

Cuando me hice un joven podría incluso haberme casado con alguna de las chicas de aquella tribu, pero tiene gracia, yo no sentía que formase parte de aquel grupo, yo no sentía que ellos me respetarían. ¡Eso es! Creo que yo tenía aquella sensación de que para ellos yo sería siempre una especie de factótum y yo no era un esclavo, porque yo era tan bien tratado, pero no sería igual a ellos y por este sentimiento, ¡yo no quise unirme a nadie! Eran chicas lindas las chicas de mi tribu, de la tribu de ellos, pero yo no tengo el derecho de enamorarme de una de ellas, porque yo no quería ser diferente a nadie, yo creía que sería tratado con inferioridad, yo sería inferior a ellos, yo no podía ser inferior a ellos, yo no podía ser inferior, yo quería construir mi vida en un lugar donde fuese igual a cualquier otra persona, yo quería desprenderme de ese complejo de inferioridad, ellos no me han colocado ese complejo, yo sé muy bien que para ese grupo de personas tan sólo tengo agradecimientos, pero ¡yo me sentía así!

Entonces, ¡me hice al mundo! Ellos me dieron el caballo, me dieron ropas, me besaron, me abrazaron y cuántas veces me he arrepentido de haber sido tan orgulloso y de no haberme quedado con ellos, cuántas veces me he culpado por no haber visto en aquellas personas mi familia, porque a medida que envejecí, que enveredé por tantos otros caminos, me di cuenta de que ellos me habían tratado como a un igual, pero entonces ya no había nada que hacer. Cómo encontraría yo en este mundo de Dios a aquel grupo. Cómo iba a encontrarlo, y después de muchos años, sé que podría incluso haberlos encontrado, yo sabía los caminos que ellos harían, yo sabía los derroteros, ¡pero qué les iba a decir!
¡He sido muy perjudicado por mi orgullo, me he visto muy perjudicado por esta tontería de no querer ser igual a los otros, de defenderme, de resguardarme! ¡Esto fue todo ridículo en mi vida, fue ridículo, porque yo podría haber sido mucho más feliz si no fuese esta bestia orgullosa que fui!

He tenido muchas mujeres, me he realizado como hombre, sexualmente, pero yo soñaba con aquellos cabellos negros, yo soñaba con aquellos ojos profundos, yo soñaba con aquellos cabellos a que podía echar mano y sujetarlos en mis manos, yo soñaba con una declaración de amor que podría haberle hecho a aquella chica tan bonita, ¡a aquella gitana! No tuve coraje, me consideré inferior a ella y eso dolió tanto que nos separó y en todas las otras mujeres que he tenido, he intentado encontrar la morbidez de aquella piel que nunca he tocado, la frescura, el perfume de aquellos cabellos que nunca he podido aspirar, la familia que ella podía haberme dado y no me dio porque no me atreví a pedírselo, ¡no osé estar con ella! Yo sabía que ella había constituido otra familia, que había creado su historia y sabía que aquel amor era un amor juvenil, era un amor puro, era un amor incluso por mi parte completamente desinteresado, pero yo nunca me he atrevido a vivir mis sueños ¡porque nunca me he considerado merecedor!Yo tengo miedo de mí, muchos deseos de mejorar mi vida, de demostrar que tengo valor y sé que hoy vengo a decir esto a mí mismo, que eso sólo será posible cuando crea en mí, cuando crea en mis propios sueños, en mi fuerza, en mi alma, en mi fe, ¡cuando yo sea capaz de mirarme al espejo y ver allí reflejada mi propia luz!
Dios, por qué soy tan difícil conmigo mismo, por qué soy tan resistente a mi corazón, por mis buenas intenciones, por qué tengo tanta dificultad en reconocer mi luz, por qué tengo tanta dificultad en ver las cosas buenas que tengo dentro de mí y sé que hoy en mi vida nadie me cobra, soy yo el que se cobra, ¡yo me cobro todos los errores, todos los pequeños males, mis incapacidades!

¡Dios es tan generoso para conmigo! Dios me ofrece siempre tantas ocasiones de ser feliz, el caso es que me he convertido en un Representante Comercial y andaba por aquellas carreteras conociendo siempre todos los caminos, sin nunca haber osado detenerme, sin nunca haber osado casarme, sin nunca haber osado constituir una familia, tener hijos, cosas que mi alma deseaba tanto, mi alma siempre ha querido escribir historias ¡y yo me niego a esto desde hace mucho tiempo!
¡Hoy vengo a este camino de liberación! ¡Sé que estoy más cercano a mi luz, más cercano al punto de encuentro de mi corazón! Sé que mi camino es el camino de la aceptación ¡y no es aceptar las dificultades de la vida como había pensado que debería ser! ¡Es aceptar mi luz! Reconocer las cosas buenas que tengo dentro de mí! ¡Reconocer que mi mano es cálida! ¡Reconocer que mi abrazo es sincero! ¡Reconocer que mi alma es Luz, que mi pecho es leve! ¡Tengo mucha necesidad de trabajar en el reconocimiento de mis fuerzas, de mis capacidades! ¡Deseo mucho recibir este regalo de mí mismo, pues sé que este regalo será infinitamente mayor que cualquier otro regalo que el mundo, que Dios o persona alguna pueda darme!

¡Mi mayor regalo será reconocerme!

por Jaime Benedetti

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