Un día en que me sentía especialmente sensible, me he puesto triste con la actitud de alguien… Después comprendí que aquella situación – que al principio me había traído un sentimiento de tristeza – en verdad se ha revelado como un gran aprendizaje…
Más tarde, comentándolo con una amiga, le hablé de cómo esa claridad me había aportado más facilidad para perdonar a esa persona… y ella entonces me dice que… el perdón, a un nivel más profundo, sólo tiene lugar cuando comprendemos que el otro sólo ha sido un instrumento de que se ha servido el Universo para nuestro crecimiento…
En otra conversación sobre el mismo tema recuerdo haberle dicho que permanecer recordando acontecimientos que nos han herido (que hemos permitido que nos hiriesen) es una gran pérdida de tiempo y de energía, a lo que ella me contesta…
- Es un perdón.
Como si perdón significase también pérdida grande.
Colgué el teléfono y pensé que yo nunca había hecho la conexión de la palabra perdón con pérdida… y, viajando en esa historia, me he ido dando cuenta de cómo la mayor parte de las veces en que nos sentimos dolidos con alguien o con nosotros mismos, eso viene porque sentimos que esa persona o situación nos ha hecho perder algo…
O perdemos la alegría, o perdemos la esperanza… o perdemos una imagen positiva que los demás tenían de nosotros… en fin… muchas otras pérdidas que pueden asociarse al hecho de que tengamos dificultad para perdonarnos o perdonar a alguien…
Buceando un poco más en esas pérdidas he comprendido cómo… quien se siente ofendido o lastimado no es nuestro Yo más profundo, sino nuestro ego, que no comprende que todas las situaciones que pasamos son además ocasiones de aprendizaje y crecimiento, por más dolorosas que sean…
Incluso donde estamos recogiendo el fruto de nuestras acciones pasadas, siempre existe la semilla de un nuevo aprendizaje; y hacer que ese aprendizaje dure más o menos tiempo corresponde a nuestro libre albedrío…
Si partimos de ese principio, de que todas las situaciones que pasamos traen ocasión de aprendizaje, observaremos que, donde antes veíamos una pérdida, existe en realidad… una ganancia… y que la verdadera pérdida que hemos sufrido concierne al tiempo y a la energía que consumimos para hacer que aquellas situaciones continúen lastimándonos e hiriéndonos cada vez que nos acordamos de ellas y las alimentamos…
Siempre podemos elegir el valor que otorgamos a cada cosa… si optamos por permanecer en la postura de eternas víctimas de las personas y de las situaciones, esto será siempre y tan sólo una pérdida de tiempo y energía… al paso que, si elegimos mirarlas como ocasiones perfectas que el Universo, en su sabiduría infinita, nos propicia para nuestra evolución… transformaremos cada vez más esa idea de pérdida en ganancia; aquellos que han sido utilizados por el Universo como instrumento para nuestro aprendizaje, pasarán a ser mirados como portadores de Luz… y el perdón vendrá de forma natural y más profunda…
Mandala del Perdón
Para meditar con esa mandala no tienes más que contemplarla con los ojos muy relajados… cuando entiendas que está bien, cierra los ojos y siente esa energía de perdón expandirse suavemente a todas las áreas de tu vida que van a beneficiarse con ella…